Prejuicio religioso

Gracias, en primer lugar, por la sensibilidad e inter¨¦s demostrados por los profesionales de EL PA?S en recientes reportajes por informar y dar a conocer la realidad de las minor¨ªas religiosas y, en particular, de las Iglesias protestantes, hist¨®ricamente perseguidas y marginadas en Espa?a.

Aunque parezca mentira, 30 a?os de democracia no han sido suficientes para erradicar del todo algunos t¨®picos y estereotipos arraigados en la cultura acerca de las Iglesias procedentes de la reforma, entre otras cosas porque ¨¦stos siguen siendo alimentados deliberadamente por sectores nost¨¢lgicos de la sociedad, quienes recurren a ellos para sembrar la sospecha y alimentar el prejuicio religioso.

Tal es el caso del diputado por Madrid del PP Jes¨²s L¨®pez-M¨¦del -observador en la OEA-, autor del art¨ªculo de opini¨®n titulado Guatemala, un volc¨¢n (EL PA?S, 31-08-2007), quien en su particular descripci¨®n de la compleja situaci¨®n pol¨ªtica y social guatemalteca se despacha con la siguiente frase: "Tambi¨¦n es diversa la implantaci¨®n de religiones, pues junto al catolicismo y el sincretismo con creencias aut¨®ctonas son influyentes sectas protestantes, varias financiadas desde EE UU".

Hay que tener arte para, en tan breve espacio, expresar tanto prejuicio hacia el cristianismo protestante -confesi¨®n religiosa a la que pertenece el 25% de la poblaci¨®n guatemalteca- aludiendo a los viejos t¨®picos empleados hist¨®ricamente por los agentes de la contrarreforma. "Las Iglesias protestantes no son tales", ya lo record¨® recientemente Benedicto XVI en su visita a Brasil, "sino sectas"; y no son "aut¨®ctonas", como el catolicismo y el sincretismo, sino que son "financiadas desde EE UU".

Cabe preguntarse: ?es este empleo subliminal del lenguaje parte del nuevo impulso "evangelizador" promovido desde Roma para la regi¨®n, a trav¨¦s de leales amanuenses estrat¨¦gicamente situados en los organismos internacionales? Otra pregunta: ?a qu¨¦ viene el tema de la financiaci¨®n desde EE UU? ?Har¨¢ falta recordarle al autor que los cristianos protestantes -adem¨¢s de sostener de sus propios bolsillos a sus iglesias y pastores- financian a la Iglesia cat¨®lica con sus impuestos, a trav¨¦s de los presupuestos de los distintos Estados, con los que esta instituci¨®n religiosa mantiene anacr¨®nicas situaciones de privilegio.