Catalu?a, Francfort, Galicia
La feria del libro de Francfort es m¨¢s que una feria, es un escaparate cultural para el mundo. Se apalabran tratos, se mueve la mercanc¨ªa, se compran y venden los libros de poes¨ªa, novela, matem¨¢ticas o econom¨ªa, es un evento comercial y cultural valioso en si mismo pero, sobre ello, la feria es la presentaci¨®n en sociedad de un pa¨ªs y su cultura ante el mundo. Este a?o la invitada es la cultura catalana. Todo un logro para una lengua, para un pa¨ªs que no tiene estado propio. Es la primera vez que eso ocurre. Antes de esto la literatura catalana ya fue la invitada en la gran feria del libro de Guadalajara (M¨¦xico) as¨ª pues no es una una loter¨ªa ca¨ªda del cielo sino un proyecto que ya tiene a?os, que pas¨® de una administraci¨®n auton¨®mica a otra de signo distinto y se continu¨®. Un objetivo ambicioso que fue estudiado, planificado, ejecutado con constancia y profesionalidad por una sociedad que tiene sentido de pa¨ªs y que, por mucho que se enrede ella misma a veces en disquisiciones torpes y por mucho que desdibujen su imagen los medios de comunicaci¨®n centralistas, est¨¢ bien orientada en este tiempo tan abierto.
Naturalmente que eso es posible porque Catalu?a tiene una lengua propia, Barcelona es la ciudad del libro, sede de una gran tradici¨®n e industria de la edici¨®n pero sin la lengua catalana muy probablemente no existir¨ªan como un pa¨ªs, como un ser aut¨®nomo, y con seguridad no se habr¨ªan presentado nunca ni en Guadalajara ni en Francfort. Galicia tambi¨¦n tiene una lengua propia, nada menos que la cabecera hist¨®rica del portugu¨¦s, pero ah¨ª se acaban las semejanzas. No tenemos industria del libro, pero sobre todo no tenemos un proyecto de pa¨ªs. S¨®lo podemos desearle a nuestros catalanes que tengan fortuna en su empresa y que el camino que ellos abren pueda ser aprovechado por los dem¨¢s. Galicia no puede acariciar el sue?o de algo as¨ª, fundamentalmente porque no tenemos valor para ello, y nos consolamos con enredos para consumo interno, nada que sea serio y con un alcance que no exceda nuestra prensa y telexornal. Tener conciencia de pa¨ªs y, en consecuencia, un proyecto colectivo permite que cada habitante se pueda sumar libremente a ese proyecto. Sin proyecto global no hay nada a lo que sumarse. En ese caso en vez de trabajar para el pa¨ªs se trabaja para el ingl¨¦s. Porque cada uno trabaja para s¨ª, pero ese trabajo, si hay una sociedad viva, revierte en nuestro entorno, tiene rendimiento social, enriquece a todos.
Reflexiono sobre esto volviendo en avi¨®n de Barcelona. El pasaje son fundamentalmente catalanes que vienen pasar unos d¨ªas a Galicia (dicen "a Galicia", no dicen a Santiago o A Coru?a o Vigo; ven m¨¢s que nosotros) y j¨®venes gallegos que vuelven a casa. Los catalanes, mayores, j¨®venes y ni?os, hablan catal¨¢n. Los gallegos, salvo alguna excepci¨®n, hablan castellano con nuestro acento. Se le pueden dar muchas vueltas a esto, tiene muchas lecturas y opiniones, razones hist¨®ricas, econ¨®micas, sociol¨®gicas, familiares, sicol¨®gicas..., la leche en verso, pero quiz¨¢ haya una muy simple: son j¨®venes educados para emigrar, son personas que hemos formado para la exportaci¨®n. No fueron educados para crear riqueza y recursos aqu¨ª, sino que son la continuaci¨®n de generaciones y generaciones de gallegos que creen saber que aqu¨ª no hay futuro, que Galicia no es su futuro, y que el futuro, la vida, est¨¢ ah¨ª fuera en ciudades donde el gallego s¨®lo nos sirve para la vida personal (La vida personal es la vida verdadera, pero permitan que deje ahora de lado eso, precisamente lo importante).
Esos j¨®venes no son menos inteligentes que otros, puede que incluso lo sean m¨¢s, pues vienen de una sociedad donde despejamos inc¨®gnitas de ecuaciones complejas cada d¨ªa, pero nos van a ser de poca utilidad. Ya tienen ahora las cabezas en otra parte, y detr¨¢s de la cabeza se ir¨¢n todos ellos. No van a crear riqueza aqu¨ª, no van a trabajar para este pa¨ªs, enriquecer¨¢n con su creatividad y su trabajo a otros pa¨ªses que los reciban. Puede que algunos acaben en esa Barcelona y entonces, paradoja, para ascender profesionalmente tendr¨¢n que aprender catal¨¢n. S¨ª, hablar¨¢n castellano, o ingl¨¦s, o alem¨¢n, o catal¨¢n cuando no hablan el idioma de su Galicia. Porque hay pa¨ªses que abren camino y otros que chupan rueda.
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