La pol¨ªtica catalana, a debate
Esta semana se va a celebrar el debate de pol¨ªtica general en el Parlament de Catalu?a. Mucho se le tienen que torcer las cosas al Gobierno de Montilla para que salga malparado del debate. Contrariamente a lo que se podr¨ªa esperar hace tan s¨®lo unas semanas, la oposici¨®n -particularmente CiU y PP pues ya dejo a un lado a Ciutadans-Ciudadanos porque parece que a¨²n no han encontrado en el hemiciclo ni el lugar donde se ubican sus tres esca?os- encara este debate con m¨¢s problemas internos que el Gobierno y con menos munici¨®n dial¨¦ctica de la que se podr¨ªa esperar despu¨¦s de un verano, por no decir un a?o, horribilis en lo que a afectaciones en las infraestructuras b¨¢sicas se refiere.
La muerte pol¨ªtica de Josep Piqu¨¦, premeditada y asistida desde la madrile?a calle de G¨¦nova, deja a Daniel Sirera, y en consecuencia al PP, en una debilidad propia del debutante que llega como actor principal cuando la funci¨®n ya estaba en marcha y nadie le esperaba. Su intervenci¨®n, prevista para la tarde del jueves, ser¨¢ el momento m¨¢s relevante de toda la carrera pol¨ªtica de Sirera hasta ahora. A pesar de no ser un diputado novel, tendr¨¢ que tener una gran entereza para que los nervios del momento no le traicionen. Pero al margen de estas consideraciones y por lo visto hasta ahora, el riesgo que tiene el dirigente popular es que consolide su imagen p¨²blica a semblanza de lo que fue Vidal-Quadras. El problema es que esto ocurre, claro est¨¢, sin serlo y 15 a?os despu¨¦s. No es tan evidente que en la Catalu?a de hoy el discurso vidalquadrista funcione como a Alejo Vidal Quadras le funcion¨®. Nadie deber¨ªa olvidar que contra Pujol el vidalquadrismo lo ten¨ªa m¨¢s f¨¢cil. A pesar de que determinadas pullas antinacionalistas pueden parecer tonificantes para un determinado votante popular y, sobre todo, para atraer a esas ovejas descarriadas que se fueron con Ciutadans en las pasadas elecciones, el reto del PP catal¨¢n est¨¢ en si se decide a ir a comer el espacio m¨¢s conservador y derechista de CiU -cosa que le obliga a moderar su discurso antinacionalista- o si prefiere buscar su gloria en el eje marcadamente antinacionalista. Sin embargo, hay que reconocer que si Sirera no marca la diferencia de forma muy visible -y eso s¨®lo puede ser a trav¨¦s de un discurso muy de derechas y antinacionalista- su aportaci¨®n en el debate de pol¨ªtica general puede quedar diluido, pasar inadvertido y, lo que ser¨ªa peor, quedar superado por Rivera y lo que queda de Ciutadans. Probablemente, y dadas las circunstancias, lo mejor que puede hacer Sirera es plantear el discurso en clave de las elecciones espa?olas de marzo, fijando ya algunas ideas de fuerza y marcando territorio para desgastar a Zapatero.
A Mas a¨²n nadie le ha matado pol¨ªticamente, a pesar de que en su entorno ya hay m¨¢s de uno que cree que no conseguir¨¢ sobrevivir a esta traves¨ªa que protagoniza desde 2003 y que se empieza a intuir muy larga. Tan larga que empieza a tener rasgos similares a la que protagoniz¨® Obiols, quien ni con su parsimonia e inteligencia pol¨ªtica (muy superior a la media de sus colegas de profesi¨®n) la consigui¨® superar con ¨¦xito. Pero al margen del estado an¨ªmico de Mas, y sabiendo que tambi¨¦n es un profesional que puede superar momentos personales dif¨ªciles, lo m¨¢s complicado para Mas (y no es un juego de palabras) ser¨¢ c¨®mo erosionar la cohesi¨®n y credibilidad del Gobierno sin que le digan desde los bancos de la mayor¨ªa: "Y en tu casa, m¨¢s". Los de CiU est¨¢n jugando a encender hogueras al borde de un bosque en un periodo de sequ¨ªa y, claro est¨¢, al final se pueden quemar y originar un incendio que avance sin control, suponiendo que no est¨¦n ya en esa situaci¨®n. No es s¨®lo Duran y Uni¨® los que pierden en este juego de las diferencias exhibicionistas con el cual nos sorprenden a diario. CDC y Mas tambi¨¦n pierden. Pierden en credibilidad, moderaci¨®n, simpat¨ªas de sus electores y en capacidad de hacer oposici¨®n. Una de las hip¨®tesis que cada vez gana m¨¢s fuerza es que en CDC la separaci¨®n la dan como segura y, puestos a que eso ocurra, mejor que sea antes de las legislativas espa?olas y evitar as¨ª que los de Uni¨® saquen provecho de la coalici¨®n. Quiz¨¢ ¨¦se no sea un planteamiento tan malo ya que si se da como probable que romper la mayor¨ªa de izquierdas en Catalu?a ser¨¢ muy dif¨ªcil en 2010, provocar que los problemas de separaci¨®n en CiU sean ahora les va a permitir a los de CDC disponer de siete a?os para que la herida en el electorado cicatrice. Lamentablemente para Mas y Duran, el acuerdo del pasado viernes no les otorga mucha credibilidad y no son pocos los que ya asumen que m¨¢s pronto que tarde volver¨¢n a airearse sus desencuentros. En cualquier caso, Mas se puede plantear este debate con tranquilidad, sabiendo que sale de entrada como perdedor. Buscar un cuerpo a cuerpo con el Gobierno de Montilla no parece lo m¨¢s recomendable ya que el efecto bumer¨¢n es harto probable. Con lo cual la discreci¨®n y la moderaci¨®n dial¨¦ctica le puede ser lo m¨¢s beneficioso.
Estando as¨ª las cosas, a Montilla no se le presenta un mal debate. Ahora bien, si se conforman ¨¦l y su equipo planteando un debate para salir del paso, va a perder una oportunidad para intentar modificar la percepci¨®n ampliamente asumida entre la opini¨®n p¨²blica y seg¨²n la cual en el Gobierno actual se ha encontrado la paz que Maragall no tuvo a cambio de sacrificar liderazgo. Hay pocas opiniones tan compartidas como la que estamos -pol¨ªticamente hablando- bajo la ausencia de liderazgo. Pocos creen saber a ciencia cierta cu¨¢l es la misi¨®n clara de este Gobierno y tampoco la visi¨®n que del pa¨ªs y del futuro tienen. Es evidente que eso no se improvisa ni se fija en un solo debate de pol¨ªtica general. Pero ahora que la oposici¨®n est¨¢ ocupada m¨¢s en sus cosas que en las del Gobierno, es cuando el Gobierno en general y Montilla en particular deber¨ªan arriesgar, ir a por nota. Lo necesita el Gobierno, lo necesita Montilla y lo necesita sobre todo el pa¨ªs. L¨®gicamente arriesgar en el debate -es decir, mirar el futuro, ayudar a crear y a creer en horizonte, etc¨¦tera- tiene riesgos. Pero esos riesgos son mucho menores que seguir alimentando la leyenda que en este pa¨ªs ya no hay liderazgo pol¨ªtico.
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