Geometr¨ªa, materia y forma
Desde que en 1970 Pablo Palazuelo public¨® su primer texto en L'Art vivant, escrito en 1961, no ces¨® de reflexionar sobre geometr¨ªa, materia y forma. Nunca se consider¨® ni poeta ni pensador, pero sus escritos han constituido un aut¨¦ntico corpus a trav¨¦s del cual entender su arte y trayectoria.
Palazuelo, en cuyo trabajo son centrales la b¨²squeda y el descubrimiento de las formas y sus significados, ha sido el soltero de las m¨¢quinas deseantes de Marcel Duchamp; pero tambi¨¦n, como Paul Klee, el artista solitario. Al igual que en las pinturas de este ¨²ltimo, existe en las de Palazuelo un componente de juego que usa lo familiar en una sucesi¨®n de relaciones no familiares para materializar lo desconocido, y que siempre es din¨¢mico: una serie de relaciones entre la fuerza que mueve y lo movido. Si atendemos a lo que se ha escrito sobre ¨¦l, la obra de Palazuelo se nos mostrar¨ªa como tardomodernista, ignorando la ruptura que supusieron el minimalismo primero y el arte conceptual, despu¨¦s. No habr¨ªa nada de teatral en sus cuadros, los cuales, por el contrario, deb¨ªan responder a una verdad interior y sublime. Pero en cambio sabemos que, en sus dibujos y pinturas, Palazuelo no parte de una idea establecida, ni siquiera busca la forma un¨ªvoca, sino que para ¨¦l lo importante son las relaciones que se establecen entre esas formas. Tales formas tienen algo de cin¨¦tico, en el sentido de que son abiertas y es el espectador quien ha de completarlas.
Para Palazuelo, como para muchos artistas que trabajaron con formas concretas, la repetici¨®n es consustancial a su trabajo. Sin embargo, significativamente ¨¦l nunca habla de series, sino de familias. Estas familias no son el fruto de las variaciones virtuosas sobre un tema, ni de la voluntad de adquirir un estilo signatura, sino consecuencia del an¨¢lisis de las estructuras, y de las necesidades y sensaciones ps¨ªquicas positivas que le producen.
La obra de Palazuelo tiene, como la de la primera ¨¦poca de Lygia Clark o la de Gego, un car¨¢cter definitivamente teatral: no busca la especificidad de lo pict¨®rico o lo escult¨®rico, sino que ocupa un espacio h¨ªbrido, cambiante, no literal pero s¨ª concreto, que ha de ser completado necesariamente por el espectador, exigiendo su participaci¨®n. Al igual que hicieran ambas artistas latinoamericanas, las investigaciones formales de Palazuelo constituyen una especie de ruptura de los postulados modernistas desde dentro, con la salvedad de que la ruptura de Palazuelo se fundamenta en una "literalidad" ps¨ªquica, interiorizada, que no es objetual como era la del minimalismo.
Si el minimalismo se vio a s¨ª mismo como un punto y aparte respecto a la modernidad trascendente de los a?os cuarenta y cincuenta, la obra de Palazuelo ser¨ªa su inversi¨®n. Como en las teor¨ªas de la antropofagia que en los a?os veinte promov¨ªa Oswaldo de Andrade en Brasil, el artista soltero habr¨ªa absorbido y canibalizado las formas hegem¨®nicas dominantes, invirti¨¦ndolas como modo de relacionarse con ellas.
As¨ª, el lenguaje art¨ªstico de Pablo Palazuelo deviene de suma actualidad tanto por la intensidad de su desarrollo como por lo oportuno de su discurso. Y es desde la actualidad desde donde nos aproximamos a su obra, para entender mejor a un artista que ya desde los inicios de su trabajo supo concebir la pintura como proceso y enunciado en el sentido material y performativo que Foucault le otorg¨® a este t¨¦rmino.
Manuel J. Borja-Villel es director del Macba.
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