Retratos de la China colosal
Jos¨¦ Manuel Ballester presenta en Casa Asia el resumen de sus viajes a Oriente
Hace unos ocho a?os, Jos¨¦ Manuel Ballester (Madrid, 1960) recibi¨® en su estudio madrile?o la visita de un coleccionista chino. Se llamaba, y se llama, Fang Xin Ming, un industrial amante del arte deslumbrado por las pinturas y fotograf¨ªas arquitect¨®nicas de Ballester.
Le interesa ir a lo b¨¢sico, a lo m¨¢s rotundo, a lo m¨¢s simple
Le habl¨® con tal entusiasmo de la fiebre constructora surgida por el milagro de la nueva China que el artista madrile?o no pudo sustraerse a ser testigo del espect¨¢culo. Equipado con dos c¨¢maras, una anal¨®gica de fuelle y otra digital, empez¨® su aventura creativa en China. A lo largo de dos a?os realiz¨® cinco viajes de un mes de duraci¨®n. Cada uno de ellos, en distintas estaciones del a?o, comprobando en directo los sofocantes veranos y los heladores inviernos. El resultado de su fascinaci¨®n por el gigante chino fueron centenares de fotograf¨ªas, miradas perplejas ante las nuevas construcciones, que aumentaban en proporciones geom¨¦tricas en cada uno de sus viajes. Todas eran hiperarquitecturas para las megal¨®polis de Oriente: redes de metro y de autopistas, torres gigantescas de edificios para vivienda social, palacios para la m¨²sica y estadios para las pr¨®ximas olimpiadas. Eligi¨® cuatro ciudades: Pek¨ªn, Hong Kong y Shanghai, y una megaurbe de nueva planta, Zhengzhaou.
La primera selecci¨®n de este trabajo se expuso antes del verano en la propia China, en la Central Academy of Fine Arts de Pek¨ªn, dentro del programa del A?o de Espa?a en China. Una selecci¨®n m¨¢s reducida se expuso posteriormente en la sede barcelonesa de Casa Asia y ahora, a partir del d¨ªa 8, Casa Asia de Madrid mostrar¨¢ una treintena de obras de gran formato escogidas por el propio artista.
Jos¨¦ Manuel Ballester, que pese a su juventud ha protagonizado decenas de exposiciones individuales dentro y fuera de Espa?a, tanto en galer¨ªas como en museos, siente que la experiencia asi¨¢tica ha tenido una repercusi¨®n importante en su forma de trabajar la fotograf¨ªa. El primer viaje le coincidi¨® con el deslumbramiento del Photoshop y las nuevas posibilidades que facilitaba Internet. "Photoshop es un arsenal de opciones inconmensurable para el artista", reflexiona, "es todo un continente visual que el ser humano desconoc¨ªa. Creo que es como cuando Col¨®n descubri¨® Am¨¦rica. En ese momento no se sab¨ªa bien la magnitud del descubrimiento. S¨®lo se vio despu¨¦s".
En sus primeras fotograf¨ªas en China se nota el uso del tratamiento digital. Hay una plaza de Tiananmen con el cielo ennegrecido por el ordenador, hay rascacielos coronados por colores. "Pero del entusiasmo se pasa a la reflexi¨®n y al control del uso de las nuevas tecnolog¨ªas. No te puedes volver loco. Es como cuando vas a unos grandes almacenes a comprar zapatos y vuelves con un mont¨®n de paquetes llenos de cosas absurdas y sin el par de zapatos. Tienes que ir con una lista clar¨ªsima y atenerte a ella".
Ballester a?ade que en este momento de su vida art¨ªstica le interesa ir a lo b¨¢sico, a lo m¨¢s rotundo, a lo m¨¢s simple. Formas elementales para mensajes esenciales (inquietudes, pesadillas, obsesiones). "No creo que el arte pueda cambiar las cosas, pero s¨ª puede hacer que las veas de otra manera. Soy incapaz de verbalizar lo que busco, pero s¨¦ que tienes que mantener en forma tu cabeza y tus sentimientos porque nada est¨¢ hecho para siempre".
Le preocupan muchos temas cotidianos, aunque reconoce que el arte puede ayudar a reflexionar pero no a resolver. "Las guerras no se acabaron con el Guernica de Picasso, pero seguro que ese mural movi¨® muchas conciencias. Creo que el arte no debe limitarse a decorar paredes, puede hacer que la gente cambie su percepci¨®n de las cosas. Al menos de algunas. Tiene que servir para colaborar en causas que parecen perdidas. En tu obra te juegas tu propia vida y tienes que transmitir autenticidad".
Y en aras de esa autenticidad, Ballester es uno de los pocos artistas de su nivel que carece de representante y de galer¨ªa exclusiva. Cree que eso le llevar¨ªa a convertirse en una marca, algo que le aterroriza. Trabaja para galer¨ªas de Pek¨ªn, Toronto, Nueva York, Par¨ªs, R¨ªo de Janeiro y Madrid (Distrito Cuatro y Estiarte). Se ocupa directamente de las negociaciones. En estos momentos prepara tres nuevas exposiciones fuera de Espa?a. "Me hubiera interesado trabajar en exclusiva para una galer¨ªa cuando empezaba. Ahora prefiero ser el responsable ¨²nico de mi trabajo. Y lo que busco es capturar lo que me llama la atenci¨®n para devolv¨¦rselo a los dem¨¢s con toda la armon¨ªa posible".

Babelia
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