Electrodos para el dolor intratable
La neuroestimulaci¨®n ayuda a aliviar el sufrimiento resistente a todas las terapias
No son muchas, pero algunas personas no pueden llevar una vida normal por culpa del dolor. Ni siquiera los analg¨¦sicos m¨¢s potentes, como la morfina y otros opi¨¢ceos, consiguen mitigarlo. Su vida se desploma. Este dolor de muy alta intensidad afecta a un n¨²mero impreciso de espa?oles. Faltan datos precisos, pero la cifra de afectados oscila entre un 1% y un 8% en la poblaci¨®n mundial. Algunos autores se?alan que su prevalencia en las cl¨ªnicas del dolor es del 27%. Muchos de los que lo padecen presentan m¨¢s de un cuadro doloroso que conduce a ciertas dificultades para clasificarlo. Es un dolor complejo y, a pesar de los recientes avances en su fisiopatolog¨ªa y tratamiento, contin¨²a siendo una causa de sufrimiento y de incapacidad importante.
El paciente controla la terapia: puede encender y apagar el aparato y modular la intensidad
Todav¨ªa no se sabe qu¨¦ parte de la mejora se debe a las expectativas del propio enfermo
Casi un tercio de los pacientes con dolor de espalda en tratamiento analg¨¦sico pueden sufrir este tipo de dolor. Muchos de ellos ya han sido sometidos a una cirug¨ªa de columna para corregir el dolor y, aun as¨ª, ¨¦ste permanece e incluso puede agravarse. En EE UU, de los 200.000 pacientes intervenidos cada a?o, casi el 30% sigue con molestias que, en algunos casos, "no pueden ser controladas con los tratamientos habituales, como fisioterapia o f¨¢rmacos", asegura Joan Molet, del hospital Santa Creu i San Pau (Barcelona).
El problema es que estos pacientes no suelen responder a las terapias convencionales ni al manejo terap¨¦utico aplicado en las unidades del dolor. Por eso son tributarios de t¨¦cnicas que se han denominado de neuromodulaci¨®n o cuarto escal¨®n terap¨¦utico de la OMS.
Hace a?os, muchos de estos pacientes se ve¨ªan condenados a una existencia dolorosa e incapacitante. Como Montserrat Blanco, que con s¨®lo 54 a?os ya ha sido sometida a ocho intervenciones de columna para el tratamiento de su dolor y ha permanecido 11 a?os sin poder hacer una vida normal. El caso de Montserrat se denomina s¨ªndrome de cirug¨ªa fallida del raquis o de espalda y, aunque no es muy frecuente, sus consecuencias son incapacitantes en la mayor¨ªa de los casos. Su tratamiento habitual se basa en la fisioterapia y en el soporte farmacol¨®gico, clave del tratamiento del dolor neurop¨¢tico. "El manejo del dolor en estos pacientes es complejo, aunque afortunadamente disponemos de un gran arsenal terap¨¦utico", afirma Jos¨¦ Ram¨®n Gonz¨¢lez-Escalada, del hospital Ram¨®n y Cajal de Madrid.
La estimulaci¨®n medular, basada en el uso de estimulador implantable que modula el dolor, es una alternativa para algunos de estos enfermos. Utilizada desde hace m¨¢s de 30 a?os, sus resultados, dependiendo de los estudios, var¨ªan entre un 30% y un 80% en el control del dolor. Ahora, un estudio publicado en la revista Pain indica que su efectividad en personas con s¨ªndrome de cirug¨ªa fallida del raquis alcanza el 50%.
La t¨¦cnica, explica Molet, consiste en la implantaci¨®n de uno o dos electrodos en el espacio epidural. Durante una primera fase se realiza una prueba intraoperatoria y se reproduce la misma estimulaci¨®n que el paciente tendr¨¢ en el futuro mediante un estimulador de prueba externo. Al activar dicho estimulador, el paciente experimenta una sensaci¨®n de cosquilleo u hormigueo similar a la de un pie dormido, llamada parestesia, y la zona donde el paciente refiera la parestesia debe coincidir con el ¨¢rea dolorosa habitual para que la estimulaci¨®n sea efectiva a largo plazo.
El electrodo se conecta al estimulador de prueba externo y se valora su efectividad durante una o dos semanas, en las que el paciente es dado de alta y se le recomienda una vida normal. Si el alivio del dolor es mayor o igual al 50% y el enfermo est¨¢ satisfecho, se coloca un estimulador definitivo totalmente implantable, similar a un marcapasos, que se colocar¨¢ en un bolsillo subcut¨¢neo. Una de las ventajas, apunta Molet, es que el paciente controla la terapia, al encender y apagar la estimulaci¨®n y modular la intensidad de la misma en funci¨®n de su dolor.
Tras analizar a 100 pacientes con s¨ªndrome de cirug¨ªa fallida del raquis y dolor incapacitante, el ensayo constat¨® que la estimulaci¨®n medular lograba un control del dolor de casi el 50% a los seis meses en los pacientes a los que se les someti¨® a la neuroestimulaci¨®n, mientras que utilizando s¨®lo analg¨¦sicos el control era del 32%. Los resultados, cuando se public¨® el estudio, eran de seis meses, pero ahora ya los hay con 12 meses de evoluci¨®n, y "se mantiene el control al 50%", asegura.
Para Gonz¨¢lez-Escalada, el problema radica en que no se puede saber qu¨¦ parte de beneficio es achacable al estimulador y cu¨¢l a las expectativas del propio enfermo. Al usar una t¨¦cnica tan sofisticada, y teniendo en cuenta la situaci¨®n de dolor, "el paciente siempre va a estar condicionado". Ahora bien, no se puede hacer un ensayo comparando un estimulador activo frente a otro apagado. "En el segundo supuesto, el paciente notar¨ªa que no hay actividad", dice.
Y en cuanto a la selecci¨®n de los pacientes, Molet explica que, en su caso, los pacientes habr¨ªan sido "igualmente implantados". Pero s¨ª reconoce que cuanto mejor sea la selecci¨®n, habr¨¢ "mejores resultados". Tras m¨¢s de 30 a?os empleando esta t¨¦cnica, ahora se ha definido ya "en qu¨¦ situaciones se debe emplear", dice Gonz¨¢lez-Escalada.
Los pacientes tributarios de la neuroestimulaci¨®n ser¨ªan los que tienen dolor neurop¨¢tico tras cirug¨ªa la fallida de columna y dolor en las piernas, insuficiencia vascular, angina de pecho refractaria, s¨ªndrome de dolor general complejo, neuropat¨ªas diab¨¦ticas o enfermedades neurol¨®gicas graves en las que hayan fracasado los f¨¢rmacos. En total, dice Gonz¨¢lez-Escalada, s¨®lo son unos 30 al a?o en un hospital como el Ram¨®n y Cajal. Ambos expertos recalcan que, de momento, este tratamiento no es la primera opci¨®n. Ambos coinciden tambi¨¦n en la importancia de elegir adecuadamente al paciente. Al ser una t¨¦cnica cara, se?ala el art¨ªculo de Pain, "la selecci¨®n del enfermo es fundamental para que la t¨¦cnica sea coste-efectiva".
Volver a la vida normal
A Monserrat Blanco el estimulador le ha "cambiado la vida". Despu¨¦s de 11 a?os de intervenciones y de tratamientos con analg¨¦sicos y morfina, de ir en silla de ruedas y con muletas, este nuevo tratamiento le ha permitido recuperar su actividad habitual. Sabe que ha podido ser "una conejilla de indias", pero no le importa. "Ahora hago mi vida normal", recalca.
Seg¨²n la Sociedad Espa?ola del Dolor, el abordaje del dolor requiere una extensa, completa y compleja evaluaci¨®n de cada situaci¨®n, y un tratamiento multidisciplinario y multimodal. La consolidaci¨®n de las unidades del dolor, explica Jos¨¦ Ram¨®n Gonz¨¢lez-Escalada, de la Sociedad Espa?ola del Dolor, y la concienciaci¨®n, tanto del m¨¦dico de familia como del especialista, ha supuesto un "gran empuj¨®n" en el manejo de estas personas. "Ahora disponemos de herramientas terap¨¦uticas para tratar mejor el dolor neurop¨¢tico", por lo que, en los pr¨®ximos tres o cuatro a?os, sostiene, "es preciso que hagamos una campa?a de informaci¨®n y educaci¨®n a los profesionales sanitarios sobre el dolor neurop¨¢tico".
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