Una visi¨®n positiva
Si los datos ofrecidos por el Bar¨®metro de inmigraci¨®n de la Comunidad de Madrid reflejasen fielmente la realidad de la inmigraci¨®n en Espa?a, ¨¦sta ser¨ªa mucho mejor de lo que tiende a pensarse, y los cuadros tenebrosos y casandr¨ªsticos que frecuentemente se pintan deber¨ªan aliviarse con tonalidades menos sombr¨ªas. Las dudas que el lector puede abrigar respecto de la fiabilidad de la encuesta no derivan de cuestionamiento alguno de la calidad de la misma, sino de un problema que aqueja a muchas y particularmente a las que indagan en materias delicadas como la inmigraci¨®n o la xenofobia: un velo al que en la jerga demosc¨®pica se define como conformidad con pautas de deseabilidad social, y que puede traducirse por la propensi¨®n de los entrevistados a decir lo que suponen que la sociedad espera que digan.
Ello no obstante, incluso si se aplica el correspondiente coeficiente reductor, la imagen que depara el Bar¨®metro de las percepciones y actitudes que los espa?oles tienen de la inmigraci¨®n y los inmigrantes, as¨ª como la que los venidos de fuera expresan acerca de la sociedad espa?ola y de su integraci¨®n en ella, resultan acusadamente benignas, especialmente si se observan sobre el tel¨®n de fondo constituido por los extendidos sentimientos adversos que la inmigraci¨®n concita en no pocos pa¨ªses de nuestro entorno y las encendidas emociones con las que se vive.
Llama especialmente la atenci¨®n la muy positiva visi¨®n que los venidos de fuera parecen tener de la sociedad espa?ola. As¨ª, ven mayoritariamente a los espa?oles como m¨¢s amables, responsables, honrados, incluso m¨¢s patriotas que las gentes de su pa¨ªs y, especialmente, m¨¢s solidarios, aunque no m¨¢s trabajadores y no menos machistas. Amplias mayor¨ªas declaran que los espa?oles tratan a los venidos de fuera con confianza e inter¨¦s y, sobre todo, con amabilidad y tolerancia, aunque de forma diferente que a los nativos. La inmensa mayor¨ªa estima que su situaci¨®n aqu¨ª es mejor que la que ten¨ªan en su pa¨ªs. No es de extra?ar, por ello, que m¨¢s del 50% piense que los inmigrantes est¨¢n muy o bastante integrados en Espa?a, algo a lo que contribuyen importantes instituciones y organizaciones p¨²blicas y privadas. M¨¢s all¨¢ de las valoraciones que anteceden, el hecho de que cerca de tres de cada cuatro declare contar con alg¨²n espa?ol en su grupo de amigos m¨¢s cercano apunta a un grado de integraci¨®n mayor del que cabr¨ªa esperar del corto tiempo que una elevada proporci¨®n de los venidos de fuera lleva entre nosotros.
Por su parte, las actitudes de los espa?oles hacia los inmigrantes aparecen como mucho m¨¢s favorables que las que predominan en otros pa¨ªses. Seguramente en ning¨²n otro se encuentran mayor¨ªas tan abultadas como el 85% favorable a permitirles la entrada con contrato de trabajo, frente al exiguo 4% que aboga por imped¨ªrsela; o los casi dos tercios partidarios de regularizar a los irregulares, frente al 6% que propugna su expulsi¨®n. En conjunto, los juicios favorables a la inmigraci¨®n y los inmigrantes priman sobre los adversos. Pero, como no pod¨ªa ser de otro modo, las luces se entreveran con las sombras, cuando no se entrelazan contradictoriamente. Ciertamente, no son pocos los espa?oles que expresan preocupaciones ante el aumento del n¨²mero de inmigrantes. Pero las m¨¢s extendidas tienen que ver con el funcionamiento de los servicios p¨²blicos, incluyendo en ellos el de la seguridad ciudadana, y son, por tanto, susceptibles de minoraci¨®n a trav¨¦s de las correspondientes pol¨ªticas p¨²blicas. Se han desvanecido otros temores m¨¢s inflamables, como los viejos estereotipos que culpaban a los inmigrantes de quitar el trabajo a los nativos y de reducir sus salarios. Todo ello, si este Bar¨®metro es un fiel reflejo de la realidad.
Joaqu¨ªn Arango es catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense y experto en inmigraci¨®n.
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