La incompetencia de Trillo

Hay una mala pr¨¢ctica que lleva a algunos pol¨ªticos a echar siempre la culpa de lo ocurrido a sus subordinados, y desentenderse de los problemas. La responsabilidad pol¨ªtica, que se hubiera dado en cualquier pa¨ªs de nuestro entorno, habr¨ªa llevado en su d¨ªa a dimitir de inmediato al ministro de Defensa que hubiera estado al frente del departamento cuando ocurri¨® una tragedia como la del Yak-42, en la que en mayo de 2003 murieron 62 militares espa?oles en su vuelo de regreso de Afganist¨¢n. Poco importa que el ministro personalmente no hubiera tomado la decisi¨®n de fletar aquel avi¨®n y aquella tripulaci¨®n. ?l era el responsable del departamento y pol¨ªticamente se tendr¨ªa que haber marchado en aquel mismo momento.

Pero Federico Trillo prefiri¨® entonces, y sigue insistiendo ahora, en responsabilizar a sus subordinados o a la oscura agencia NAMSA de la OTAN. En la declaraci¨®n por escrito que ha enviado al juez Grande-Marlaska de la Audiencia Nacional, el ex ministro repite una y otra vez que no era asunto de su competencia, dado lo que considera una "desconcentraci¨®n" de funciones y no "una mera delegaci¨®n". Es decir, escurre no ya su posible responsabilidad penal, sino tambi¨¦n su inexcusable responsabilidad pol¨ªtica.

El ex ministro reorienta la responsabilidad hacia "los ¨®rganos t¨¦cnico-militares", es decir, en este caso, los entonces jefe del Estado Mayor de la Defensa y jefe del Estado Mayor Conjunto. Niega tambi¨¦n que hubiera relaci¨®n alguna entre las obligaciones de la participaci¨®n en Irak y las limitaciones impuestas en la contrataci¨®n de estos vuelos desde Afganist¨¢n. En su desaf¨ªo no s¨®lo lo niega todo, sino que, abusando de su privilegio de poder declarar por escrito, se permite en los 33 folios enviados al juez incluir p¨¢rrafos enteros de su libro de memorias publicado tres a?os atr¨¢s. Aunque intente vestirlo como un gesto de coherencia, resulta una ofensa a la seriedad de la justicia.

No parece digno que un pol¨ªtico de esta catadura se vuelva a sentar una y otra vez en el Congreso de los Diputados. Hace tiempo que con tal actitud Trillo deber¨ªa haber abandonado la pol¨ªtica. Por incompetencia, por irresponsabilidad y, finalmente, por falta de respeto a un tribunal.