La agenda imperfecta
En nuestra geografia pol¨ªtica no es habitual que los protagonistas de la misma escriban libros que aporten alg¨²n valor a?adido a lo cotidiano de la vida pol¨ªtica, y menos a¨²n que lo hagan con honestidad intelectual, es decir, alejados de un mero panfleto pseudoideol¨®gico. En este sentido, el libro de Josep Maria Vall¨¨s Agenda imperfecta (Edicions 62) es una obra excepcional en nuestro entorno pol¨ªtico y cultural. Sin lugar a dudas, es el mejor libro publicado sobre los a?os que transcurren desde las primeras elecciones de Pasqual Maragall como candidato a la presidencia de la Generalitat hasta la toma de posesi¨®n de Jos¨¦ Montilla al frente del Gobierno catal¨¢n, y no creo que sea exagerado atribuirle la misma calificaci¨®n en referencia al g¨¦nero de libro pol¨ªtico de entre todos los t¨ªtulos publicados en los ¨²ltimos 20 a?os por autores de este pa¨ªs.
'Agenda imperfecta', de Josep Maria Vall¨¨s, es un excepcional libro de pol¨ªtica
Vall¨¨s, que fue consejero de Justicia en el Gobierno de Maragall y presidente de Ciutadans pel Canvi, la plataforma que a finales de los noventa apareci¨® bajo la inspiraci¨®n de Maragall para contribuir a crear una din¨¢mica social que hiciese posible la alternancia pol¨ªtica en Catalu?a al proyecto que desde 1980 gobernaba el pa¨ªs, escribe un an¨¢lisis sin dejarse llevar ni por aspectos meramente emotivos o sentimentales, ni mucho menos por un c¨²mulo de an¨¦cdotas sobre supuestos secretos de palacio, que siempre son -literariamente hablando- agradecidas por la prensa y los lectores. El libro renuncia a este g¨¦nero para sumergirse en algo mucho m¨¢s complejo y con seguridad menos agradecido por la audiencia y la cr¨ªtica, como es el an¨¢lisis y la reflexi¨®n.
Vall¨¨s pone de relieve la contradicci¨®n entre aquellos que han querido convertir el Gobierno de Maragall en una simple alternancia a los m¨¢s de 20 a?os de liderazgo de Pujol y CiU y quienes, junto a la aspiraci¨®n democr¨¢tica de la alternancia, propon¨ªan una alternativa, una agenda pol¨ªtica distinta y reformadora que tuvo la virtud y tambien la funci¨®n de crear ilusi¨®n. El desencaje entre esa ilusi¨®n y la concreci¨®n de la obra del Gobierno de Maragall es precisamente una de las dimensiones de lo que Vall¨¨s define como agenda imperfecta.
Es cierto, como Joan B. Culla destac¨® en el acto de presentaci¨®n del libro, que quiz¨¢ las ilusiones y expectativas sobre el Gobierno de Maragall hab¨ªan sido excesivas; es decir, que todo lo que se esperaba que el Gobierno de Maragall llevase a buen puerto no era f¨¢cil ni incluso posible realizarlo. El riesgo de esas expectativas sobredimensionadas est¨¢, ciertamente, en su evaluaci¨®n, que necesariamente quedar¨¢ lejos de una buena puntuaci¨®n si lo que se trata es de evaluar el cumplimiento de las expectativas y promesas.
Ahora bien, siendo ciertas esas reflexiones sobre el exceso de expectativas, no lo es menos la afirmaci¨®n de que sin la capacidad de ilusionar, Maragall no hubiese tenido la capacidad de sumar apoyos como los que sum¨®. Hubo un momento en la historia pol¨ªtica catalana de una cierta ¨¦pica a finales de los noventa. Quiz¨¢ fue exagerada, pero sin ella, el proyecto no hubiese salido, ni probablemente personas como Vall¨¨s se habr¨ªan lanzado a la arena pol¨ªtica.
Una de las ideas que Vall¨¨s sugiere en su libro -a pesar de no lanzarla de manera expl¨ªcita ni literal en ninguna de sus p¨¢ginas- es la renuncia de Maragall a ejercer el liderazgo imprescindible para impulsar la agenda pol¨ªtica una vez llegado a la presidencia de la Generalitat. Hubo, en ese momento, una renuncia de Maragall a seguir liderando el proyecto que impuls¨® a finales de los noventa, y esa renuncia tuvo consecuencias. Probablemente no fue una renuncia consciente ni tampoco ajena a la voluntad de su partido. No se trata de hacer juicios de valor, pero s¨ª de constatar que sin ese liderazgo, la agenda pol¨ªtica del proyecto Maragall no pod¨ªa llegar a buen puerto.
L¨®gicamente, no se trata de lamentar la ausencia de un liderazgo unipersonal y mucho menos mesi¨¢nico, sino de una actuaci¨®n que tuviese la oportunidad de depositar en un equipo de personas la responsabilidad y la capacidad para impulsar el cambio, la oportunidad para concretar esa agenda pol¨ªtica que se dise?¨® previamente a la llegada al Gobierno.
El libro de Vall¨¨s habla de todas estas cuestiones, y lo hace desde una convicci¨®n de la pol¨ªtica que descansa sobre una ¨¦tica digna de elogio. Probablemente, eso es lo que explica que habiendo sido un gran profesional cuando se dedic¨® a la pol¨ªtica no es Vall¨¨s un profesional de la pol¨ªtica. Siguiendo a Max Weber, estamos ante el libro de alguien que antepuso la pol¨ªtica como convicci¨®n y vocaci¨®n a la tentaci¨®n de quedar atrapado en la profesionalizaci¨®n de la actividad pol¨ªtica. Probablemente esas convicciones son las que no le impiden expresar su idea de que despu¨¦s de los avatares de la pol¨ªtica catalana, lo m¨¢s honesto en referencia al proyecto de Ciutadans pel Canvi era aceptar que su tiempo hab¨ªa pasado y que la agenda que en estos ¨²ltimos a?os no hab¨ªan logrado fijar dif¨ªcilmente lo lograr¨ªan en el futuro. En cierta manera, el escrito de Vall¨¨s es una cr¨®nica de una desilusi¨®n. Pero en ning¨²n caso es un libro de alguien que se siente derrotado ni que deja traslucir pesimismo. Todo el libro asume esa definici¨®n de Max Weber seg¨²n la cual la aut¨¦ntica vocaci¨®n pol¨ªtica es aquella que a pesar de recibir la incomprensi¨®n del entorno, tiene la capacidad de volver a empezar, de no caer en el pesimismo y de confiar que, a pesar de todas las dificultades, el proyecto -esa agenda imperfecta- volver¨¢ alg¨²n d¨ªa a ser retomada.
Jspicanyol@hotmail.com
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.