"La m¨²sica fluye mejor si no se piensa tanto"
La decoraci¨®n del restaurante es, b¨¢sicamente, la de una taberna jerezana enjaezada con fotos taurinas. Es un lugar "con solera", seg¨²n la propia Rosario Flores, que ya frecuentaba de peque?ita, cuando sus padres -una tal Lola Flores; un tal Antonio El Pesca¨ªlla- acud¨ªan al cercano tablao de Villa Rosa.
El camarero pregunta por su hermana -una tal Lolita- y asegura que todav¨ªa le guarda unas morcillas. Y ella, Rosario, le agradece su inter¨¦s con modales exquisitos. No tiene empacho en afirmar que se ha educado "como una se?orita, en buenos colegios y entre payos".
Rosario Flores (Madrid, 1963) es famosa y conocida desde que tiene uso de raz¨®n; de modo que arrastra con naturalidad esta circunstancia como los dem¨¢s afrontamos el anonimato. Asegura no tener dobleces ni ser distinta de la imagen que proyecta. De cerca, en verdad s¨®lo llama la atenci¨®n la estrechez de su cara y de todo su cuerpo menudo y fibroso. "Por favor, c¨¢mbieme la coca-cola light por una normal", pide al camarero. Dif¨ªcil compensar, sin embargo, con este refresco la frugalidad de su almuerzo: un gazpacho sin guarnici¨®n y un bistec del que desprecia las patatas. "En cada actuaci¨®n pierdo dos kilos. Soy carne de escenario, que es donde disfruto y saco toda la energ¨ªa. Luego bajo y soy Rosario, la m¨¢s normal del mundo".
El hijo peque?o de Rosario Flores, con s¨®lo dos a?os, ya canta y toca el caj¨®n
Est¨¢ en plena promoci¨®n de su ¨²ltimo disco, Parte de m¨ª, una recopilaci¨®n de las canciones con las que ella creci¨®, y acude a la cita con disciplina profesional. Entre las versiones, la de No dudar¨ªa, de su hermano -un tal Antonio Gonz¨¢lez Flores, muerto en 1995, pocos d¨ªas despu¨¦s de la muerte de su madre, que no pudo superar-. Es una canci¨®n que los espectadores siguen m¨®vil encendido en mano y a ella se le eriza el alma.
Su representante Mariola Orellana y la hermana Coco interrumpen el almuerzo alborozadas. "?Est¨¢s en el puesto n¨²mero dos!". Se abrazan para festejarlo. "Resulta que la gente lo compra", se admira Rosario. "?Ahora, que todo el mundo se baja las canciones gratis por Internet!".
Asegura seguir la actualidad -"en casa, tradicionalmente recibimos Abc, pero el peri¨®dico que compramos es EL PA?S"-, si bien reh¨²ye algunos temas. "Los gitanos somos muy apol¨ªticos. Lo que me trastorna es el sufrimiento de los ni?os, la guerra, el hambre y el cambio clim¨¢tico. Lo dem¨¢s es politiqueo. Deber¨ªamos negarnos todos a levantarnos por la ma?ana. Parar el mundo hasta que deje de haber tanta injusticia".
Lo suyo es la m¨²sica si est¨¢ de promoci¨®n. Y si no est¨¢, tambi¨¦n. "Es una medicina. Te ayuda a llorar si est¨¢s triste y a saltar si est¨¢s alegre. Para hacerla, la ley del m¨ªnimo esfuerzo. El pensamiento te cierra las puertas de la m¨²sica. Es como el baile. Si est¨¢s pensando 'un, dos, tres; un, dos, tres' ya no bailas. Si te dejas llevar, bailas mejor. La m¨²sica fluye mejor si no se piensa tanto".
Su ocio preferido es estar en casa con la familia, los amigos, la guitarra y su programa inform¨¢tico Logic, con el que ha compuesto 50 canciones en los ¨²ltimos meses. Su hija Lola, de 11 a?os, quiz¨¢ sea actriz. Su hijo Pedro Antonio ya est¨¢ loco por la m¨²sica. "?Con s¨®lo dos a?os canta y toca el caj¨®n!".
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