Gila tiene la soluci¨®n
El tema de los inmigrantes no comunitarios parados, con derecho a recibir el cobro acumulado de la prestaci¨®n de desempleo que tengan reconocida a cambio de que regresen a su pa¨ªs de origen, parece un chiste de Gila.
Sale Gila con su camisa roja y su boina, y llama por tel¨¦fono:
-?Est¨¢ Mustaf¨¢? Ah, es usted. ?Y puede decirme por qu¨¦ se niega a acogerse a la munificente oferta que le ha hecho el Gobierno de Espa?a, regresando al pa¨ªs de origen de usted con la paguita que le damos? ?Ah! ?Vaya!
Entonces Gila, que en paz descanse, cuelga el auricular y, dirigi¨¦ndose al p¨²blico, explica:
-Dice que no quiere, porque aqu¨ª somos ricos. Tenemos abrigos y sopa.
As¨ª se refer¨ªa ¨¦l, en sus actuaciones de la ¨¦poca en que Espa?a iba con sus emigrantes de hambruna a los pa¨ªses potentes de Europa, a la riqueza: sopa y abrigos. Sustituyan ambas devaluadas -por sencillas- materias con lo que ustedes quieran y comprender¨¢n que no es f¨¢cil que surjan candidatos a volver a su patria querida. Yo tampoco lo har¨ªa.
A pesar del buen coraz¨®n que este Gobierno mostr¨® durante la primera etapa, pasados ya los 100 d¨ªas de segundo mandato con m¨¢s pena que gloria, y dispuesto a no perder las pr¨®ximas elecciones, Zapatero hace equilibrios entre no defraudar a un electorado sensible con el tema de los inmigrantes y no perder el voto de ese centro ca?¨ª al que le gusta echar la culpa de todo a los de fuera (a los de fuera sin dinero, se entiende).
Ha llegado el momento, por tanto, de apelar a fuerzas superiores que consigan la cuadratura del c¨ªrculo imposible que se ha propuesto nuestro pr¨®cer: ayudar a Sarkozy a aumentar la altura de sus tacones con el refuerzo que supone contar con un "enemigo biol¨®gico" suscribiendo sus tesis, y al mismo tiempo intentar desesperadamente colar alguna medida "caritativa" -la justicia se ha perdido por el camino- que maquille la impresentable extensi¨®n de encierro de hasta 18 meses para los inmigrantes indocumentados.
Es una l¨¢stima que Rappel y aquella se?ora, ?c¨®mo se llamaba?, s¨ª, la de los pelos? Es una pena que, despu¨¦s de haberse forrado en los buenos tiempos, ahora que pastan vacas flacas no aparezcan por televisi¨®n los magos y las magas, ya no prediciendo el futuro -pues su negrura la podemos predecir todos, menos los economistas de altura, que al parecer les dio en los morros-, sino proponiendo soluciones para que los inmigrantes se desvanezcan.
Y no s¨®lo los parados. Todos. A ver si las espa?olas no vamos a poder ejercer la prostituci¨®n (yo en un geri¨¢trico de la Comunidad de la Esperanza, a poder ser) porque copan el oficio las dominicanas. ?Habrase visto! En la crisis do nos hallamos inmersos no s¨®lo vamos a tener que empujar la silla de ruedas con la abuela. Lo m¨¢s probable ser¨¢ que tengamos que empe?ar la silla para poder pagar los iPod de los ni?os, y a la abuela, o bien que la zurzan, o nos turnamos para llevarla a cuestas. Ni pagar a un ecuatoriano ilegal podremos.
Pero imaginen que se cumple la predicci¨®n de Nostra Damus de F¨¢tima (si se cumpli¨® la que auguraba la conversi¨®n de Rusia al capitalismo, por qu¨¦ no ¨¦sta), esa que no quiere desvelar ni el Papa en las ant¨ªpodas (que no se le cayera el gorro estando boca abajo fue un milagro, ?a que s¨ª?), y que consiste en lo siguiente.
Retomo la figura de Gila:
-?Oiga? ?Est¨¢ Dios? Ah, es usted. Buenas noches, s¨ª, bien, gracias a usted.
Nos mira, con aquella sonrisa de salvaje inocencia que ten¨ªa. Y sigue:
-Era para preguntarle si usted, que todo lo puede, querr¨ªa llevarse a los negros al cielo. S¨ª, como los angelitos negros de Mach¨ªn. Luego a los magreb¨ªes, luego a los colombianos, luego a los argentinos, luego a los peruanos, luego a los brasile?os? No, no, a los del f¨²tbol, no. Pues nada, que si puede, lo intente, porque crean muchos problemas al hombre blanco, ?sabe? Que al fin y al cabo, blancos nos cre¨® usted, y mire ahora qu¨¦ foll¨®n tenemos con los otros.
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