Las Olimpiadas de la Felicidad
Al final de los Juegos de Pek¨ªn tendremos un nuevo orden ol¨ªmpico mundial. Sabremos por ejemplo si China, que en los Juegos de 1988 solo obtuvo cinco medallas de oro habr¨¢, en apenas 20 a?os, logrado su meta de desplazar a Estados Unidos de la cabeza de la lista.
Pero no tenemos que esperar el fin de los Juegos de Pek¨ªn para saber c¨®mo se clasifican los pa¨ªses del planeta en otra olimpiada que es mucho m¨¢s importante: la felicidad de sus habitantes. ?ltimamente han proliferado las encuestas que tratan de identificar en qu¨¦ pa¨ªs vive la gente m¨¢s feliz. Tambi¨¦n abundan las investigaciones que buscan entender qu¨¦ hace que un pa¨ªs sea m¨¢s feliz que otro o de qu¨¦ depende que la felicidad de una naci¨®n suba o baje con el tiempo. Sobre este tema, una pregunta inicial y tan antigua como la Biblia es si el dinero compra la felicidad. ?Son los habitantes de los pa¨ªses ricos m¨¢s felices que quienes viven en pa¨ªses pobres? No, seg¨²n el profesor Richard Easterlin. Despu¨¦s de la segunda guerra mundial, y en solo dos d¨¦cadas, Jap¨®n pas¨® de ser un pa¨ªs devastado a convertirse en una superpotencia econ¨®mica. En ese mismo periodo, el porcentaje de japoneses que, seg¨²n las encuestas, estaba satisfecho con su vida declin¨® marcadamente. Esta contradicci¨®n es lo que los especialistas llaman la paradoja de Easterlin. No hay duda, argumenta el profesor Easterlin, de que el aumento de los ingresos contribuye a la felicidad de quienes no tienen satisfechas sus necesidades b¨¢sicas. Pero Easterlin encontr¨® que una vez alcanzado el nivel de ingresos que cubre estas necesidades, obtener mayores ingresos no aumenta la felicidad. La paradoja de Easterlin fue ampliamente adoptada como una idea fundamental por los cient¨ªficos de la felicidad. Hace poco, sin embargo, Betsey Stevenson y Justin Wolfers anunciaron que sus investigaciones basadas en el an¨¢lisis de una enorme cantidad de datos de diferentes pa¨ªses y a trav¨¦s del tiempo revelan que los habitantes de los pa¨ªses m¨¢s ricos son m¨¢s felices que quienes viven en pa¨ªses pobres. Seg¨²n ellos, la paradoja de Easterlin no es v¨¢lida, ya que se bas¨® en datos incompletos. El profesor Easterlin se muestra receptivo a la posibilidad de que su paradoja no sea tal, pero dice los estudios que la cuestionan no son convincentes. Otra manera de interpretar las estad¨ªsticas es la que proponen Eduardo Lora y Juan Chaparro: "La paradoja del crecimiento infeliz". Lo que hace infeliz a la gente, dicen, no es el nivel de ingreso, sino la velocidad a la que aumenta. Ellos muestran que la poblaci¨®n de los pa¨ªses que tienen tasas de crecimiento m¨¢s aceleradas reportan mayores niveles de infelicidad.
Seg¨²n los tres principales centros de investigaci¨®n en este campo, el pa¨ªs m¨¢s feliz es Dinamarca
Estas controversias no ser¨¢n resueltas pronto y los datos son contradictorios. Pero a pesar de las muchas diferencias, los tres principales centros de investigaci¨®n en este campo -la Universidad de Leicester en Inglaterra, la de Erasmus en Holanda y la Encuesta Mundial de Valores en Estocolmo- llegan a la misma conclusi¨®n: el pa¨ªs m¨¢s feliz del mundo es Dinamarca. De acuerdo con la base mundial de datos sobre felicidad en la Universidad de Erasmus, a Dinamarca le siguen en el campeonato mundial de la felicidad Suiza, Austria, Islandia y Finlandia. ?Los pa¨ªses m¨¢s infelices? Armenia, Ucrania, Moldavia, Zimbabue y Tanzania.
Pero quiz¨¢s la mejor y m¨¢s sorprendente noticia de estos sondeos es que la felicidad est¨¢ aumentando. La Encuesta Mundial de Valores ha venido haciendo las mismas preguntas durante muchos a?os en 52 pa¨ªses, tanto pobres como ricos (se le pide a los encuestados que califiquen sus vidas del 1 al 10 entre "nada feliz" y "muy feliz"). Seg¨²n la ¨²ltima encuesta, en 2007, en 45 de los 52 pa¨ªses estudiados hay m¨¢s gente que califica su vida como "muy feliz", y solo en 6 pa¨ªses se registra una disminuci¨®n en los porcentajes de esta respuesta (en uno, Australia, se mantuvo igual).
Estos resultados son mucho m¨¢s importantes que los que se van a producir en Pek¨ªn. A menos, claro est¨¢, que se trate de los atletas que ganar¨¢n medallas. Para ellos, la felicidad no tendr¨¢ nada que ver con lo que usualmente miden las encuestas, sino con la sensaci¨®n que produce el estar entre los mejores del mundo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.