"La izquierda lleva 30 a?os en la jaula ideol¨®gica"
Hija de espa?ola e italiano, madre de cuatro hijos romanos (entre los 23 y los 5 a?os, dos educados en colegios italianos y dos en el Cervantes de Roma), Concita de Gregorio lleva dos semanas conciliando semejante panorama con un gran reto profesional. La ex redactora estrella de La Repubblica es ahora la directora del diario L'Unit¨¤, el m¨ªtico ¨®rgano de prensa del Partido Comunista, fundado por Antonio Gramsci en 1924.
La nueva directora de 'L'Unit¨¤' sabe que en Italia siempre la llamar¨¢n "director"
As¨ª que cuando un secretario pasa el tel¨¦fono diciendo "le paso al director", no es que se haya liado con su antecesor, sino que en Italia no hay palabras femeninas para los oficios. "La ministra es 'il ministro', la directora es el director. S¨ª, da risa, pero es un tema peliagudo. No es s¨®lo una cuesti¨®n de lenguaje, sino de ideolog¨ªa".
De Gregorio ha elegido un restaurante cercano a la redacci¨®n, donde se encierra cada d¨ªa con 70 fieras, en un callej¨®n del Trast¨¦vere. Llega puntual¨ªsima en su utilitario enano al bar Bibli, que es restaurante, librer¨ªa y centro cultural, un autoservicio desenfadado, barato y de izquierdas, con un patio estupendo en el centro.
Mientras comemos ensaladas de pasta y arroz como quien hace hambre para la cena, y fumamos (ella le pega al Fortuna Light, "car¨¢cter espa?ol"), habla como un torrente. "Vivimos en el eterno presente, sin memoria ni perspectivas", arranca. "En la total ausencia de responsabilidad. S¨®lo pensamos en nosotros mismos. Es un problema estructural. Tenemos miedo: del otro, de perder, de no ser fuertes. Y el miedo se ha convertido en industria. ?se es nuestro consenso: el miedo. Mi hijo peque?o, el otro d¨ªa, vio los carros militares en Santa Mar¨ªa y dijo: '?Mira, mami, est¨¢n rodando una peli de guerra!".
La izquierda tampoco anda c¨®moda en el mundo real, parece: "Est¨¢ cambiando de era, pasando a la fase posideol¨®gica, intentando entender la realidad. Lleva 30 a?os en la jaula ideol¨®gica, opinando de cualquier cosa, sea lo que sea, con prejuicios y orejeras".
As¨ª ha fraguado "el berlusconismo, anest¨¦sico de las cabezas, triunfo de la trila permanente, ¨¦xtasis de la loter¨ªa, la picaresca y la pol¨ªtica cabaret, ¨¦tica de las piernas bonitas y el millonario golfo, arquetipo social modelo Alberto Sordi, descarado y pelotillero a la vez, adobado con alguna visita a Putin y a Gaddafi".
Dicho esto (en perfecto espa?ol), se entiende que Concita de Gregorio dijera "s¨ª" a la oferta de Renato Soru, inventor de Tiscali y gobernador de Cerde?a, nuevo patr¨®n de L'Unit¨¤, "emprendedor muy moral, fuera de moda y poco hablador, ?un antiitaliano!". Y que no acept¨® el cargo "para hacer carrera ni por el dinero ni para gritar (ser¨ªa insensato competir en todo eso con la derecha)", sino "para bajar la voz, hablar de las cosas reales, e intentar explicar d¨®nde est¨¢ la sustancia y d¨®nde el truco".
Una vez que ha renunciado a "la imbatible comodidad de La Repubblica", sabe que la tarea requiere "recomenzar de cero, desde el alfabeto, los colores y los n¨²meros", y luchar mucho para subir las ventas (40.000 ejemplares). Pero los ojos verdes y la cabeza alegre de Concita de Gregorio est¨¢n muy vivos, y a los 43 a?os piensa que es posible otra v¨ªa, otro pa¨ªs. "Los peri¨®dicos", concluye, "son objetos insustituibles, cuya lentitud es una garant¨ªa para decir la palabra justa y profundizar, un ant¨ªdoto para este tiempo veloz en el que la objetividad ha muerto".
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