Las dudas de un liberal en tiempo de crisis
Es innegable que escuchar ahora a los defensores del liberalismo da morbo. Por suerte Mario Vargas Llosa no es de los que se muerden la lengua, ni echa mano de eufemismos. Frente al origen de la actual crisis, con epicentro en Wall Street, el escritor confes¨® ayer sentir cierto "desgarro" entre sus principios liberales y la realidad. Hasta lleg¨® a afirmar que quiz¨¢ sea necesario revisar algunos de los pilares de esta doctrina econ¨®mica, como aquel que sostiene que "cuanto menos Estado, mejor para la sociedad". As¨ª, consider¨® indispensable el intervencionismo estatal -si bien lo dese¨® moment¨¢neo- para salvar el sistema de la quiebra y rescatar a los "n¨¢ufragos". Aunque eso obligue a readaptar algunos conceptos, porque, tal como subray¨®, "un liberal jam¨¢s deber¨ªa aceptar que los pobres contribuyentes salven a las empresas codiciosas de su ruina". Pero el escritor no ve otra soluci¨®n y no entiende que algunos se diviertan con lo que est¨¢ pasando, porque si cae el capitalismo -argument¨®-, los primeros que sentir¨¢n los golpes ser¨¢n los pobres, los parados, los pensionistas... Es decir, los ajustes no s¨®lo alcanzan al parqu¨¦ burs¨¢til, sino que est¨¢n en marcha en el mundo de las ideas establecidas.
Lo que no tiene matices es su adhesi¨®n al controvertido Manifiesto para la unidad de la lengua castellana, de cuyos firmantes es uno. "No lo he escrito yo, pero creo en todo lo que dice de principio a fin", se?al¨®, adem¨¢s de alegrarse por que haya gente en Barcelona que salga a la calle para defender el "principio constitucional" de que los padres puedan elegir la lengua en la que se educa a sus hijos. En su opini¨®n, aqu¨ª "la lengua castellana est¨¢ limitada, por no decir discriminada". Acto seguido, eso s¨ª, resalt¨® la gratitud y el cari?o que siente por Catalu?a y Barcelona, ciudad en la que vivi¨® unos a?os y que tiene un protagonismo central en el ¨¦xito del boom de la literatura latinoamericana. "A Barcelona le debo buena parte de lo que soy, a sus editores y cr¨ªticos literarios", remach¨® para que no quedaran dudas de su posicionamiento.
El autor de Conversaci¨®n en La Catedral hizo estas consideraciones en un encuentro con la prensa celebrado horas antes de la conferencia que pronunci¨® en Caixaf¨°rum bajo el t¨ªtulo Sue?o y realidad de Am¨¦rica Latina. Con los periodistas ya despleg¨® algunas de las armas con las que Vargas Llosa encandila al oyente: sobre todo su elegancia, su dominio del lenguaje y su pasi¨®n narrativa. Esta ¨²ltima provoca que cuando habla parezca que est¨¦ escribiendo un libro que te atrapa al instante. Si el rol principal, como as¨ª suced¨ªa, lo copa Latinoam¨¦rica, el resultado no tiene desperdicio. Para el novelista, en el imaginario occidental se encuentran dos Am¨¦ricas Latinas: la hist¨®rica, la real, y la m¨ªtica, ut¨®pica, ficticia o legendaria que asoma ya con la llegada de los europeos, porque Col¨®n no vio delante de ¨¦l un continente desconocido, sino la so?ada Asia. Dice Vargas Llosa que siempre le ha producido un gran placer leer las cr¨®nicas de los primeros descubridores, gente ruda y sin cultura que, sin embargo, dej¨® un importante testimonio de su experiencia. Son los mismos que para describir el nuevo mundo ten¨ªan que recurrir a leyendas europeas, que a veces cre¨ªan encarnadas en sus vastas selvas y altiplanos. Como la de la fuente de la eterna juventud o la del c¨¦lebre El Dorado.
Vargas Llosa cit¨® algunas obras maestras de la literatura que contribuyeron siglos despu¨¦s a difundir esa imagen m¨ªtica de Am¨¦rica Latina, como Cien a?os de soledad, de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez (obviada en la conferencia); El reino de este mundo, de Alejo Carpentier, y Bajo el volc¨¢n, de Malcolm Lowry.
Fuera del ¨¢mbito de las letras, el escritor record¨® ante los periodistas que Latinoam¨¦rica ha sido escenario recurrente de utop¨ªas europeas tanto de la derecha como de la izquierda radicales. Como ejemplo puso la atracci¨®n que todav¨ªa ejerce entre muchos intelectuales occidentales la revoluci¨®n cubana o rocambolescas aventuras como aquella de la hermana de Nietzsche, que quiso fundar en Paraguay una colonia racialmente pura muy a la centroeuropea y acab¨®, tan racista ella, comida por los bichos.
A medida que se acercaba al presente, era inevitable que Vargas Llosa se refiriera a algunas de sus pi?atas favoritas: Evo Morales, Hugo Ch¨¢vez e Ignacio Ramonet, el director de Le Monde Diplomatique. Al primero lo avent¨® en breve despu¨¦s de lamentar que todav¨ªa encuentre informaciones en las que se alude a ¨¦l como el primer presidente indio de Bolivia, aunque sea mentira porque, entre otros peros, es s¨®lo "el t¨ªpico criollo" que "ni siquiera habla los idiomas ind¨ªgenas que quiere imponer a los bolivianos". A juicio del escritor, lo m¨¢s catastr¨®fico que ha hecho Morales es agravar el conflicto racial de su pa¨ªs. "Est¨¢ acabando con Bolivia, pero lo de Ch¨¢vez es peor", agreg¨®, tras acusar al mandatario venezolano de cargarse cuatro d¨¦cadas de democracia venezolana, que si bien imperfecta, era mejor que la dictadura. Y para concluir, a Ramonet lo retrat¨® como el izquierdista que no est¨¢ dispuesto a que la realidad le estropee el mito. "Es de los que no saben que nos cuentan un cuento". Y punto, porque hay cosas que no cambian.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.