La pesca del d¨ªa en un para¨ªso desierto

Mientras ultima su pr¨®ximo disco, el m¨²sico barcelon¨¦s Dani Macaco suspira recordando el ritmo sosegado de su viaje por la pen¨ªnsula de Mara¨², una reserva natural en Brasil, poco tur¨ªstica, y a la que s¨®lo se puede llegar en avioneta o en ferry.

?Y las carreteras?

Se trata de una reserva muy protegida. La mayor¨ªa de las carreteras son pistas de tierra sin asfaltar. Y si de pronto cae una lluvia torrencial, quedan cortadas. Entonces toca improvisar.

?Cu¨¢nto tiempo pas¨® all¨ª, improvisando?

Tres meses. Tuve tiempo de penetrar en la zona y conocer a la gente, la mayor¨ªa pescadores muy amables.

Tres meses dan para mucho...

S¨ª, pero no planeamos nada. Fuimos saltando por caba?as y pensiones de precio muy razonable, entre Barra Grande, que es un pueblito peque?o, e Itacar¨¦, m¨¢s animado, con bandas de m¨²sica por la calle y mercadillos. Nos mov¨ªamos por el boca a boca.

?Por ejemplo?

Alguien nos hablaba de un hombre que te llevaba a una isla desierta, nos sub¨ªamos a su barca y pas¨¢bamos all¨ª el d¨ªa, buceando. Luego nos dec¨ªan de ir a un chiringuito donde un viejo preparaba de cena la pesca del d¨ªa.

?Siempre estuvieron en la costa?Caminamos por la selva frondosa de la zona, pero lo que m¨¢s disfrut¨¦ fueron los paseos por kil¨®metros y kil¨®metros de playa desierta.

Mucho m¨¢s Brasil en la gu¨ªa de EL VIAJERO