Primero lleg¨® el oro y la fama, despu¨¦s mataron a su hija
El ascenso y ca¨ªda del 'capo' resume una ¨¦poca del narcotr¨¢fico
La casa que construy¨® Le¨®nidas Vargas en las afueras de Bogot¨¢ ten¨ªa una piscina con la forma del departamento de Caquet¨¢, su tierra natal al sur del pa¨ªs. All¨ª, en Bel¨¦n de los Andaqu¨ªes, una poblaci¨®n en las cabeceras de un r¨ªo hermoso que sirve de ¨²nica v¨ªa en un retazo de selva, naci¨® hace 59 a?os Vargas. Asisti¨® tres a?os a la escuela y a los 30 a?os la vida le dio un vuelco: de carnicero pas¨® a ser llamado El rey de Caquet¨¢. Se convirti¨® en un pr¨®spero ganadero con miles de hect¨¢reas en esas tierras colonizadas por campesinos de todo el pa¨ªs. El milagro se produjo porque, sin mayores reparos, decidi¨® meterse al narcotr¨¢fico. Y lo hizo de la mano de Gonzalo Rodr¨ªguez Gacha, El Mexicano, jefe militar del otrora temido cartel de Medell¨ªn, al mando del legendario Pablo Escobar.
Su hija Erleny fue secuestrada, torturada y asesinada en 1990
Le¨®nidas prosper¨® a la sombra del clan de Medell¨ªn, que lideraba Escobar
Por entonces Colombia era ya el mayor procesador de coca¨ªna del mundo. Las selvas del sur serv¨ªan de parapeto a los grandes cristalizaderos, donde se procesaba la hoja cultivada en Per¨² y Bolivia. Vargas y Gacha se conocieron, cuentan, en una feria ganadera y equina. La afici¨®n por los caballos de paso ha sido tambi¨¦n una constante de los grandes capos. La casa en Bogot¨¢ con pista de baile, cancha de bolos, altar a la entrada, cascadas en la piscina y una casa como de mu?ecas para los guardaespaldas es apetecida hoy como escenograf¨ªa para las series de televisi¨®n que tratan de revivir la ¨¦poca en que el narcotr¨¢fico era s¨ªmbolo de ostentaci¨®n, de exhibici¨®n sin recatos de tanta riqueza mal habida. Una ¨¦poca en la que las mujeres fueron una mercanc¨ªa m¨¢s que pod¨ªan comprar y moldear en el quir¨®fano, hasta que tuvieran la forma exacta de sus caprichos. En la casa hab¨ªa abundantes ¨®leos de mujeres desnudas.
Era tambi¨¦n la ¨¦poca en la que a los mafiosos les gustaba construir riqueza en sus zonas de origen, lucirse como si participaran de una competencia de extravagancias: Vargas hizo construir en Florencia, capital de Caquet¨¢, una peque?a r¨¦plica de la plaza de toros de Las Ventas de Madrid. Gacha, de origen humilde como Vargas y Escobar, le pon¨ªa a todas sus haciendas nombres de charros y corridos mexicanos. Escobar se gast¨® parte de su inmensa fortuna en una colecci¨®n de autos cl¨¢sicos. Hoy la mayor¨ªa de los que se dedican a este turbio negocio prefiere pasar inadvertidos.
Escobar muri¨® baleado sobre el tejado de la casa que le serv¨ªa de escondite en 1993; Rodr¨ªguez Gacha, mientras viajaba por una carretera sin curvas en la costa Caribe, fue blanco f¨¢cil de las balas oficiales, tras una cinematogr¨¢fica persecuci¨®n desde un helic¨®ptero en diciembre del 89. Muri¨® junto a su hijo Freddy, un corpulento muchacho de 15 a?os. No pod¨ªa ser muy distinto el final de Vargas: el jueves al medio d¨ªa el sicario entr¨® al cuarto del quinto piso del hospital 12 de Octubre de Madrid, donde estaba recluido el colombiano desde hac¨ªa una semana por problemas cardiovasculares, y le dispar¨® cuatro veces, con su pistola 9 mm; utiliz¨® silenciador. Actu¨® con 'cortes¨ªa', pensar¨¢n quiz¨¢ los del bajo mundo: se cuid¨® de no causar da?o al compa?ero de cuarto del capo.
Vargas vivi¨® muchos a?os bajo a la sombra de El Mexicano. Lo que no se atreven a asegurar los que le han seguido la pista a los capos es hasta qu¨¦ punto se involucr¨® en la campa?a de exterminio contra el comunismo que abander¨® este hombre nacido en Pacho, poblaci¨®n cercana a Bogot¨¢. Los laboratorios para la producci¨®n de la coca¨ªna se instalaron en zonas aisladas, abandonadas por el Estado, donde reinaban las FARC: Caquet¨¢, Putumayo, Guaviare, todos departamentos de la Amazonia colombiana.
No hab¨ªa sino dos opciones para estos grupos ilegales: o establecer alianzas o declararse la guerra. Se dio lo primero: pactos coyunturales. Pero resultaron ef¨ªmeros. Por qu¨¦ saltaron hechos a?icos es una de las muchas historias que no est¨¢n del todo aclaradas en este pa¨ªs. Unos aseguran que fue por la p¨¦rdida de un cargamento de droga; otros, que los mafiosos no aguantaron los cobros desmesurados de la guerrilla. Gacha se convirti¨® en uno de los pioneros en el exterminio de la Uni¨®n Patri¨®tica (UP) -partido que surgi¨® de un intento de paz con las FARC en el 84; m¨¢s de tres mil de sus militantes fueron asesinados-, en uno de los primeros en financiar y crear grupos paramilitares.
En el prontuario que tiene la polic¨ªa sobre Vargas y que reparti¨® a la prensa tras conocerse su muerte, se dice que el capo asesinado en Madrid pagaba con armas, dinero y equipos de comunicaci¨®n a las FARC por sus servicios cuidando los laboratorios y los nacientes cultivos de coca. A finales de los ochenta esta guerrilla lo secuestr¨®. Finalmente, tuvo que salir de Caquet¨¢, departamento donde creci¨® la insurgencia m¨¢s vieja del pa¨ªs. Seg¨²n archivos de inteligencia, Vargas, en muchas de las ganader¨ªas que mont¨® a lo largo y ancho del pa¨ªs, organiz¨® ej¨¦rcitos de sicarios al servicio del cartel de Medell¨ªn. No se sabe si para alimentar la guerra que lideraba Escobar contra el Estado o la de Gacha contra todo lo que le oliera a comunismo.
La muerte de su hija Erleny y su detenci¨®n marcaron el comienzo del final de la azarosa vida de Vargas. En julio de 1990 Erleny fue secuestrada junto a Fernando Ortiz, joven como ella, en Bogot¨¢. Diez d¨ªas despu¨¦s sus cuerpos fueron encontrados en una fosa com¨²n a las afueras de la ciudad. Los cuerpos ten¨ªan claras se?ales de tortura. Tres a?os m¨¢s tarde, en un sigiloso operativo el capo fue detenido mientras jugaba en un casino de la caribe?a ciudad de Cartagena. Sus guardaespaldas no alcanzaron a reaccionar. Cuarenta y cinco a?os sumaban las dos condenas, una por narcotr¨¢fico y enriquecimiento il¨ªcito, la otra por homicidio y porte de armas. Pas¨® solo ocho a?os en los calabozos. Le rebajaron la pena por presentar certificados de estudios, trabajo y buena conducta. El prontuario de la polic¨ªa dice, sin embargo, que desde su celda intent¨® organizar atentados contra rivales suyos, entre ellos el zar de las esmeraldas, V¨ªctor Carranza; algunos de ellos intentaron tambi¨¦n matarlo. Carranza libr¨® una guerra a muerte contra El Mexicano.
Cuando en 2006 fue detenido en Espa?a con un pasaporte venezolano, la justicia colombiana ten¨ªa ya bajo la mira muchos de sus bienes: 107 fincas, 114 inmuebles urbanos, cuentas bancarias, que suman varios millones de d¨®lares.
Por extinci¨®n de dominio, ya han pasado a manos de las autoridades algunos de ellos. Los acumul¨® a su nombre o a nombre de testaferros en todo el pa¨ªs. Algunos se vendieron otros, est¨¢n a la venta. Se perder¨¢ as¨ª la huella en Colombia del ¨²ltimo sobreviviente de los socios del temido Rodr¨ªguez Gacha.
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