La ¨²ltima carta de Pirulo
Muere Luis Ortega, que vendi¨® 60 a?os cromos y chucher¨ªas en el Retiro
Luis Ortega Cruz, conocido bajo el apodo de Pirulo por miles de ni?os madrile?os que intercambiaron con ¨¦l cromos, muri¨® el jueves en la localidad madrile?a de Arganda del Rey, en la residencia p¨²blica de ancianos donde viv¨ªa. Contaba 85 a?os y era soltero. Sufr¨ªa una dolencia pulmonar. Hab¨ªa nacido en Madrid y su vida se vi¨® vinculada al parque del Retiro, donde comenz¨® a intercambiar cromos a partir de 1938.
Entre 1942 y 1995, Pirulo mantuvo un puesto plegable de chucher¨ªas junto a la la puerta de Am¨¦rica del parque madrile?o y luego desde una tienda de la cercana calle de Ibiza. All¨ª estableci¨® un mercado informal de cromos que canjeaba los fines de semana con centenares de ni?os de todo Madrid. El trueque sol¨ªa consistir en cambiar un cromo dif¨ªcil por cuatro f¨¢ciles.
Salv¨® a una ni?a atropellada por un tranv¨ªa a la que daban por muerta
El trueque sol¨ªa ser de un cromo 'dif¨ªcil' por otros cuatro 'f¨¢ciles'
Mientras otros piperos vend¨ªan caramelos sacis, pipas, cacahuetes y globos, Ortega canjeaba adem¨¢s cromos de mu?ecas, animales, armas o cuentos, una pr¨¢ctica infantil muy celebrada en la posguerra espa?ola que s¨®lo comenz¨® a declinar con el desarrollo de la televisi¨®n, por el impacto de la imagen en la ni?ez. Rasgo destacado de Pirulo fue su llaneza a la hora de tratar con los peque?os, a los que siempre consideraba personas, cuesti¨®n clave para el establecimiento de un afecto hacia ¨¦l que duraba d¨¦cadas. En una ocasi¨®n, junto al Retiro, un tranv¨ªa atropell¨® a una ni?a, Paloma Fraile, a la que se daba por muerta. Cubrieron su cuerpecillo con un saco. Sin embargo, Ortega tuvo el presentimiento de que la ni?a viv¨ªa. As¨ª fue: la traslad¨® en un carrito a un hospital y Paloma sobrevivi¨®. En 1982 ella particip¨® en un homenaje a su salvador.
En una carta navide?a enviada a este diario recientemente, al culminar 2008, Pirulo se regocijaba de haber recibido 70 cartas de otros tantos ni?os, hoy adultos, que le recordaban por haberle comprado caramelos o por haber rezado con ¨¦l la letan¨ªa infantil y le¨ªsta -..."si le, no le, sile, nole..."-, que presid¨ªa el mercadeo de cromos.
En la carta adjuntaba, adem¨¢s, las fotocopias de tres felicitaciones navide?as, dos de ellas de Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, otra de Esperanza Aguirre, y una m¨¢s, de la concejal Ana Botella.
Desde las p¨¢ginas del diario Pueblo, donde contaba con una secci¨®n semanal, realiz¨® numerosas campa?as para denunciar el hambre extendida por la periferia madrile?a y decidi¨® ayudar a combatir la penuria que golpeaba a miles de familias espa?olas inmigrantes. Asimismo, colabor¨® con el sacerdote jesuita Jos¨¦ Mar¨ªa Llanos en actividades que ¨¦ste despleg¨® durante d¨¦cadas en el Pozo del T¨ªo Raimundo.
Para aleccionar a las autoridades municipales a proteger el parque del Retiro, que consideraba muy deteriorado en los a?os 80 del siglo anterior, Pirulo sorte¨® durante semanas 15 colecciones de 500 cromos cada una y recaudaba fondos para este menester. Su apodo proced¨ªa de la palabra pirula, sin¨®nimo de borrachera, a prop¨®sito de una al parecer ¨²nica pasada de copas que tuvo su padre siendo ¨¦l ni?o, que cay¨® sobre ¨¦l como un sambenito, en masculino.
Simp¨¢tico, desdentado y "muy miedoso", seg¨²n confesi¨®n propia, Pirulo form¨® parte del paisaje humano madrile?o durante casi toda su vida. Una placa recuerda desde 1988 su memoria en el distrito de Retiro: "A Pirulo, los ni?os de ayer y de hoy".

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