El Athletic resurge en Soria

Emociones fuertes. El Athletic, al parecer, necesita emociones fuertes que le acerquen al abismo para ver el miedo. Si de paso, en sentido contrario, se encuentra un equipo como el Numancia, timorato y acomodado (s¨ª, acomodado a pesar de ser el colista) mejor que mejor. Si adem¨¢s el ¨¢rbitro le manda a la ducha a Aitor Ocio por una segunda tarjeta absurda, cuando el Athletic ya perd¨ªa por 1-0. Y si adem¨¢s el gol recibido es fruto de un rebote desafortunado, tambi¨¦n de Aitor Ocio, el c¨²mulo de adversidades no pod¨ªan sino enrabietar al bicho o mandarle a los corrales. Por si ten¨ªa alguna duda, al cuarto de hora de la reanudaci¨®n, las cabezas de Brit y Gurpegui chocaron y el central rojiblanco se tuvo que ir con la nariz medio rota.

La adversidad enrabiet¨® al conjunto bilba¨ªno mientras se amodorraba su rival

Y, claro, el bicho se cabre¨®, m¨¢s que por su actitud, que fue mucha, por la apat¨ªa del Numancia, que, de repente, se siti¨® campe¨®n. Su lectura del partido fue mal¨ªsima. El colista no puede dar ni un partido por perdido ni un partido por ganado. Y el Numancia lo dio en el minuto 20, cuando se vio con un gol afortunado de Cisma, fruto de un rebote, y con un futbolista m¨¢s sobre el terreno de juego. Ah¨ª decidi¨® el Numancia que hab¨ªa ganado y ah¨ª perdi¨® el partido. Ganaba, pero no era superior, y no lo entendi¨®. Poquito a poco, Javi Mart¨ªnez le iba comiendo el terreno y Toquero se bastaba para arrinconar a la defensa del equipo soriano y sembrarla de dudas. Con correr y presionar le bastaba hasta que hall¨® el premio con un disparo precioso que se gestion¨® con humildad y entrega para ajustarlo al poste de Juan Pablo como un artista.

No hab¨ªa pasado nada, salvo en el acta arbitral, y el partido reflejaba dos goles por asuntos propios. Uno de Cisma, con la ayuda de Ocio, y otro de Toquero, sin la ayuda de nadie, que defin¨ªan la actitud psicol¨®gica m¨¢s que futbol¨ªstica del partido. Antes y despu¨¦s no hab¨ªa pasado nada, salvo un tiro de Dimas que roz¨® el larguero y los enredos arbitrales.

Numancia y Athletic tienen suficientes problemas como para gustarse o enredarse con el toque. Quer¨ªa el f¨²tbol directo, el Athletic, y las faltas en el ¨¢rea, el Numancia, para la bota izquierda de Barkero. Por el medio, trabajo. Sobre todo, cuando Llorente, muy apagado en las ¨²ltimas jornadas, se invent¨® otra jugada entre tres futbolistas para cruzar el bal¨®n en la porter¨ªa de Juan Pablo. Fue su ¨²nica aparici¨®n estelar, m¨¢s all¨¢ del esfuerzo al que obligaban las circunstancias. Pero dej¨® el sello. Entonces entendi¨® el Numancia que no hab¨ªa entendido nada. Y se contagi¨® del esp¨ªritu rojiblanco (ayer de negro). Pacheta movi¨® ficha y apost¨® por los bajitos, Brit y Quero, y cambi¨® el equipo. Se volvi¨® revoltoso, incisivo, incluso peligroso. Por la banda de Quero sufri¨® Iraola y lleg¨® el Numancia. No es que fabricara ocasiones, pero lo parec¨ªa e intimidaba a un Athletic que tampoco se acomod¨® en su ¨¢rea. Menos a¨²n cuando Fern¨¢ndez Borbal¨¢n amonest¨® por segunda vez a Boris y le expuls¨® en el minuto 69.

Y vuelta a empezar, pero con la variaci¨®n de que el Athletic era el que ven¨ªa de atr¨¢s, tras superar todos sus infortunios. La confusi¨®n le atenaz¨® al Numancia. Sus organizadores juegan demasiado atr¨¢s y los de adelante demasiado arriba. Y en esa confusi¨®n se qued¨® el Numancia demasiado abajo en la clasificaci¨®n cuando lo tuvo todo en su mano ante un rival al que deb¨ªa amedrentar. Pero se durmi¨® el le¨®n. Siempre se ha dicho que en las peores circunstancias, el club acaba salvando al equipo. Ayer marcaron Toquero y Llorente, pero quiz¨¢s le impuls¨® el esp¨ªritu frente a la adversidad. Al Numancia le perdi¨® la templanza, algo que est¨¢ prohibido para cualquier colista. La contemplaci¨®n no es el camino.