Evitar lo peor
Parece que, despu¨¦s de todo, no vamos a tener una segunda Gran Depresi¨®n. ?Qu¨¦ nos ha salvado? La respuesta b¨¢sicamente es el Gran Gobierno. Dejemos una cosa clara: la situaci¨®n econ¨®mica sigue siendo terrible, y de hecho, peor de lo que pr¨¢cticamente cualquiera habr¨ªa cre¨ªdo posible no hace mucho. La naci¨®n ha perdido 6,7 millones de puestos de trabajo desde que empez¨® la recesi¨®n. Si tenemos en cuenta la necesidad de encontrar trabajo de una poblaci¨®n en edad de trabajar cada vez m¨¢s numerosa, probablemente tengamos unos nueve millones de empleos menos de los que deber¨ªamos tener.
Y el mercado laboral todav¨ªa no se ha recuperado; ese ligero baj¨®n de la tasa de paro registrada el mes pasado probablemente era una casualidad estad¨ªstica. Todav¨ªa no hemos alcanzado el punto en el que las cosas est¨¦n mejorando de hecho; por ahora, todo lo que tenemos que celebrar son indicios de que las cosas empeoran m¨¢s lentamente.
El Gobierno ha desempe?ado una funci¨®n estabilizadora crucial en esta crisis
Sin embargo, a pesar de todo eso, el ¨²ltimo chaparr¨®n de informes econ¨®micos da a entender que la econom¨ªa se ha alejado varios pasos del borde del precipicio. Hace unos meses, la posibilidad de caer en el abismo parec¨ªa muy real. En algunos aspectos, el p¨¢nico financiero de finales de 2008 fue tan severo como el p¨¢nico financiero de principios de la d¨¦cada de 1930 y, durante un tiempo, los indicadores econ¨®micos clave -comercio mundial, producci¨®n industrial mundial y hasta los precios de las acciones- han estado cayendo igual de r¨¢pido o m¨¢s que en 1929 y 1930. Pero en los a?os treinta, las l¨ªneas de tendencia eran siempre a la baja. Esta vez, el desplome parece estar terminando al cabo de s¨®lo un a?o terrible.
Entonces ?qu¨¦ es lo que nos ha salvado de una repetici¨®n completa de la Gran Depresi¨®n? La respuesta, casi con toda seguridad, reside en la muy diferente funci¨®n que ha desempe?ado el Gobierno. El aspecto m¨¢s importante del papel del Gobierno en esta crisis probablemente no sea lo que ha hecho, sino lo que no ha hecho: a diferencia del sector privado, el Gobierno federal no ha recortado el gasto a medida que se reduc¨ªan sus ingresos (los Gobiernos estatales y locales son una historia diferente). La recaudaci¨®n fiscal ha sido mucho m¨¢s baja, pero los cheques de la Seguridad Social siguen saliendo; Medicare sigue cubriendo las facturas de hospital; los empleados federales, desde los jueces hasta los guardas forestales, pasando por los soldados, siguen cobrando su sueldo.
Todo esto ha contribuido a sostener la econom¨ªa en su momento de necesidad, de una forma que no se vio en los a?os treinta, cuando el gasto federal representaba un porcentaje mucho m¨¢s bajo del PIB. Y s¨ª, esto significa que los d¨¦ficits presupuestarios -que son una mala cosa en tiempos normales- son de hecho algo bueno en estos momentos.
Adem¨¢s de tener este efecto estabilizador autom¨¢tico, el Gobierno ha intervenido para rescatar al sector financiero. Se podr¨ªa sostener (y yo lo har¨ªa) que las ayudas de emergencia a las empresas financieras se podr¨ªan y se deber¨ªan haber manejado mejor, que los contribuyentes han pagado demasiado y recibido demasiado poco. Pero es posible estar descontento, e incluso enfadado, con la forma en que han funcionado las ayudas de emergencia y al mismo tiempo reconocer que sin estas ayudas las cosas habr¨ªan ido mucho peor.
El tema es que esta vez, a diferencia de lo que pas¨® en la d¨¦cada de los treinta, el Gobierno no se ha quedado cruzado de brazos mientras gran parte del sector financiero se ven¨ªa abajo. Y ¨¦sa es otra de las razones por las que no estamos viviendo una Segunda Gran Depresi¨®n.
Por ¨²ltimo, y aunque probablemente sea menos importante, pero ni mucho menos balad¨ª, han estado los esfuerzos deliberados del Gobierno por reanimar la econom¨ªa. Desde el principio, sostuve que la Ley de Recuperaci¨®n y Reinversi¨®n Estadounidense, tambi¨¦n conocida como el plan de est¨ªmulo de Obama, se quedaba demasiado corta. No obstante, hay c¨¢lculos razonables que dan a entender que en estos momentos est¨¢n trabajando un mill¨®n m¨¢s de estadounidenses de los que estar¨ªan empleados sin ese plan -una cifra que crecer¨¢ con el tiempo- y que el est¨ªmulo ha desempe?ado un papel importante a la hora de frenar la ca¨ªda en picado de la econom¨ªa.
En resumen, por tanto, el Gobierno ha desempe?ado una funci¨®n estabilizadora crucial en esta crisis econ¨®mica. Ronald Reagan estaba equivocado: a veces el sector privado es el problema, y el Gobierno es la soluci¨®n. ?Y no se alegran de que ahora mismo el Gobierno est¨¦ dirigido por gente que no odia el Gobierno?
No sabemos cu¨¢les habr¨ªan sido las medidas econ¨®micas de la Administraci¨®n con McCain y Palin al frente. Sin embargo, s¨ª sabemos lo que han estado diciendo los republicanos en la oposici¨®n, y se reduce a exigir que el Gobierno deje de impedir una posible depresi¨®n.
Y no me refiero s¨®lo a la oposici¨®n al est¨ªmulo. Los republicanos m¨¢s destacados tambi¨¦n quieren deshacerse de los estabilizadores autom¨¢ticos. All¨¢ por marzo, John Boehner, el l¨ªder de la minor¨ªa en la C¨¢mara de Representantes, declar¨® que puesto que las familias lo est¨¢n pasando mal, "es hora de que el Gobierno se apriete el cintur¨®n y demuestre a los ciudadanos estadounidenses que 'lo capta". Afortunadamente, ha ignorado su consejo.
Sigo estando muy preocupado por la econom¨ªa. Sigue habiendo, me temo, una posibilidad considerable de que el desempleo siga siendo elevado durante mucho tiempo. Pero al parecer hemos evitado lo peor: la cat¨¢strofe total ya no parece probable. Y el Gran Gobierno, dirigido por gente que entiende sus virtudes, es la raz¨®n.
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa de Princeton y premio Nobel de Econom¨ªa 2008. ? 2009 New York Times News Service.Traducci¨®n de News Clips.
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