Se apaga la voz de Am¨¦rica Latina

Centenares de personas dieron ayer su adi¨®s a La Negra, la folclorista de Am¨¦rica Latina por excelencia, Mercedes Sosa, cantando sus tonadas a la puerta del Palacio del Congreso, de Buenos Aires, donde se instal¨® la capilla ardiente. Rodeados de decenas de conmovidos seguidores de La Negra, m¨²sicos, artistas y escritores pasaron por el Sal¨®n de los Pasos Perdidos para dejar testimonio de su admiraci¨®n por la cantante, fallecida en la madrugada del domingo, a los 74 a?os. A ¨²ltima hora de ayer, acudieron la presidenta argentina, Cristina Fern¨¢ndez, y su marido, N¨¦stor Kirchner. Sus restos mortales ser¨¢n incinerados hoy en el cementerio de la Chacarita.

"Mercedes fue un ser bondadoso y su presencia era una necesidad para todos los que actuamos o grabamos con ella", resumi¨® el letrista Antonio Tarrag¨® Ros en nombre de los muchos m¨²sicos argentinos que colaboraron con ella. El cantautor espa?ol Joan Manuel Serrat, desde Estoril (Portugal), record¨® que comparti¨® con ella "un sinf¨ªn de conciertos, pero tambi¨¦n de discusiones y abrazos y de todo aquello que compartes con quien quieres". "Mercedes era una artista muy popular en el mejor sentido, porque hay muy pocos que puedan dar la emoci¨®n que ella transmit¨ªa", asegur¨® Serrat. "Su voz era fant¨¢stica, afinada, pero no hubiese valido de nada sin un coraz¨®n que la empujara. Ella lo ten¨ªa y eso lo sab¨ªa la gente; ha hecho llorar mucho a los hombres", sentenci¨®.

Serrat: "Su voz era fant¨¢stica. Ha hecho llorar mucho a los hombres"

Mercedes Sosa forma parte de la memoria sentimental no s¨®lo de los argentinos, sino tambi¨¦n de miles de espa?oles que acudieron a sus primeros conciertos por toda Espa?a, reci¨¦n reinstaurada la democracia. Gracias a la vida, Alfonsina y el mar, S¨®lo le pido a Dios fueron parte del cancionero popular de la transici¨®n espa?ola como lo fueron despu¨¦s de la argentina, a la ca¨ªda de la dictadura militar. La Negra fue decisiva para dar entrada al folclor latinoamericano en Europa y en Espa?a (donde estuvo exiliada cuatro a?os), en la d¨¦cada de los setenta y ochenta, y miles de seguidores cantaron con ella fuera de Am¨¦rica zambas, milongas, chacareras y tonadas, que la convirtieron en una de las m¨¢s famosas int¨¦rpretes del continente.

Su muerte fue acogida con dolor tambi¨¦n en los medios rockeros y de Am¨¦rica Latina, a los que siempre prest¨® su generoso apoyo. Su relaci¨®n con los m¨²sicos j¨®venes argentinos fue constante, como reflejan los 40 ¨¢lbumes que integran su carrera. En su ¨²ltimo ¨¢lbum doble, Cantora, ya enferma, fueron muchos de esos m¨²sicos quienes se ofrecieron a cantar duetos con ella: Shakira, Fito P¨¢ez, Charly Garc¨ªa, Caetano, Soledad, Julieta Venegas, Drexter o los espa?oles Joan Manuel Serrat y Joaqu¨ªn Sabina colaboraron para lanzar un disco que ahora est¨¢ nominado como mejor ¨¢lbum del a?o para los Grammys Latinos 2009. "La Negra era la mejor cantante de Argentina y la voz de Am¨¦rica Latina", asegur¨® Fito P¨¢ez. Ella, sin embargo, rehus¨® siempre el apelativo de "La Voz de Am¨¦rica Latina", que le parec¨ªa excesivo.

Michelle Bachelet, presidenta de Chile, que conoci¨® el agravamiento de la salud de Sosa cuando visitaba el pueblo natal de la folclorista chilena Violeta Parra, expres¨® su admiraci¨®n por La Negra y record¨® la amistad que mantuvieron ambas cantantes. Sosa cant¨® insuperablemente algunos de los temas m¨¢s famosos de Parra, entre ellos su Gracias a la vida. "Ella era, quiz¨¢s, la voz m¨¢s vigorosa de Am¨¦rica Latina", lament¨® Bachelet. Sosa fue siempre una cantante comprometida con causas pol¨ªticas y sociales. Form¨® parte de la bohemia que acompa?¨® el folclor argentino en los setenta y ochenta, el llamado Movimiento del Nuevo Cancionero, y particip¨® en cuanta manifestaci¨®n o encuentro hubo en esa ¨¦poca a favor de las comunidades ind¨ªgenas, luchas sindicales o derechos humanos. Durante un concierto celebrado al inicio de la dictadura militar fue detenida. Al recobrar la libertad, march¨® al exilio (Espa?a y Francia), de donde no regresar¨ªa definitivamente hasta la llegada de la democracia. En una reciente entrevista coment¨® aquellos momentos de intensa lucha pol¨ªtica: "Antes, los sue?os eran m¨¢s radicales, perfectos. Ahora, se hace lo que se puede".

Viuda, con un hijo y dos nietas, se distingui¨® por su magn¨ªfica voz, con registros de soprano, y su conexi¨®n con todas las grandes figuras del folclor latinoamericano, desde Atahualpa Yupanqui a Violeta Parra. Sus interpretaciones de la Cantata Suramericana o la Misa Criolla recibieron premios internacionales. Sin embargo, ella siempre se consider¨® una "negra petisa [una mujer pobre, morena y peque?a], sin glamour, tal y como se refiere a m¨ª la oligarqu¨ªa de mi pa¨ªs". "?ste es un pa¨ªs de negros", dec¨ªa con iron¨ªa, "en el que todos son rubios".

En los ¨²ltimos tiempos, cansada y enferma, aseguraba encontrarse feliz, rodeada de afecto. "Tengo suerte", dec¨ªa, "... pero me ha costado mucho". Sosa luch¨® hasta el final por cumplir los objetivos del Manifiesto del Nuevo Cancionero que firm¨® en Mendoza, en 1964, cuando s¨®lo ten¨ªa 28 a?os, y en el que se propon¨ªa renovar la canci¨®n argentina popular para conseguir que "se integre en la vida de todo el pueblo, expresando sus sue?os, sus alegr¨ªas, sus luchas y sus esperanzas".