El alma en vilo
Los dos pa¨ªses vivieron el duelo con tensi¨®n y sufrimiento
El embajador argentino en Montevideo estaba ayer furioso: "Estamos a punto de traspasar la delgada l¨ªnea que separa lo sublime de lo rid¨ªculo", dijo ante los micr¨®fonos de una radio porte?a. El diplom¨¢tico no sab¨ªa c¨®mo explicar a los uruguayos que el paso fronterizo de Gualeguaych¨², que los argentinos mantienen cerrado desde hace nada menos que tres a?os, se abriera unas horas para dejar pasar a los hinchas que iban a ver el partido de la selecci¨®n y evitar as¨ª que tuvieran que dar un rodeo. "?Y por qu¨¦ no dejar pasar a un familiar para ir a ver a su primo o a un amigo, o por qu¨¦ no dejar pasar a un se?or que trabaja?", se fue calentando el embajador. Seguramente ten¨ªa raz¨®n en que "no hay antecedente mundial de que un puente internacional est¨¦ cortado por tres a?os", pero, desde luego, no en comparar la solidaridad que provoca un se?or que visita a su primo con la que suscita el compa?erismo futbolero y el ansia de empujar a la albiceleste en su momento m¨¢s comprometido. Lo m¨¢s probable es que el puente siga como estaba.
El partido contra Uruguay estuvo rodeado de toda la parafernalia de los encuentros ag¨®nicos. Uno de los ayudantes de Maradona, Miguel ?ngel Lemme, se lio a bofetadas con un periodista uruguayo empe?ado en sacar alguna declaraci¨®n al poderoso presidente de la Asociaci¨®n del F¨²tbol Argentino, Julio Grondona. Los aficionados uruguayos cumplieron tambi¨¦n con el teatro previsto y procuraron entorpecer el sue?o de los jugadores argentinos explotando petardos junto al hotel en que dorm¨ªan. Nada grave porque el ruido casi no se o¨ªa en las habitaciones.
Montevideo y Buenos Aires est¨¢n separados por el R¨ªo de la Plata, unos 200 kil¨®metros en l¨ªnea recta (aunque por carretera son m¨¢s de 500) por lo que comparten muchas cosas, no s¨®lo historia y el tango, sino tambi¨¦n el clima. Quiere decirse que ayer fue un d¨ªa destemplado en las dos riberas y en las dos ciudades. Aunque quiz¨¢s el fr¨ªo se sent¨ªa un poco m¨¢s en la capital argentina, con el alma en vilo. En Uruguay hay entusiasmo, en Argentina, tensi¨®n, pregonaban las radios y televisiones.
A las seis de la tarde ya quedaban pocos ciudadanos por las calles de la capital. Para favorecer el tr¨¢fico, habitualmente muy complicado, los piquetes de la empresa Kraff, que llevan d¨ªas volviendo loca a la ciudad, anunciaron que no cortar¨ªan esta vez el tr¨¢fico en la Panamericana (gran v¨ªa de salida hacia el conurbano). Los "muchachos", como se les conoce en Argentina, se merecen ver el partido, ?no?, explicaba, resignado, el conductor de una furgoneta de reparto "atrapado" esta semana en dos "cortes" monstruosos. La selecci¨®n es una pasi¨®n nacional, compartida sin vacilaciones ni reparos, por m¨¢s que en esta ocasi¨®n fueran muchos m¨¢s los que confiaban en Bielsa (seleccionador chileno) que en Maradona. Los argentinos, dicen ellos mismos, tienen claras pocas cosas. Pero de dos est¨¢n completamente seguros: nadie se r¨ªe ni con el f¨²tbol ni con el tango. Ayer era un d¨ªa para sufrir hasta el final en toda Argentina y Uruguay.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.