Seat reivindica la competici¨®n

Hubo jolgorio en Macao cuando el equipo Seat se proclam¨® por segundo a?o consecutivo campe¨®n del Mundo de Turismos. All¨ª estaban Jaime Puig, director del equipo, y Gabriele Tarquini, campe¨®n de pilotos, celebrando a lo grande el ¨¦xito que acababan de conseguir. Fue una satisfacci¨®n para todo el mundo, posiblemente tambi¨¦n para los 7.484 empleados de la marca automovil¨ªstica catalana que en los pr¨®ximos d¨ªas afrontar¨¢n un ERE temporal que les dejar¨¢ 51 d¨ªas sin empleo. Existe una aparente contradicci¨®n en esta filosof¨ªa existencial de Seat: ?c¨®mo pueden estar realizando una inversi¨®n en competici¨®n, si las ventas han ca¨ªdo, el empleo en la compa?¨ªa comienza a ser precario y deben recurrir a soluciones dr¨¢sticas para evitar los despidos?

El retorno publicitario del t¨ªtulo es de 50 millones, seis veces la inversi¨®n

"Hacemos coches s¨®lidos, seguros y r¨¢pidos", afirma el director del equipo

"Yo no lo veo as¨ª", afirma Puig. "Nos sentimos orgullosos por haber conseguido el t¨ªtulo mundial con un turismo creado y realizado en nuestra propia f¨¢brica de Martorell, que nos ha permitido mostrar a millones de personas que somos capaces de competir al mismo nivel que las mejores marcas mundiales e incluso ganarlas". Es cierto. Pero el mismo dilema tuvieron que plantearse algunos constructores japoneses que compet¨ªan en el Mundial de F-1 y su respuesta fue dr¨¢stica. Honda abandon¨® al final de 2008 y Toyota anunci¨® hace s¨®lo unos meses que no seguir¨ªa en aquella competici¨®n.

"Son casos muy distintos", argumenta Jaime Puig. "Los presupuestos de la F-1 y los nuestros no tienen nada que ver. Y para nosotros la repercusi¨®n y la imagen de marca que conseguimos son muy importantes". Participar en el Mundial de F-1 les costaba a los dos equipos japoneses entre 300 y 400 millones de euros. Cuando Seat compiti¨® en el Mundial de Rallies, entre 1996 y 2000, su presupuesto se situaba entre los 60 y los 70 millones y eso les oblig¨® a abandonar. Pero el Mundial de Turismos permanece como uno de los campeonatos globales m¨¢s cercano a los coches de serie y con un presupuesto m¨¢s asumible: unos ocho millones de euros por temporada.

El lema de esta competici¨®n aclara la pretensi¨®n de los mismos organizadores: Real car, real racing. No se trata de ning¨²n prototipo. La mayor¨ªa de piezas que deben utilizar los coches son de serie, las mismas que el Seat Le¨®n FR TDI. "Lo m¨¢s importante para nosotros es que somos campeones de turismos, y eso es exactamente lo que fabricamos", comenta Puig. El chasis, la carrocer¨ªa, el bloque del motor, la caja de cambios y de direcci¨®n, todos esos elementos son los mismos que en la serie. "Hacemos algunos retoques: ponemos un arco de seguridad y mejoramos la aerodin¨¢mica", explica Puig. "Pero s¨®lo hay cinco piezas que podemos modificar durante todo el a?o".

Seat compiti¨® con cinco coches, con motores di¨¦sel, frente a otras tres marcas oficiales: BMW, Chevrolet y Lada. El retorno publicitario que logr¨® con su t¨ªtulo mundial fue de unos 50 millones de euros, o sea seis veces la inversi¨®n. "Eso ayuda a mejorar la imagen de la marca", comenta Puig. "Queda claro que hacemos unos coches s¨®lidos, seguros, r¨¢pidos". Algo que refuerza la credibilidad de Seat, frente a la imagen de precariedad que ofrec¨ªa la marca antes de ser absorbida por Volkswagen. Sin embargo, el mayor impacto se recibi¨® en pa¨ªses como Jap¨®n, Holanda, M¨¦xico, Rusia, B¨¦lgica y Hungr¨ªa, y no en los que la marca tiene m¨¢s implantaci¨®n: Espa?a, Italia, Gran Breta?a, Francia y Alemania.

"Aqu¨ª se valora m¨¢s el piloto que la marca. Si el campe¨®n hubiera sido Jordi Gen¨¦ -uno de los pilotos oficiales-, la repercusi¨®n habr¨ªa sido mayor", concluye Puig. El equipo lo componen 96 personas y ayuda a la formaci¨®n de ingenieros, mec¨¢nicos y pilotos. Aparentemente, es una buena inversi¨®n. Pero en Seat las ventas han ca¨ªdo alrededor del 30% y la producci¨®n ha debido frenarse de 550.000 coches anuales a 330.000. Y, como consecuencia, la direcci¨®n se plantea reducir su participaci¨®n en el Mundial de Turismos, o incluso no inscribir al equipo campe¨®n la pr¨®xima campa?a.