Con los aeropuertos no se juega
El objetivo de mejorar la eficiencia y la competitividad de nuestros aeropuertos es demasiado importante como para ponerlo en riesgo con intereses parciales y debates de alcance menor. Ni la discusi¨®n alicorta sobre el n¨²mero de asientos que tendr¨¢ cada cual en los consejos de administraci¨®n, ni los privilegios desmesurados de determinados profesionales, ni la concepci¨®n judicial de los aeropuertos como meras instalaciones molestas que hacen ruido, ni la intenci¨®n aviesa de alg¨²n "emprendedor" por convertir el transporte a¨¦reo en plataforma f¨¢cil para la pr¨¢ctica del "coge el dinero y corre", pueden distraernos de ese prop¨®sito de inter¨¦s general.
Nuestros 48 aeropuertos de inter¨¦s general transportaron a 187 millones de pasajeros en 2009. Los n¨²meros son reveladores: 680 compa?¨ªas conectadas con 138 pa¨ªses; 6.200 empresas de servicios aeroportuarios; 140.000 empleos directos; 440.000 empleos vinculados al sector; cerca de un 7% del PIB nacional. Tres de cada cuatro turistas que alimentan la primera industria espa?ola acuden a nuestro pa¨ªs v¨ªa a¨¦rea. Todos los analistas coinciden en que el sector a¨¦reo resulta clave en los esfuerzos por reactivar la econom¨ªa, configurar un modelo productivo m¨¢s competitivo y adelantar la salida de la crisis. No, con los aeropuertos no se juega.
La reforma del modelo aeroportuario asegurar¨¢ un futuro m¨¢s eficiente, m¨¢s competitivo y seguro
Tan claro lo hemos tenido los espa?oles que en la ¨²ltima d¨¦cada hemos invertido m¨¢s de 17.300 millones de euros para dotarnos de los aeropuertos m¨¢s modernos y funcionales, y para convertir nuestra avanzada tecnolog¨ªa de navegaci¨®n a¨¦rea en el modelo a imitar por una veintena de pa¨ªses europeos. Ahora se trata de promover una gran reforma de nuestro modelo aeroportuario para asegurar un futuro m¨¢s eficiente, m¨¢s competitivo y m¨¢s seguro.
Los retos son tres. Primero, modernizar la estructura y el funcionamiento del sistema. Separando la navegaci¨®n a¨¦rea de la gesti¨®n mercantil de los aeropuertos. Liderando la integraci¨®n en el Cielo ?nico Europeo. Afrontando la racionalizaci¨®n del control a¨¦reo. Rebajando nuestras tasas y tarifas. Perfeccionando los mecanismos de seguridad. Garantizando la sostenibilidad y el control de emisiones.
El segundo reto es el de la descentralizaci¨®n. El modelo presentado por el Gobierno es el m¨¢s avanzado de la historia en este sentido. La creaci¨®n de sociedades filiales de gesti¨®n para los aeropuertos m¨¢s complejos; la participaci¨®n de comunidades aut¨®nomas, ayuntamientos y c¨¢maras de Comercio en sus consejos; la disposici¨®n de mayor¨ªas cualificadas para adoptar las decisiones estrat¨¦gicas y la constituci¨®n de comit¨¦s aeroportuarios paritarios en cada comunidad para coordinar las pol¨ªticas en el ¨¢mbito, constituyen pasos in¨¦ditos hasta ahora que contribuir¨¢n positivamente al desarrollo local y regional en torno a nuestros aeropuertos. Esta tensi¨®n descentralizadora habr¨¢ de ser compatible con la atribuci¨®n constitucional al Estado de la competencia sobre los aeropuertos de inter¨¦s general, as¨ª como con la consolidaci¨®n de nuestro sistema en red para asegurar la viabilidad de las instalaciones menos rentables, la conectividad de todos los ciudadanos y la aplicaci¨®n de los principios de solidaridad e igualdad.
Y el tercer reto consiste en incorporar a la iniciativa privada. La previsi¨®n de hasta un 30% de capital privado en AENA Aeropuertos, SA, posibilitar¨¢ la captaci¨®n de recursos adicionales sin cargo en el d¨¦ficit p¨²blico y abrir¨¢ la puerta a la optimizaci¨®n de las pr¨¢cticas eficientes de gesti¨®n que se reconoce internacionalmente a nuestras empresas especializadas. El l¨ªmite formalizado en ley del 30% de participaci¨®n y la garant¨ªa del control p¨²blico del sistema conjurar¨¢n los riesgos privatizadores planteados desde algunas instancias.
El nuevo modelo aeroportuario que propone Fomento es equilibrado y viable; responde a una sola motivaci¨®n: contar con un transporte a¨¦reo m¨¢s eficiente para hacer m¨¢s eficiente nuestra econom¨ªa y nuestra sociedad. La valoraci¨®n positiva en t¨¦rminos de "avance" que esta propuesta ha obtenido de los grupos m¨¢s representativos en el Parlamento alienta la esperanza de un consenso amplio. Por eso insistimos en la necesidad de actuar con altura de miras, con responsabilidad de Estado, anteponiendo el inter¨¦s general a las tentaciones particularistas. Que este a?o haya elecciones en una comunidad no debe ser ¨®bice para que todas las fuerzas pol¨ªticas, nacionalismos incluidos, valoren positivamente el "avance" descentralizador y eficiente en la propuesta que el Gobierno hace sin obligaci¨®n constitucional o estatutaria. Esperemos tambi¨¦n que atiendan al sentido com¨²n esos servidores p¨²blicos con sueldos por las nubes y con productividad subterr¨¢nea, que provocan ineficiencias en la gesti¨®n y tasas insostenibles.
La misma llamada a la racionalidad cabe para los colectivos, con amparo judicial o sin ¨¦l, que defienden leg¨ªtimamente su derecho a vivir sin ruidos excesivos, pero que han de entender la necesidad de hacerlo compatible con la viabilidad de unas infraestructuras imprescindibles para el desarrollo colectivo. Y, desde luego, corresponde tambi¨¦n reclamar responsabilidad a esos empresarios del sector que a veces persiguen el beneficio m¨¢ximo y r¨¢pido, sin pensar que la falta de consideraci¨®n hacia los usuarios puede enfermar a la gallina de los huevos de oro. Vamos a ello.
Rafael Simancas es portavoz del Grupo Socialista en la Comisi¨®n de Fomento del Congreso de los Diputados.
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