"No creo que los ni?os de ahora sean peores que los de antes"
A punto de celebrar su 93 cumplea?os, Jos¨¦ Casta?o acude cada ma?ana a dar clase al colegio p¨²blico de Murcia que lleva su nombre. Sin cobrar, por puro placer. Este profesor de ojos mitad verdes y mitad azules que miran sin necesidad de gafas, de sonrisa t¨ªmida y constante, fue represaliado por el franquismo durante 36 a?os eternos. "Trabaj¨¦ como cobrador de morosos, como comercial en la American Radio o como empresario en una cantera de piedra", cuenta. La Guerra Civil, su paso por la c¨¢rcel y su condici¨®n de rojo le impidieron incorporarse como docente hasta meses antes de que Franco muriese en 1975. Entonces, a los 58 a?os, tuvo que terminar el curso de pr¨¢cticas y jurar lealtad a los principios del Movimiento. Tras el mal trago, por fin pis¨® un colegio como maestro de Lengua. Su actividad es hoy mucho m¨¢s tranquila. Organiza trabajos monogr¨¢ficos, da clases de apoyo a los alumnos m¨¢s atrasados y echa una mano en secretar¨ªa con el papeleo.
"?Recuperar la tarima para elevar la autoridad? Eso son estupideces"
El viejo profesor aprovecha a diario los recreos para salir a tomar un caf¨¦. Caf¨¦ solo y corto que no puede beber sin fumarse un cigarrillo. Entre sorbos cortos y largas caladas dice que mira con esperanza el pacto por la educaci¨®n que el ministro ?ngel Gabilondo intenta consensuar con todas las fuerzas pol¨ªticas y sociales. "Creo que es una buena idea porque el sistema educativo no puede cambiar constantemente en funci¨®n del partido que est¨¦ en el poder. Es fundamental que eliminemos el matiz ideol¨®gico de las aulas. Deber¨ªamos mirar el modelo franc¨¦s, donde estas decisiones no las toman pol¨ªticos, sino funcionarios especializados y capacitados para crear un modelo que funcione y se prolongue en el tiempo sin lastres dogm¨¢ticos".
Casta?o habla con la perspectiva de un hombre que ha vivido a pie de aula la evoluci¨®n de la educaci¨®n en Espa?a de los ¨²ltimos 35 a?os. Y un hombre que, todav¨ªa antes, fue apartado de la ense?anza, precisamente, por razones ideol¨®gicas. El 1 de mayo de 1939, cuando dos falangistas le detuvieron y condenaron a 30 a?os de prisi¨®n. "Luch¨¦ con el ej¨¦rcito republicano en el frente de Teruel durante un a?o. Hab¨ªa militado en el Partido Radical Socialista y en Uni¨®n Republicana".
Primero estuvo en la c¨¢rcel de Murcia, con capacidad para unos 200 reclusos, pero donde se hacinaban unos 2.000 presos pol¨ªticos. "Durante las primeras semanas tuve que compartir plato y colch¨®n con otros tres compa?eros", recuerda. A los pocos meses le trasladaron a la prisi¨®n de Totana (Murcia), donde complet¨® su periplo carcelario de dos a?os y medio. "All¨ª termin¨¦ ense?ando a alumnos analfabetos y organizando un curso de geograf¨ªa". El profesor, pese a todo, cree hoy que su paso por prisi¨®n le enriqueci¨® como persona "por las experiencias acumuladas". Casta?o tuvo suerte con la reducci¨®n de condena y qued¨® libre. Pero ya no pudo incorporarse al cuerpo de maestros hasta 36 a?os despu¨¦s.
Hoy, echa un vistazo a su alrededor y no le parece razonable, por ejemplo, la pol¨¦mica sobre la necesidad de reforzar la autoridad de los maestros. "He o¨ªdo que pretenden recuperar la tarima para elevar la autoridad del maestro. Eso son estupideces. No creo que los ni?os de ahora sean peores que los de las generaciones anteriores. El problema es que no recordamos cuando nosotros ¨¦ramos chiquillos. Nunca se comportar¨¢n como un adulto. Si intentas imponerles algo lo rechazar¨¢n. Se debe razonar con ellos con cari?o y paciencia. ?se es el ¨²nico camino para que aprendan y respeten a los docentes".
Tampoco cree que los maestros reciban en la actualidad la formaci¨®n adecuada. "Dominan perfectamente las materias, pero desconocen c¨®mo deben impartirlas en el aula porque sus periodos de pr¨¢cticas son m¨ªnimos. Y de ah¨ª derivan la mayor¨ªa de trabas con los alumnos. Los maestros deben ser capaces de convencer a los ni?os de que est¨¢n en lo cierto argumentando. Es as¨ª como se alcanza una autoridad moral sobre los ni?os, que no son tontos, y lo palpan enseguida".
El maestro mira atr¨¢s y se queja: "Destruyeron a la mejor generaci¨®n de profesores que ha tenido jam¨¢s este pa¨ªs, la que se form¨® con el Plan Profesional de la II Rep¨²blica, aquella a la que ense?aron a ense?ar". Recuerda que la depuraci¨®n que el r¨¦gimen hizo del cuerpo de magisterio fue "terrible y a conciencia". Los que hab¨ªan cursado sus estudios durante la guerra tuvieron que repetirlos. "Y al resto, ni nos dejaron incorporarnos. Eso s¨ª, como les hac¨ªan falta profesores, le dieron el t¨ªtulo a muchos afectos al r¨¦gimen que no hab¨ªan pisado un aula en su vida", lamenta.
Cuando Casta?o alcanz¨® por fin su plaza en 1975, s¨®lo le faltaban nueve a?os para la jubilaci¨®n. Cuando ¨¦sta lleg¨®, solicit¨® seguir trabajando y, desde 1999, bajo la figura legal de Voluntarios para la Educaci¨®n. "Y hasta hoy". En 2007 recibi¨® la medalla de oro al m¨¦rito en el trabajo. "Yo me considero m¨¢s que pagado por poder seguir viniendo a dar clase. Lo har¨¦ mientras el cuerpo y las facultades me lo permitan".
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