El mundo del toreo est¨¢ loco

?sta podr¨ªa ser la cr¨®nica de una tarde triunfal en la que se cortaron seis orejas y dos toreros salieron a hombros. Pero, no. Ser¨ªa un enga?o, como tantos otros. Adem¨¢s, tres figuras como las de ayer, postineras y exigentes con el toro, con los compa?eros y los billetes, exigen una cr¨ªtica severa.

Vayamos por partes: la plaza no se llen¨®. ?Mala cosa...! El toro, corto, muy corto de presencia, de fiereza y de casta. Bien es cierto que Vistalegre es plaza de segunda, pero no parece de recibo venir a Madrid con un torete sin cara y sin hechuras, m¨¢s parecido al gato y al borrego, consecuencia, quiz¨¢, de la manipulaci¨®n gen¨¦tica del toro bravo al que las figuras -las de ayer, tambi¨¦n, a pesar de su juventud- han sometido al protagonista de esta fiesta. Y los toreros, due?os de todos los trucos inventados para encandilar a un p¨²blico festivo al que hab¨ªa que dar un cursillo acelerado de tauromaquia antes de que su jolgorio acabe con la fiesta.

"El toreo est¨¢ loco", dec¨ªa una aficionada cuando El Juli paseaba triunfante y sonriente las dos orejas del cuarto de la tarde. Est¨¢, sin duda, loco, en el mejor sentido de la palabra: fuera de lugar, sin norte, disparatado, desubicado... ?Pensar¨ªa alguno de los que aplaud¨ªan enfervorizados que el diestro madrile?o hab¨ªa hecho el toreo? ?Lo pensar¨ªa, acaso, el propio Juli, que se faj¨®, es verdad, con un animalito inv¨¢lido al que cit¨® siempre al hilo del pit¨®n, abus¨® del pico y tore¨® hacia fuera? Lig¨® los muletazos y esa virtud enloqueci¨® a los tendidos, pero qued¨® la impresi¨®n de que aquello era un enga?o.

Mejor¨® Manzanares en el quinto. Bueno... Lo hizo bonito, porque su forma de interpretar el toreo reboza elegancia y armon¨ªa, pero no se rompi¨® con el mejor toro de la tarde, ante el que nunca carg¨® la suerte y tore¨® despegado. Y Perera quiso comerse el mundo en el sexto, y tir¨® de la embestida en derechazos largos en las dos primeras tandas, momento en el que el animal se agot¨®.

Nada destacable en los tres primeros toros. El Juli se encontr¨® con un becerrote de docilidad perruna; Manzanares persigui¨® a otro que hu¨ªa despavorido, y Perera se las vio con el m¨¢s sos¨®n de la tarde.

Por cierto, no hubo tercio de varas porque la feble condici¨®n de la corrida no lo permiti¨®, ni toreo de capote que merezca reconocimiento. Brill¨® el tercio de banderillas, mire usted, por obra y gracia de Curro Javier, Juan Jos¨¦ Trujillo y Joselito Guti¨¦rrez.

?No dicen que el toreo vive un momento crucial? Pues, no se nota. Los toreros sigue a lo suyo: toros tontos para enga?ar mejor. Pero no se puede enga?ar siempre a todo el mundo...