El auge liberal deja en el limbo a los conservadores brit¨¢nicos
El ascenso electoral de Nick Clegg refuerza la posibilidad de un Gobierno de coalici¨®n
El primer debate televisado en la historia de las elecciones brit¨¢nicas ha tenido un efecto revolucionario que nadie hab¨ªa previsto. Lo gan¨®, sin discusi¨®n, el l¨ªder de los liberales-dem¨®cratas, Nick Clegg, provocando un inmediato aumento de sus expectativas de voto en los sondeos. De consolidarse, el inesperado auge del tercer partido brit¨¢nico amenaza con dejar en el limbo las aspiraciones del conservador David Cameron de conseguir la mayor¨ªa absoluta en las elecciones del 6 de mayo y refuerza la posibilidad de que el Reino Unido se vea abocado a un Gobierno de coalici¨®n, quiz¨¢s entre liberales y laboristas, o a un ejecutivo conservador minoritario.
Desde hace tres d¨ªas ya no se habla de programas electorales y ha quedado enterrada la discusi¨®n m¨¢s bien bizantina de si hay que empezar a recortar el gasto p¨²blico ahora o hay que esperar un a?o. De lo ¨²nico que se habla es de Nick Clegg, de la consistencia o no de los liberales-dem¨®cratas, de si su ¨¦xito va o no a ser pasajero y, sobre todo, c¨®mo puede afectar al resultado final de las elecciones: ?va a perjudicar m¨¢s a los laboristas o a los conservadores?
El desprestigio de la clase pol¨ªtica va a reflejarse en las urnas el 6 de mayo
El conservador David Cameron tiene dif¨ªcil lograr la mayor¨ªa absoluta
El debate televisado del jueves ha revolucionado las encuestas
'Tories' y laboristas estudian cu¨¢l es la mejor manera de frenar a su oponente
Una encuesta de YouGov publicada ayer por The Sun otorga a los liberales-dem¨®cratas un 30% del voto, un vertiginoso crecimiento de ocho puntos. Los conservadores caen cuatro puntos y se quedan en el 33%. Los laboristas caen algo menos, tres puntos, pero se ven desplazados al tercer lugar con un 28%. Al margen de que est¨¢ por ver que los liberales-dem¨®cratas consigan mantener ese nivel, el problema es c¨®mo se traducir¨ªa en el Parlamento un resultado como ese, dado el peculiar sistema electoral brit¨¢nico, con circunscripciones de un esca?o que se atribuye el candidato m¨¢s votado aunque no logre la mayor¨ªa de los votos.
Si se aplica a ese sondeo la herramienta de c¨¢lculo de esca?os de la BBC (http://news.bbc.co.uk/1/hi/uk_politics/election_2010/8609989.stm), el resultado, por sorprendente que pueda parecer a un lector espa?ol, ser¨ªa el siguiente: laboristas, 276 esca?os; conservadores, 246; liberales-dem¨®cratas, 99; otros candidatos, 29 esca?os.
En un pa¨ªs normal no habr¨ªa problemas para que laboristas y liberales formaran una coalici¨®n que tendr¨ªa el respaldo del 58% de los votantes y una confortable mayor¨ªa: 375 esca?os de un total de 650. Pero el Reino Unido no es un pa¨ªs normal. No s¨®lo no hay tradici¨®n de gobiernos de coalici¨®n, sino que ser¨ªa muy cuestionada la legitimidad del laborista Gordon Brown para continuar como primer ministro con el 28% de los votos y habiendo quedado su partido en tercer lugar.
El problema para los tories es que incluso si acabaran logrando, por ejemplo, el 37% de los votos, los laboristas un 30% y los liberales un 24% -un resultado, hoy por hoy, muy veros¨ªmil-, laboristas y liberales-dem¨®cratas seguir¨ªan sumando la mayor¨ªa absoluta de esca?os y de votos.
Pero, como ha se?alado un comentarista del prolaborista The Guardian, la oleada liberal es buena para Gordon Brown... ?mientras no se convierta en un tsunami! Porque a partir de cierto umbral de voto conservador (hacia el 38%), cuanto m¨¢s aumentan el suyo los liberales, m¨¢s esca?os logran los conservadores a costa de los laboristas. Un aut¨¦ntico l¨ªo.
Nick Clegg obtuvo dos grandes ¨¦xitos en el debate del jueves: arrebatarle a Cameron la bandera del cambio y convertirse en el centro de la atenci¨®n medi¨¢tica, algo inaudito en un pa¨ªs en el que tories y laboristas monopolizan los informativos. A partir de ahora, los partidos rivales y los medios van a escrutar mucho m¨¢s su programa. Pero eso no es necesariamente malo para ¨¦l precisamente porque le permitir¨¢ seguir siendo el centro de atenci¨®n. Como dice el proverbio, que hablen de m¨ª aunque sea mal. No hay nada m¨¢s peligroso para un pol¨ªtico en campa?a que la indiferencia.
Tories y laboristas meditan ahora cu¨¢l es su mejor estrategia para frenar a los liberales. Una opci¨®n es atacar sus propuestas econ¨®micas. Pero su portavoz en asuntos del Tesoro, Vincent Cable, es mucho m¨¢s popular que el canciller del Exchequer saliente, el laborista Alistair Darling, y que el candidato conservador, George Osborne, un hombre detestado por la City y con una imagen elitista a¨²n m¨¢s acentuada que la del l¨ªder tory, David Cameron. Y las propuestas econ¨®micas de los liberales quiz¨¢s no cuadren, pero son las m¨¢s detalladas de los tres grandes partidos.
Los conservadores han empezado a denunciar los peligros que conllevar¨ªa el que no salga un Gobierno fuerte de las urnas el 6 de mayo, pero los sondeos indican que los brit¨¢nicos est¨¢n bastante tentados por esa opci¨®n, sobre todo por el desprestigio actual de la clase pol¨ªtica.
Otra posibilidad es que los conservadores intenten trasladar el debate de campa?a a dos aspectos particularmente arriesgados del programa de Nick Clegg: inmigraci¨®n y Europa. Clegg propone regularizar a los sin papeles que lleven 10 a?os asentados en el pa¨ªs, hablen ingl¨¦s y no tengan antecedentes penales graves. La propuesta, que pas¨® sorprendentemente desapercibida en los medios brit¨¢nicos tras la presentaci¨®n del programa liberal, ha empezado ya a aparecer en la prensa m¨¢s pr¨®xima a los tories. Pero el voto liberal no se nutre de las clases obreras m¨¢s reticentes a la inmigraci¨®n. Y la clase media puede en realidad estar bastante de acuerdo en que no s¨®lo es operativamente imposible sino econ¨®micamente contraproducente expulsar a un mill¨®n de ilegales que ya se han adaptado al pa¨ªs y que son necesarios para la econom¨ªa.
Al margen de esa regularizaci¨®n, la ¨²nica gran diferencia en materia de inmigraci¨®n entre los tres grandes partidos es que los conservadores quieren establecer un tope anual de nuevos inmigrantes. Pero esa idea, que gusta al votante medio, disgusta a la clase empresarial, y los conservadores ni siquiera se han aventurado a cifrar ese tope, entre otras cosas porque la necesidad de inmigrantes es tan aleatoria como el crecimiento econ¨®mico.
Los liberales son el partido m¨¢s proeuropeo, pero llevar el tema de Europa al centro de la campa?a ha sido hist¨®ricamente t¨®xico para los conservadores, que corren el riesgo de favorecer a los laboristas recurriendo a un asunto que no interesa a los votantes.
Laboristas y conservadores han subrayado estos d¨ªas los peligros de otra de las propuestas liberales, la de suprimir el costos¨ªsimo programa de disuasi¨®n nuclear, Trident. Pero es una propuesta que encanta a los votantes de izquierda y que puede restar m¨¢s que sumar votos a los laboristas si hacen mucho hincapi¨¦ en ella.
En pol¨ªtica exterior -que ser¨¢ el eje del segundo debate electoral, el pr¨®ximo jueves- los liberales tienen algunas buenas bazas, como la de ser el ¨²nico partido que se opuso a la guerra de Irak. Se han fijado el objetivo de lograr que las tropas brit¨¢nicas regresen de Afganist¨¢n en la legislatura entrante, restricciones en la venta de armamento, que se investigue la participaci¨®n brit¨¢nica en casos de tortura y acabar con el bloqueo de Gaza.

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