Dos a?os sin poder enterrar a su hijo
La falta de personal atasca el Instituto de Toxicolog¨ªa - El beb¨¦ de Juan y Virginia sigue a la espera de la autopsia
Juan Francisco Navarro y Virginia Ib¨¢?ez, una pareja de almerienses de 42 y 34 a?os, no pod¨ªan tener hijos. Por eso, cuando ella se qued¨® embarazada a finales de 2007 lo consideraron un "milagro". Siete meses despu¨¦s, su oportunidad de ser padres se esfum¨® al morir el ni?o que esperaban tras unas pruebas de glucosa. La investigaci¨®n judicial dura ya 21 meses, el mismo tiempo que esta familia lleva esperando que el Instituto Nacional de Toxicolog¨ªa en Sevilla analice las muestras de su beb¨¦ para determinar si hubo negligencia m¨¦dica. A falta de este informe, el cad¨¢ver de su hijo permanece en una c¨¢mara frigor¨ªfica del tanatorio de Almer¨ªa y los padres a¨²n no lo han enterrado, ya que no descartan encargar una segunda autopsia.
"Todo lo que ten¨ªa que perder ya me lo han quitado", dice el padre
Tras el colapso hay 3.000 cad¨¢veres y retrasos que afectan a herencias
Este dram¨¢tico caso es el ¨²ltimo ap¨¦ndice de un atasco que tiene detr¨¢s m¨¢s de 3.000 muertos entre las sedes de Sevilla y Barcelona, seg¨²n admite Antonio G¨®mez, director del Instituto, y que est¨¢ eternizando el reparto de herencias y cobros de seguros. Los an¨¢lisis de muestras biol¨®gicas para aclarar las muertes por causas violentas y naturales se multiplican y los facultativos batallan para ponerse al d¨ªa. Sin embargo, el atasco en dos de las tres sedes junto a Madrid y la delegaci¨®n de Tenerife, que dependen del Ministerio de Justicia, se mantiene porque el aumento de plantilla es insuficiente y las instalaciones requieren una ampliaci¨®n.
"Sevilla y Barcelona tienen esa pendencia por exceso de env¨ªo de muestras de casos de muerte s¨²bita", alega G¨®mez. Toxicolog¨ªa ingresa cada a?o 35.000 asuntos y su director asegura que tras una severa reestructuraci¨®n ha logrado un equilibrio y en 2010 ya son resueltos tantos casos como recepcionan. Joaqu¨ªn Lucena, jefe de servicio de patolog¨ªa forense de Sevilla, discrepa: "El atasco lo veo igual que hace tres a?os. Eso s¨ª, ahora est¨¢n sacando los an¨¢lisis de muertes violentas, pero las muertes naturales se quedan un poco en el limbo".
El problema es poli¨¦drico. El desaparecido cuerpo de m¨¦dicos del registro civil certificaba anta?o muertes que hoy nadie certifica, por lo que cada d¨ªa se solicitan m¨¢s an¨¢lisis de tejidos u ¨®rganos para aclarar las defunciones. Mientras, en casos espinosos con posibles denuncias ulteriores, los forenses completan los an¨¢lisis macrosc¨®picos y reclaman cada vez m¨¢s muestras a Toxicolog¨ªa para las autopsias.
Mientras que la sede del instituto en Madrid se potenci¨®, la capital andaluza soporta an¨¢lisis pendientes desde 2007. Tras 20 a?os, en 2009 se convocaron las primeras oposiciones con grandes quejas entre los sindicatos y la resaca ha dejado al departamento de Biolog¨ªa sevillano con s¨®lo cuatro facultativos.
"Mientras que Alemania y Francia realizan cada una unos 9.000 an¨¢lisis toxicol¨®gicos al a?o, Espa?a se dispara hasta los 16.000. Hay que estudiar s¨®lo las muertes violentas, no ser un complemento de la problem¨¢tica sanitaria", protesta G¨®mez. El Toxicol¨®gico fue creado para analizar muertes violentas, pero sus tres sedes asumen ya m¨¢s muertes naturales. El desfase de a?os afecta a muertes s¨²bitas de fetos y provoca dramas familiares, pero tambi¨¦n deja en suspenso herencias y cobros de seguros que se eternizan. Estos retrasos son especialmente alarmantes en Sevilla. Su directora, Mar¨ªa Luisa Soria, admite un "gran atasco", pero sin cifrar los casos. Soria apunta a la falta de espacio como una de las principales razones de la lista de espera del centro, que limita nuevos incrementos de la plantilla, formada por 84 trabajadores.
Mientras, la larga espera que soportan Navarro e Ib¨¢?ez, unida al alto riesgo de descomposici¨®n del cuerpo del beb¨¦, del que los forenses alertaron ya el pasado verano, llev¨® a este matrimonio a escribir al ministro de Justicia, Francisco Caama?o, para pedirle una soluci¨®n a su caso. Le recordaban que, pese a su crudeza, no es ni mucho menos excepcional, dada la sobrecarga de casos que soporta el centro sevillano.
Su primera petici¨®n, la relativa a su hijo, est¨¢ ya en camino de resolverse despu¨¦s de que, el pasado lunes el juzgado instructor reclamara por vez primera los resultados del estudio. En Sevilla se han puesto manos a la obra sobre el caso, cuyo informe ser¨¢ remitido con presteza. "Cuento lo que me pas¨® porque todo lo que ten¨ªa que perder ya me lo han quitado. Lo grave es que a¨²n hay muchos casos como el nuestro", lamenta Navarro.
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