Retrato de un pa¨ªs en crisis

La crisis econ¨®mica de Espa?a no tiene una zona cero. El visitante tiene la impresi¨®n de que todos en el pa¨ªs parecen narrar una parte distinta de un drama nacional, una poderosa mezcla de dificultades y obsesiones universales. Pero si hubiera que empezar la historia en un lugar en el que los or¨ªgenes y las consecuencias del desastre est¨¦n m¨¢s claros, una buena opci¨®n es el pueblo de Villaca?as.

Hasta hace unos a?os, el rasgo m¨¢s caracter¨ªstico de Villaca?as eran sus silos. Generaciones de agricultores pobres viv¨ªan en unos b¨²nkeres subterr¨¢neos, en muchos casos excavados con herramientas de mano en el suelo calc¨¢reo de La Mancha. Los silos eran baratos y ofrec¨ªan calor en invierno y fresco en verano. En los a?os cincuenta del siglo pasado segu¨ªa habiendo centenares en uso, pero hoy existen pocos visibles. El motivo es que, de la noche a la ma?ana, Villaca?as se enriqueci¨® de manera asombrosa. La gente se compr¨® pisos en Madrid, casas en la playa, y construy¨® nuevas viviendas sobre las cuevas de sus antepasados.

Pregunt¨¦ a Salgado sobre obst¨¢culos al crecimiento. Empez¨® a hablar del desconocimiento internacional

Rajoy apart¨® su cigarro y me explic¨® su plan econ¨®mico. En el fondo, consiste en apartar a Zapatero del poder

En 2007, la firma Visel ten¨ªa 830 empleados en Villaca?as. Hoy cuenta con 320 y funciona cuatro d¨ªas por semana

Rato: "No s¨®lo hay falta de confianza en Espa?a, sino en el sistema del euro y en su capacidad de resolver sus problemas"

Hay obsesi¨®n por restaurar la confianza de los extranjeros. Pero la falta de confianza de los espa?oles impresiona m¨¢s

En Espa?a no existe un Arizona. No hay indignaci¨®n nacional sobre los extranjeros con derecho a estar

Los j¨®venes pertenecen a una generaci¨®n perdida o a una generaci¨®n estrella: preparados y abiertos al mundo

La opulencia lleg¨® a trav¨¦s de una industria cuya audacia y simplicidad estaba a la altura de los silos: Villaca?as fabrica puertas. No unas cuantas, sino 11 millones de puertas en 2006, m¨¢s del 60% del mercado nacional en pleno apogeo de la construcci¨®n. Las ventas aportaban a este pueblo de 10.000 habitantes ingresos de m¨¢s de 600 millones de euros al a?o. El sector proporcionaba 5.000 puestos de trabajo bien remunerados, daba empleo a familias enteras en turnos que cubr¨ªan los siete d¨ªas de la semana e hizo que chicos de 16 a?os abandonaran el colegio, deseosos de poder comprarse un Audi nuevo para cruzar a toda velocidad el primer y ¨²nico sem¨¢foro de Villaca?as.

Como es natural, la crisis amenaza con dejar todo esto en chatarra. En una ma?ana reciente de domingo, Raimundo Garc¨ªa caminaba por la nave silenciosa de la f¨¢brica de Puertas Visel, de la que es director general. Hijo de un carnicero local, estudi¨® Econ¨®micas en la Universidad de Chicago y luego regres¨® para convertir Visel en una empresa de enormes beneficios. En 2007, la empresa fabric¨® casi un mill¨®n de puertas y ten¨ªa 830 empleados. Hoy, la f¨¢brica cuenta con 320 trabajadores y s¨®lo funciona cuatro d¨ªas a la semana. Como casi la mitad de las 10 empresas de puertas que sobreviven en la regi¨®n, est¨¢ en suspensi¨®n de pagos y corre peligro de desaparecer. "Mi gran pena es que no nos reorganiz¨¢ramos antes de la crisis", dice Garc¨ªa. "Ahora podr¨ªamos tirar todo esto a la basura".

Villaca?as quiz¨¢ tenga que soportar ya siempre la etiqueta de ?caro -vol¨® demasiado alto, sus alas se fundieron y cay¨®-, si no fuera porque lo que sucede aqu¨ª hoy parece tan significativo como su edad de oro. Como en otros lugares de Espa?a, los habitantes de Villaca?as se hacen preguntas fundamentales sobre su comunidad y su pa¨ªs, a menudo con angustia, ira y frustraci¨®n: ?qu¨¦ nos ha pasado?, ?qui¨¦n tiene la culpa?, ?qu¨¦ va a ocurrir ahora?, ?c¨®mo va a ser nuestro futuro y cu¨¢nto podemos controlar?

Llegu¨¦ a Espa?a a finales de mayo, procedente de Estados Unidos, con preguntas similares. En Estados Unidos, la crisis econ¨®mica ha suscitado un debate sobre el papel del Estado, sobre la justicia y la responsabilidad, sobre los valores sociales y la identidad. ?En qu¨¦ est¨¢ cambiando Espa?a por culpa de la crisis econ¨®mica m¨¢s compleja desde su transici¨®n a la democracia? ?Por qu¨¦ un 20% de desempleo no ha desencadenado un conflicto social? ?C¨®mo est¨¢n preparando los l¨ªderes del pa¨ªs la salida?

Sea justo o no, los mercados mundiales y los medios de comunicaci¨®n tienden a dividir el mundo en dos categor¨ªas: los pa¨ªses que tienen problemas y los que son problemas. Y hoy consideran que Espa?a es un problema. Una consecuencia de ello es que los titulares nacionales desatan temblores por todo el sistema, como ocurre casi a diario desde principios de mayo. Otra, quiz¨¢ m¨¢s ¨²til, es que empuja a ver cada parte concreta de la crisis como un elemento relacionado con los dem¨¢s.

En un an¨¢lisis publicado al d¨ªa siguiente de mi llegada, uno de esos titulares que sacuden el sistema: el Fondo Monetario Internacional lo hac¨ªa con este breve p¨¢rrafo: "La econom¨ªa de Espa?a necesita reformas exhaustivas y de largo alcance. Los retos son graves: un mercado de trabajo disfuncional, el estallido de la burbuja inmobiliaria, un gran d¨¦ficit fiscal, un sector privado y una deuda externa que pesan mucho, un crecimiento de la productividad an¨¦mico, una competitividad d¨¦bil y un sector bancario con bolsas de debilidad". El pa¨ªs necesita una "estrategia integral", dec¨ªa, y "hay que hacerlo cuanto antes".

No he hablado con una sola persona, dentro o fuera del Gobierno, que est¨¦ fundamentalmente en desacuerdo con este an¨¢lisis. Es un caso poco frecuente de consenso. En casi todo lo dem¨¢s, Espa?a ofrece la imagen de unos responsables pol¨ªticos profundamente divididos. Existe la obsesi¨®n de restaurar la confianza de los extranjeros en el pa¨ªs. Pero impresiona todav¨ªa m¨¢s la falta de confianza de los propios espa?oles en sus dirigentes y sus instituciones.

Es lo que sucede en Villaca?as. El joven alcalde del pueblo, Santiago Garc¨ªa Aranda, me recibi¨® en su despacho, que da a la modesta plaza de Espa?a, con ocho sucursales de bancos herencia de la ¨¦poca de apogeo y filas de parados cada ma?ana ante la oficina de empleo. Garc¨ªa Aranda, del PSOE, observa el debate pol¨ªtico actual con abierto desprecio.

"La intensidad de la crisis que estamos viviendo no es de hoy. La estamos viviendo de forma brutal desde 2008. Este pueblo habla de la crisis desde 2008. El pa¨ªs, no", dice. "Todos, incluyendo la prensa, est¨¢n obsesionados con las elecciones y no con el futuro del pa¨ªs. No es s¨®lo Zapatero quien no est¨¢ comunicando bien. Las universidades, los medios de comunicaci¨®n, tambi¨¦n nos han fallado".

Los costes humanos de la crisis ya son graves, dice. Durante el boom, Villaca?as ten¨ªa una de las mayores tasas de abandono escolar del pa¨ªs. "Hay en Villaca?as personas de 40 a?os que hab¨ªan trabajado desde los 16", explica Garc¨ªa Aranda. "Y ahora ya no trabajan y carecen por completo de las cualificaciones profesionales y humanas y de los instrumentos de adaptaci¨®n para salir adelante".

El alcalde, cuya madre ten¨ªa un puesto de peri¨®dicos en el pueblo, y que trabaj¨® a tiempo parcial en el sector de las puertas cuando era estudiante, dice que tambi¨¦n se daba el fen¨®meno opuesto: por primera vez, muchos padres de Villaca?as hab¨ªan podido enviar a sus hijos a estudiar, como ¨¦l, a obtener t¨ªtulos universitarios. Y me cont¨® esta historia:

"Hace dos semanas tuve a un padre exactamente donde t¨² est¨¢s sentado. Su esposa y ¨¦l est¨¢n en paro. Sus dos hijos est¨¢n estudiando en la universidad: la hija, ciencias veterinarias, y el hijo, aeron¨¢utica. Y el padre ten¨ªa que decidir a cu¨¢l de sus dos hijos le debe permitir continuar sus estudios. Y se decidi¨® por su hija porque le faltaba solo su ¨²ltimo a?o. As¨ª que sac¨® a su hijo". Al alcalde se le empa?aban los ojos. "Ojal¨¢ pudiera poner a los que toman las decisiones en el pellejo de ese padre", dijo.

Durante el periodo de prosperidad -parte de una transformaci¨®n general que el embajador de Espa?a en Estados Unidos llam¨® hace poco "los mejores a?os de nuestra historia colectiva de los ¨²ltimos cinco siglos"-, lo extraordinario se convirti¨® en corriente. Como consecuencia, hoy es normal o¨ªr a la gente sorprenderse e indignarse por la crisis econ¨®mica actual, algo que ha sucedido muchas veces en muchos pa¨ªses, y, en cambio, calificar el asombroso ciclo de cambios anterior como completamente normal.

Economistas de todo el espectro pol¨ªtico dicen que los dos periodos est¨¢n unidos. La historia se resume as¨ª: m¨¢s de 10 a?os de pr¨¦stamos baratos de Europa ayudaron a alimentar un fant¨¢stico aumento del gasto y las inversiones. Espa?a construy¨® un ferrocarril y unas carreteras de primera categor¨ªa y llev¨® a cabo proyectos tur¨ªsticos. Construy¨® m¨¢s viviendas nuevas que Alemania, Francia e Italia juntas... y vio c¨®mo se duplicaban los precios de las casas. El gasto de consumo se increment¨® dos veces m¨¢s que la media europea durante esa d¨¦cada, y los salarios subieron un 30%. Cinco millones de inmigrantes nuevos se incorporaron al mercado laboral. En una especie de maquinaria en movimiento perpetuo, se necesitaba a los inmigrantes para que construyeran casas para s¨ª mismos.

"Cuando la econom¨ªa va bien, Espa?a crea m¨¢s empleo que ning¨²n otro pa¨ªs", dice Joaqu¨ªn Arango, director del programa de Migraciones Internacionales y Ciudadan¨ªa en el Instituto Universitario Ortega y Gasset. "Cuando la econom¨ªa va mal, Espa?a destruye m¨¢s empleo que ning¨²n otro".

A finales de 2009, la deuda exterior total de Espa?a era de 1,735 billones de euros, equivalente al 170% del PIB. La banca privada, que evit¨® los peores excesos de la crisis financiera de 2008, posee en la actualidad aproximadamente la mitad de las viviendas vac¨ªas espa?olas. El Gobierno, mientras tanto, aument¨® el gasto p¨²blico un 7,7% anual a partir de 2005. Esto, unido al descenso de los ingresos, convirti¨® el super¨¢vit presupuestario de 2007 en un d¨¦ficit del 11%. M¨¢s de cuatro millones de trabajadores perdieron su empleo; la tasa de paro espa?ola, del 20%, es m¨¢s del doble de la tasa media en Europa. Las prestaciones de desempleo, las m¨¢s generosas de Europa, cuestan al Estado otros 32.000 millones de euros al a?o.

Cuando estall¨® la crisis crediticia griega en abril, las preocupantes cifras de Espa?a se volvieron tan imposibles de ocultar como los bosques petrificados de gr¨²as que vigilan las entradas a tantas ciudades.

Los economistas en Espa?a suelen destacar los factores internos para describir la anatom¨ªa de la crisis y justificar los cambios estructurales que dicen que son necesarios. "La hora de la verdad llegar¨¢ cuando nos demos cuenta de que las principales causas de la crisis son internas", dice C¨¦sar Molinas, director de la consultora Multa Paucis, que ha ocupado varios cargos econ¨®micos en el Gobierno espa?ol.

Las autoridades y otros pol¨ªticos, por el contrario, tienden a prestar m¨¢s atenci¨®n a las ra¨ªces internacionales. Para el Gobierno de Zapatero, esa respuesta parece ser casi un reflejo. Cuando le pregunt¨¦ a Elena Salgado, la animosa y elegante vicepresidenta econ¨®mica, sobre los obst¨¢culos al crecimiento de la econom¨ªa, lo primero que dijo fue: "A nosotros nos est¨¢ penalizando el desconocimiento internacional de dos cuestiones importantes...", y emprendi¨® una explicaci¨®n del estado constitucional de las comunidades aut¨®nomas y la solidez de las cajas de ahorro. Al final acab¨® diciendo que, cuando se completen la reestructuraci¨®n de las cajas y la reforma del mercado laboral, "habremos puesto las bases para recuperar nuestro crecimiento potencial, que en Espa?a es alto".

La decisi¨®n entre buscar las claves de la recuperaci¨®n econ¨®mica dentro o buscarlas fuera puede reflejar las diferencias sobre la urgencia y la dimensi¨®n de las reformas estructurales necesarias para conseguirlo. En cualquiera de los dos casos, muchos economistas se han vuelto pesimistas sobre las perspectivas de crecimiento. Despu¨¦s de contraerse un 3,9% en 2009, la econom¨ªa espa?ola ser¨¢ la ¨²nica del G-20 que no va a crecer en 2010. El Gobierno ha reducido sus proyecciones de crecimiento para 2011 al 1,8%; la agencia de calificaciones Fitch las sit¨²a a un nivel a¨²n m¨¢s bajo. Molinas y otros creen que la recuperaci¨®n ser¨¢ en "L", m¨¢s parecida a la de Jap¨®n en los ¨²ltimos 20 a?os que a la de Estados Unidos.

"El mayor riesgo es que en 2013-2015 la renta per c¨¢pita vuelva a ser la que era hace 10 a?os", dice Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales. "Va a ser una econom¨ªa m¨¢s delgada con peligro de anorexia".

Fernando Ballabriga, director del departamento de econom¨ªa en la Escuela de Negocios ESADE, tambi¨¦n ve un "horizonte de estancamiento". "Lo que es m¨¢s preocupante no es la crisis inmediata, sino el estancamiento a largo plazo", asegura. "Es muy importante que la soluci¨®n sea un paquete. Yo estoy convencido de que hay que hacer todo a la vez. Que la pol¨ªtica est¨¦ o no preparada para eso, es la gran pregunta".

"Todo a la vez" significa llevar a cabo reformas estructurales, adem¨¢s de medidas de austeridad. Incluye una reforma laboral que cree flexibilidad salarial y m¨¢s igualdad para el 30% de trabajadores con contratos temporales; la reforma de las cajas de ahorros, que albergan el 50% de los dep¨®sitos, consolidar su n¨²mero y proporcionar los medios para la recapitalizaci¨®n; crear una financiaci¨®n p¨²blica sostenible; ocuparse de una poblaci¨®n mayor cada vez m¨¢s numerosa; impulsar la productividad, que se redujo bruscamente durante los ¨²ltimos 10 a?os.

Rodrigo Rato, ex ministro de Econom¨ªa y ex director del FMI, que este a?o ha sido nombrado presidente de Caja Madrid, me dijo que "lo que tiene que hacer Espa?a es tomar decisiones sobre su pol¨ªtica tanto macroecon¨®mica como microecon¨®mica, y explicarlas a la gente. Esas decisiones son dif¨ªciles. Lo importante es que las decisiones no s¨®lo resuelvan nuestros problemas inmediatos, sino que introduzcan correcciones en la forma de abordar nuestros problemas a largo plazo".

Rato conf¨ªa en que la reforma de las cajas va a seguir adelante. "Estoy seguro de que de aqu¨ª a dos o tres a?os tendremos menos cajas en activo, mayores y m¨¢s capitalizadas".

Pero ninguna medida es por s¨ª sola una contrase?a m¨¢gica para salir de la crisis. La reforma del mercado laboral, por ejemplo, no es un medio para crear nuevos puestos de trabajo. Y algunos de los mecanismos que los Gobiernos utilizaban en el pasado para restablecer la competitividad -como las seis devaluaciones de la peseta entre 1977 y 1997- desaparecieron con la creaci¨®n de la eurozona, lo cual supone una presi¨®n a?adida para la uni¨®n monetaria y Espa?a.

Javier Vall¨¦s, principal asesor econ¨®mico de Zapatero, dice que en estas circunstancias no existen buenos modelos que Espa?a pueda imitar. "Entre los economistas suelen hacer papers con econom¨ªas de laboratorio", explica. "Espa?a es un ejemplo real de una econom¨ªa que va a ser estudiada en los pr¨®ximos cinco a?os. Ahora es el momento de la consolidaci¨®n fiscal y un ajuste que marque el crecimiento de la pr¨®xima d¨¦cada. Las decisiones que estamos tomando ahora tendr¨¢n impacto en los pr¨®ximos 10 o 20 a?os".

Para Salgado, la eurozona realza la "dicotom¨ªa" entre austeridad y crecimiento. "El problema es que nosotros tenemos que financiar nuestro d¨¦ficit en los mercados y no estamos en la situaci¨®n de Estados Unidos ni estamos en la situaci¨®n de los pa¨ªses de fuera del euro, que, aunque no hagan una devaluaci¨®n, pueden ver c¨®mo su moneda se deprecia, en t¨¦rminos relativos, y eso les origina una ventaja competitiva", dice. "Nosotros estamos en una zona econ¨®mica que est¨¢ ligada a una moneda y, por tanto, las herramientas que tuvimos en los a?os noventa ya no las tenemos. Entonces, claro, siendo verdad que debi¨¦ramos hacer m¨¢s por el crecimiento, lo cierto es que, d¨ªa a d¨ªa... los mercados en este momento est¨¢n primando m¨¢s la austeridad en el gasto".

"Es cierto que la confianza es muy dif¨ªcil de construir y muy f¨¢cil de perder. As¨ª que vamos a pagar un precio por la p¨¦rdida de confianza", dice Rato. "Algunos de nuestros problemas deben resolverse al nivel del euro. Seamos francos: no s¨®lo hay falta de confianza en Espa?a, sino falta de confianza en el sistema del euro y en su capacidad de resolver sus propios problemas. Y ah¨ª creo que necesitamos una definici¨®n clara de lo que debe ser una pol¨ªtica fiscal del euro. Algo que en estos momentos est¨¢ faltando".

En Espa?a es frecuente comparar a los pol¨ªticos, y de forma desfavorable, con el sector empresarial del pa¨ªs. Espa?a posee un plantel de grandes compa?¨ªas de categor¨ªa internacional: Banco Santander, BBVA, Telef¨®nica, Ferrovial, Iberdrola, FCC, ACS y otras. Cuenta con tres de las mejores escuelas de negocios del mundo. La inversi¨®n en energ¨ªas renovables le ha dado fama internacional por parques e¨®licos como el que est¨¢ cerca de la universidad de mi hija en Pensilvania, operado por Gamesa, que ha obtenido millones de d¨®lares de los fondos de est¨ªmulo en Estados Unidos.

Por el contrario, los dirigentes pol¨ªticos espa?oles son objeto de cr¨ªticas feroces por parte de la opini¨®n p¨²blica. Las informaciones constantes sobre la corrupci¨®n pol¨ªtica, la incomprensible alergia -curada hace muy poco- del Gobierno de Zapatero a la palabra "crisis", el ferviente empe?o de la oposici¨®n en buscar ventajas electorales a costa del consenso, han acabado con la fe en que las autoridades puedan conducir al pa¨ªs hacia la recuperaci¨®n.

"Las soluciones requieren o un gran consenso o un Gobierno fuerte. Y no tenemos ninguno de los dos", dice Fernando Fern¨¢ndez, profesor de econom¨ªa en la IE Business School. A?ade: "Que tenemos un problema de competencia profesional en la clase pol¨ªtica, es objetivamente cierto... Nunca hemos tenido un Gobierno m¨¢s d¨¦bil, nunca en la historia de Espa?a".

Gran parte del problema de credibilidad del Gobierno al hablar de econom¨ªa tiene que ver con que todav¨ªa hoy no ha ofrecido una visi¨®n clara y global del camino que tiene Espa?a por delante. Y la monta?a rusa del ¨²ltimo mes no ha ayudado. Zapatero no ha explicado del todo por qu¨¦ declar¨® el 5 de mayo que la econom¨ªa no necesitaba un ajuste "dr¨¢stico" y a continuaci¨®n anunci¨® ajustes dr¨¢sticos e "imprescindibles" una semana despu¨¦s.

De hecho, los miembros del Gobierno siguen dando la impresi¨®n de que su fe en la austeridad es resultado de una conversi¨®n obligada. Salgado dice que el Gobierno cree, como proclam¨® Zapatero el a?o pasado, que la salida de la crisis "ser¨¢ social, o no ser¨¢". Al preguntarle si el gasto social actual es sostenible, contesta, con brevedad, que "es sostenible porque seg¨²n nuestras prioridades lo hemos puesto en el m¨¢ximo lugar".

"Nosotros estamos resistiendo lo m¨¢ximo posible antes de afectar a ninguna partida del gasto social. Ahora hemos tenido que afectar m¨ªnimamente a un 0,5% del gasto social, pero queremos quedarnos ah¨ª", a?ade.

La endeble convicci¨®n del Gobierno parece corresponderse con el celoso oportunismo de la oposici¨®n. Me entrevist¨¦ con Mariano Rajoy en su despacho de la planta alta de la sede del Partido Popular en la calle de G¨¦nova. Con amabilidad y despu¨¦s de apartar su cigarro, Rajoy se lanz¨® a enumerar las diferencias entre su estrategia para la econom¨ªa y la de Zapatero con el fervor de un fiscal que sabe que ¨¦l tambi¨¦n est¨¢ siendo sometido a juicio.

En el fondo, dice Rajoy, "el problema del Gobierno no es su posici¨®n, sino su inacci¨®n". Y en el fondo, cada vez m¨¢s, parece que el plan econ¨®mico de Rajoy consiste en apartar a Zapatero del poder.

"Nosotros pensamos que el principal factor de desconfianza que hay en este momento en la econom¨ªa espa?ola es el Gobierno", dice. "El principal, por encima de cualquier dato objetivo o econ¨®mico".

Rajoy explica por qu¨¦ vot¨® en el Parlamento contra las medidas de austeridad del Gobierno no s¨®lo por las medidas en s¨ª, sino como parte de una estrategia para obligar a que se presente una moci¨®n de confianza. Las encuestas dan al Partido Popular suficiente apoyo para lograr la mayor¨ªa absoluta. Algunos analistas pol¨ªticos dicen que una gran derrota del PSOE en las elecciones catalanas de oto?o pondr¨ªa en peligro los dos a?os que le quedan a Zapatero en su puesto.

Pero las cifras de la opini¨®n p¨²blica tambi¨¦n contienen trampas para la oposici¨®n. Los votantes han perdido la confianza en todos los l¨ªderes. Y, como prueba del ansia de soluciones que tienen, una gran mayor¨ªa insta a la oposici¨®n a apoyar las medidas econ¨®micas del Gobierno, aunque dichas medidas sean impopulares. Rajoy se ha negado.

Algunos te¨®ricos alegan que, como ocurre en la econom¨ªa, la pol¨ªtica espa?ola sufre unos profundos desequilibrios estructurales, que van desde la promoci¨®n interna en los partidos hasta la relaci¨®n entre el Gobierno central y las comunidades aut¨®nomas. Las comunidades representan el 57% del gasto p¨²blico. M¨¢s de la mitad de los casi tres millones de funcionarios p¨²blicos trabaja para los Gobiernos regionales, muchos en una red burocr¨¢tica opaca (685 entidades aut¨®nomas solo en Catalu?a). Los intereses pol¨ªticos regionales desempe?an un papel crucial en las cajas de ahorros.

"La crisis deja al descubierto los l¨ªmites de las relaciones entre el Gobierno central y las autonom¨ªas", dice Joan Subirats, catedr¨¢tico de ciencia pol¨ªtica en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. "No hay entrenamiento para gobernar el pa¨ªs colectivamente". Menciona, como un ejemplo positivo, la cooperaci¨®n entre las autoridades centrales y regionales en el asunto de la gripe porcina. La situaci¨®n econ¨®mica requiere algo m¨¢s.

"Esta no es una crisis, es un cambio trascendental", dice. "El pa¨ªs no puede ser el mismo".

Es de destacar que el electorado no est¨¢ tan polarizado como los pol¨ªticos, dice Jordi Capo, polit¨®logo y especialista en votaciones en la Universitat de Barcelona. Ese puede ser un factor que contribuye a la paz social pese a la escasez de recursos, la incertidumbre sobre el futuro y las frustraciones de la vida cotidiana. Quiz¨¢ llegue el estallido social -algunos afirman que la tardanza del Gobierno en abordar la crisis puede hacer que el estallido sea todav¨ªa m¨¢s explosivo-, pero, por ahora, cualquier agitaci¨®n est¨¢ soterrada.

Para un estadounidense, sobre todo, el caso de los inmigrantes parece especialmente revelador. Los inmigrantes constituyen m¨¢s o menos el mismo porcentaje de la poblaci¨®n en Espa?a y en Estados Unidos. En Espa?a, que ha tenido una mayor entrada de extranjeros que ning¨²n otro pa¨ªs europeo salvo Irlanda, donde se calcula que el 20% de todos los reci¨¦n nacidos son de madre extranjera y el desempleo entre los inmigrantes es al menos un 30% superior al de los espa?oles, no hay un Arizona, no hay indignaci¨®n nacional sobre qui¨¦n tiene derecho y qui¨¦n no tiene derecho a estar.

"En Espa?a, a pesar de todo, no ha habido rechazo y hostilidad, no ha habido partidos xen¨®fobos", dice Joaqu¨ªn Arango. Ahora bien, a?ade, el pa¨ªs tendr¨¢ que reabsorber a un mill¨®n de inmigrantes desempleados en la econom¨ªa, sobre todo porque la mayor¨ªa parece dispuesta a quedarse. Y, a largo plazo, debe resolver c¨®mo seguir atrayendo a nuevos inmigrantes.

"Hay que reflexionar sobre el futuro. No va a ser igual", dice. "La econom¨ªa tiene que cambiar y volverse m¨¢s productiva. Va a necesitar un nuevo tipo de inmigrante".

El 29 de abril -13 d¨ªas antes de que Zapatero anunciara el primer gran paquete de austeridad del Gobierno-, Raimundo Garc¨ªa habl¨® en una nave de su f¨¢brica de Villaca?as y anunci¨® un ¨²ltimo esfuerzo para salvar Puertas Visel. Trescientos empleados, incluido ¨¦l, votaron a favor de reducirse el salario a un m¨¢ximo de 900 euros al mes y prestar el resto a la empresa durante los pr¨®ximos ocho a?os para que pueda pagar su deuda, adem¨¢s de ganar tiempo para elaborar una estrategia a largo plazo que le permita sobrevivir.

"En cierto modo, est¨¢n votando conservar sus puestos de trabajo", dijo Garc¨ªa m¨¢s tarde. "Mi preocupaci¨®n es que no se cierren las f¨¢bricas para no perder nuestro tejido industrial".

La industria de las puertas en Villaca?as tiene un padre fundador -Abilio Cuesta, un carpintero que abri¨® el primer taller en los a?os setenta- y un momento en el que los residentes dicen que vieron el principio del fin: el 5 de enero de 2008, cuando circularon las noticias de los primeros despidos. A lo largo de los dos a?os siguientes se evaporaron 3.000 de los 5.000 puestos de trabajo locales. Fue un derrumbe monumental. Desaparecieron los sueldos iniciales de hasta 40.000 euros anuales y los puestos de director comercial que llevaban a casa hasta 300.000. En otra ¨¦poca, Puertas Mavisa patrocinaba a un equipo en la Vuelta a Espa?a. Hoy, en la puerta de su f¨¢brica cuelga un cartel: "Liquidaci¨®n de maquinarias por cierre".

A pesar de su ¨¦xito, Garc¨ªa dice que la industria local no supo adaptarse. Algunas empresas llevaron a cabo transacciones con dinero negro. No supieron modificar su estilo de puertas para responder a nuevas demandas. Y el 95% de sus ventas se hac¨ªan en el mercado interior. Dice que el Gobierno ahora deber¨ªa ayudar al sector a consolidarse. "Lo que est¨¢n haciendo con las cajas de ahorros tienen que hacerlo con nosotros", afirma. "Pero predico en el desierto".

Era inevitable que la velocidad de transformaci¨®n de Villaca?as tuviera consecuencias positivas y negativas. Cre¨® riqueza y oportunidades de mejorar. Tambi¨¦n atrajo las drogas y provoc¨® un elevado ¨ªndice de abandono escolar. Desech¨® una cultura conservadora y rural para adoptar otra m¨¢s moderna, urbana y materialista. Garc¨ªa dice, ri¨¦ndose, que ha visto c¨®mo el pueblo pasaba de ser un lugar en el que "se iba a la iglesia" a otro en el que "se va al banco, tambi¨¦n para confesar".

Desde su elecci¨®n en 2007, el alcalde Garc¨ªa Aranda ha contratado a asesores econ¨®micos y ha obtenido una subvenci¨®n del Fondo Europeo de Ajuste a la Globalizaci¨®n. Sin embargo, dice, "la responsabilidad de la autoridad es anticipar lo que puede venir. La crisis era impensable, pero todo el mundo dec¨ªa que esto no era sostenible. Debimos haber actuado en 2004".

La matriculaci¨®n en educaci¨®n de adultos se ha triplicado en Villaca?as. Antes, los residentes despreciaban el empleo en el sector p¨²blico porque estaba mal pagado; cuando el pueblo anunci¨® hace poco una bolsa de trabajo para funcionarios, hubo 170 solicitantes. Tambi¨¦n han aumentado ligeramente, dice el alcalde, los casos de violencia dom¨¦stica, as¨ª como la demanda de atenci¨®n psicol¨®gica.

El alcalde cuenta, entre risas, que un psic¨®logo le hab¨ªa dicho de su paciente que "me dijo que el diagn¨®stico de este se?or era clar¨ªsimo, y la medicina para curarlo, tambi¨¦n: un trabajo y 1.200 euros al mes".

La gente menciona varios factores familiares que mantienen unida la comunidad: generosas prestaciones de desempleo, que a menudo se complementan con los ahorros o alguna chapuza; una red familiar y social que sigue siendo fuerte, aunque se haya debilitado; la contribuci¨®n de la sociedad civil, y por ¨²ltimo, una resignaci¨®n pasmada pero persistente, que alg¨²n d¨ªa se disipar¨¢.

Rufino L¨®pez, de 39 a?os, que invirti¨® lo que hab¨ªa ganado en la f¨¢brica para establecerse como carpintero independiente, est¨¢ sin trabajo, como su mujer. Y ya no cobra el paro. Sobreviven gracias a sus ahorros, pero tienen que pagar los 400 euros de hipoteca para no perder la casa. Han vendido el coche y han aplazado tener un segundo hijo.

"Yo veo que la gente pone el grito en el cielo", dice. "Pueden y deben surgir conflictos. Es la ¨²nica manera de ver la gravedad de la situaci¨®n".

Cuando le pregunt¨¦ a Elena Salgado lo que el Gobierno pod¨ªa ofrecer a Villaca?as, contest¨®: "Primero, una cierta dosis de realismo: la actividad de la construcci¨®n no va a volver a ser lo que era". Y concluy¨®: "Yo creo que se trata, primero, de ganar en productividad y tecnolog¨ªa, y despu¨¦s, encontrar los nichos de mercado... pero con una posici¨®n realista de incrementar la formaci¨®n para tener la capacidad de encontrar empleo en otros sectores".

Seg¨²n el alcalde Garc¨ªa Aranda, las soluciones deben ir m¨¢s all¨¢ de la creaci¨®n de empleo. Ahora es el momento de convertir la comunidad en algo mejor, algo duradero.

"En tiempos de crisis, uno ve las cosas m¨¢s grandes y duras de la condici¨®n humana", dice. "Lo que est¨¢ pasando aqu¨ª no se resuelve solamente con volver a crecer. Si se hace eso, ser¨ªa perder una oportunidad de reflexionar sobre aspectos de la cultura social y sobre el papel que debe desempe?ar la ciudadan¨ªa".

Espa?a no ha producido todav¨ªa una literatura de la crisis como la que ha dominado las listas de libros m¨¢s vendidos en Estados Unidos. A medida que vayan surgiendo t¨ªtulos, uno que debe estar incluido es J¨®venes en tierra de nadie. Se trata de una tesis doctoral reci¨¦n terminada por Cecilia Eseverri, una estudiante de posgrado en la Universidad Complutense.

Los j¨®venes de los que habla son hijos de inmigrantes que viven en el barrio madrile?o de San Crist¨®bal de los ?ngeles, un domin¨® de bloques de pisos densamente poblados que cuenta con 17.000 residentes y el mayor porcentaje de inmigrantes de toda la ciudad. Eseverri comenz¨® sus investigaciones en ¨¦l en 2005; fue maestra en el colegio local y vio c¨®mo el barrio ten¨ªa que enfrentarse a dos pruebas, "la de la inseguridad econ¨®mica y la de la transformaci¨®n demogr¨¢fica".

La "tierra de nadie" que describe Eseverri es, m¨¢s que un lugar, una etapa de lo que significa hacerse mayor en la Espa?a actual. Los j¨®venes inmigrantes a los que estudi¨® y sobre los que ha escrito se alejan de un futuro productivo, abandonan la escuela y pierden el empleo, y luego vuelven gracias a su s¨®lida identificaci¨®n con el barrio y la red de apoyos con que cuentan.

"Con los j¨®venes hay este tiempo muerto y despu¨¦s su reenganche, pero han dejado pasar mucho tiempo para encontrar un trabajo", explica. "La creaci¨®n de asociaciones es una ense?anza pol¨ªtica muy importante; es una forma de apoyo social bastante barata y una inversi¨®n que crea un contagio".

Los frentes de batalla de la crisis econ¨®mica de Espa?a est¨¢n llenos de j¨®venes. Me dicen que pertenecen o a una generaci¨®n perdida -excluidos de escuelas y carreras, y busc¨¢ndose como pueden alg¨²n trabajito- o a una generaci¨®n estrella: muy preparados, productos de la vitalidad de estos a?os de cambio, comprometidos con Europa y abiertos al mundo.

De c¨®mo sorteen estos dos grupos la escasez de oportunidades depender¨¢ c¨®mo sale Espa?a de la crisis. ?Qu¨¦ les ofrecer¨¢ el pa¨ªs? ?Se arriesgar¨¢n como lo hizo, por ejemplo, un inmigrante dominicano de 21 a?os llamado Dail¨¢n Santana al inscribirse en un curso de ordenadores en San Crist¨®bal? ?O Cecilia Eseverri cuando opt¨® por seguir adelante con su carrera acad¨¦mica pese a que hay plazas de profesor disponibles en la universidad?

Tambi¨¦n est¨¢ el caso de Manuel Huete, un joven de 26 a?os que reconoce con timidez que "tengo que decir que la crisis ha sido buena para m¨ª".

Huete creci¨® en Villaca?as. La industria de las puertas coloc¨® a su familia en una situaci¨®n acomodada. "Toda la familia trabajaba en las puertas: mi padre, mi hermana, mi cu?ado, mi t¨ªo", dice. "Ten¨ªamos que diversificar un poco".

Pese a las objeciones familiares, estudi¨® Empresariales en la Universidad Complutense en Aranjuez y Econom¨ªa en la Carlos III. Cuando se gradu¨®, el verano pasado, y no consigui¨® trabajo, se fue al Reino Unido a aprender ingl¨¦s y le contrat¨® Luis Garicano, un economista espa?ol que trabaja en la London School of Economics. Hoy, Huete trabaja en el Banco de Espa?a, en un proyecto de tecnolog¨ªa de la informaci¨®n para el Banco Central Europeo.

"Si no hubiera sido por la crisis, quiz¨¢ estar¨ªa haciendo puertas", dice. Ahora "quiero ser economista. Es una ciencia muy noble. Intentamos resolver los problemas de las necesidades, en especial las necesidades m¨¢s b¨¢sicas".

?Y c¨®mo ve el futuro de Villaca?as?

"Yo espero que Villaca?as tenga futuro", responde. "Es un pueblo que se ha arriesgado y ha sido f¨¦rtil. Durante unos a?os no va a vivir de las puertas. Dar¨¢ pasos atr¨¢s. Pero no regresar¨¢ a los silos".

Phil Bennett fue director adjunto de ?The Washington Post? entre 2005 y 2009 y antes hab¨ªa sido redactor jefe de Internacional entre 1999 y 2005. Durante ese tiempo el diario gan¨® dos Pulitzer. Actualmente ense?a Periodismo en la Universidad Duke, en Carolina del Norte. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.