"Si Espa?a no quiere saber nada de m¨ª, yo tampoco quiero saber nada de Espa?a"
Cientos de j¨®venes narran en cartas enviadas a EL PA?S su des¨¢nimo y su lucha contra la crisis y el desempleo
Desde que el pasado domingo EL PA?S lanzara la serie (Pre)Parados, que retrata los problemas de los j¨®venes en tiempos de crisis, al correo soyunjovenencri-sis@elpais.es han llegado cientos de cartas de parados, eternos becados, estudiantes perpetuos o submileristas. En muchos casos, vienen acompa?adas de curr¨ªculos. En una aplastante mayor¨ªa, son misivas de desahogo, de rabia y de frustraci¨®n. Esta es una selecci¨®n de los escritos:
Cuando era peque?a mis padres me dec¨ªan: "Nosotros no pudimos estudiar porque no ten¨ªamos dinero. Hija, estudia para que ma?ana no est¨¦s como nosotros". La ni?a hizo caso y hoy, 24 a?os despu¨¦s, tiene una licenciatura, un m¨¢ster, multitud de cursos, demasiadas becas en importantes empresas y est¨¢ PARADA. Todo lo que he hecho no ha dado sus frutos y encima la culpa recae en mis espaldas. Con un poco de suerte el pr¨®ximo mes estar¨¦ de au-pair en Reino Unido por 60 euros a la semana. Espa?a, que tanto presum¨ªa, defrauda y enga?a a j¨®venes "prepados" como yo. No puedo evitar un sentimiento de ira hacia ella por haberme usurpado las fantas¨ªas de mi ni?ez, por despreciarme y no ser capaz de ofrecerme nada. Y si Espa?a no quiere saber nada de m¨ª, yo tampoco quiero saber nada de Espa?a. ?Sab¨¦is lo que me dicen ahora mis padres? "Si nosotros tuvi¨¦semos tu edad, tambi¨¦n nos ir¨ªamos".- Roc¨ªo Reina. M¨¢laga.
Ya s¨¦ que hace muchos a?os que no os escribo pero es que no se me ocurr¨ªa nada que valiera la pena. Tranquilos, no voy a pediros ni mu?ecas, ni videojuegos ni siquiera una bicicleta. Se me ha ocurrido algo mucho mejor, algo con lo que mis colegas van a flipar y voy a ser la envidia de todos: quiero un futuro. ?Ah! ?Se me olvidaba! Que he sido buena... ?eh? Por si lo hab¨ªais dudado.- Amanda Su¨¢rez. Londres.
Mi generaci¨®n es la que ya no sue?a
Tengo 28 a?os. Estudi¨¦ Bellas Artes porque pens¨¦ que deb¨ªa elegir con el coraz¨®n y no con el bolsillo. A veces pienso que pudo ser una de las peores decisiones de mi vida. Vivir con los padres puede estar considerado como un "chollo" pero es un lastre generacional y un retraso evolutivo. No solo coarta nuestra independencia, sino que impone a nuestros padres una deuda perpetua. Somos una segunda hipoteca de esas de intereses altos.
Hace dos a?os que busco trabajo y si bien no hay ofertas para dise?o, cuando las hay, te ofrecen 600 euros al mes netos. No hay comentarios al respecto porque los aceptamos sin rechistar: "Al menos gano experiencia" nos decimos... nos mentimos... No me gusta sentirme una eterna adolescente. Si pienso en c¨®mo ser¨¦ dentro de 10 a?os, no veo nada. No puedo decir "tendr¨¦ una casa" o "dos hijos". Mi generaci¨®n es la generaci¨®n que ya no sue?a. Es la generaci¨®n que cuando env¨ªa un curr¨ªculo no espera respuesta.- Ana Gonz¨¢lez.
No tengo estudios m¨¢s all¨¢ del bachillerato. Tengo un buen trabajo y un sueldo digno. Vivo en una casa con jard¨ªn. F¨®rmula: a los 23 me fui de Espa?a.- Carles Roig. Londres.
Muchos j¨®venes estamos encontrando nuestro plan B en el autoempleo. Y no como algo con lo que conformarnos, sino algo que nos gusta, nos llena y nos ofrece lo que no encontramos por cuenta ajena. Somos j¨®venes, nos buscamos la vida y trabajamos duro. En mi caso, gestiono una empresa de servicios ling¨¹¨ªsticos. Dedico m¨¢s tiempo a mi trabajo que al ocio pero soy afortunada. Y no soy la ¨²nica. Puede que no interese mostrar esa cara m¨¢s positiva, la de j¨®venes que pelean a diario por su trabajo, independencia, reconocimiento y por hacer su entorno mejor. Pero puede que s¨ª interese. Y por eso os escribo. Porque estamos en crisis pero no todo es gris.- Estela Garc¨ªa.
La universidad iba a ser la llave que abrir¨ªa algunas puertas. El ingl¨¦s abrir¨ªa otras cuantas y el m¨¢ster alguna m¨¢s. Todos nos pusimos las pilas para tener un llavero bien completo. ?Toma expectativas! ?Toma preparaci¨®n! Eso s¨ª, el llavero ah¨ª queda. Actualmente becario buscando m¨¢s becas, pensando en emigrar, en seguir prepar¨¢ndome pero en ning¨²n caso en pararme. Me llevar¨¦ mi llavero.- Antonio Rom¨¢n. Badajoz.
Ayer, cuando mi abuela regresaba de la Novena, le pregunt¨¦ si hab¨ªa "pedido por m¨ª". Ella me dijo que s¨ª, que siempre lo hace. Ya lo s¨¦, pero por preguntar no se pierde nada. ?ltimamente pregunto sin parar. En tiendas y en bares. Hasta en sue?os. Por eso ayer, por primera vez en mi vida, acept¨¦ abiertamente y sin iron¨ªa la necesidad de necesitar un milagro.- Sara Crist¨®bal Santi?o.
Despu¨¦s de leer las historias que se est¨¢n publicando, me puedo considerar muy afortunada. No tengo un trabajo estable, pero hago lo que me gusta y soy independiente econ¨®micamente desde los 24. Hace un a?o me cas¨¦ y ahora, con 30 a?os, tengo un piso alquilado con mi marido en el centro de Madrid y muchos planes... Pero no soy ajena a las preocupaciones de mi generaci¨®n, puesto que la idea de tener un puesto de trabajo fijo es, para nosotros, tambi¨¦n inalcanzable. Somos investigadores, los dos en el CSIC.- Elisa Mart¨ªn. Valladolid.
Shakespeare se equivoc¨® de pa¨ªs...
Tengo 33 a?os y soy licenciado en Geolog¨ªa. Tras colgar el tel¨¦fono despu¨¦s de una surrealista conversaci¨®n telef¨®nica sobre empleo, Shakespeare fue lo primero que se pas¨® por mi cabeza de desempleado: algo est¨¢ podrido en Dinamarca... ?Denmark? No, querido William, te equivocas de pa¨ªs. Hay algo mucho peor a unos 2.500 km al sur de Copenhague. ?Emigrar o no emigrar? Esa es la cuesti¨®n. Habr¨¢ que probar suerte, aunque Shakespeare avisa: una ola de podredumbre recorre Europa. Si Dinamarca est¨¢ podrida, Espa?a y su sociedad est¨¢n metidas en el abismo.- Ignacio Zafra.
Don Draper no quiere contratarte
Pero me he esforzado, tengo buena media, idiomas, mucha iniciativa y trabajar¨ªa por poco al principio. Quiero experiencia y saber qu¨¦ es lo m¨ªo realmente. No podr¨¢ ser tan dif¨ªcil encontrar algo, ?no?- David Rodr¨ªguez. Madrid.
Al final, me quedo con la frase del panadero del barrio, hombre inteligente y que siempre ha sabido ganarse bien la vida: "?Qu¨¦ hac¨¦is aqu¨ª?".
Me he marcado una fecha y gano tranquilidad e ilusi¨®n, qu¨¦ m¨¢s da lo que me encuentre fuera y el trabajo que tenga que hacer. A peor no se puede ir. Y por fin, profesionalmente podr¨¦ utilizar el ingl¨¦s que tanto esfuerzo y a?os me cost¨® aprender: Bye, bye Spain.- An¨®nimo.
Querida madre, t¨² que me lo has dado todo, que has cre¨ªdo que teniendo una buena formaci¨®n me llover¨ªan ofertas (incluso desde La Moncloa), pues resulta que ahora mismo no puedo salir a la calle sin que me des dinero para el metrob¨²s.- Cristina Palacios. Madrid.
Soy uno de esos cerebros que se fugan
Mi historia es como la de muchos j¨®venes que se han visto obligados a emigrar a otros pa¨ªses porque el nuestro nos da la espalda. Tengo 31 a?os y no he cotizado ni un solo d¨ªa en Espa?a. Hablo castellano, catal¨¢n, ingl¨¦s, franc¨¦s e italiano. He hecho estancias en innumerables laboratorios. Soy una experta: licenciada en Biolog¨ªa y doctora en Microbiolog¨ªa. Tengo dos postdocs, uno de ellos en la Universidad de Harvard. Y estoy enriqueciendo cient¨ªficamente a un pa¨ªs que no es el m¨ªo. Soy uno de esos cerebros que se fugan de Espa?a.- Laura Villanueva. Holanda.
Me levanto en mi particular d¨ªa de la marmota, sin saber muy bien qu¨¦ hora es ni que d¨ªa de la semana vivo, e ir¨®nicamente lo primero que encuentro es el despertador. Quieto y tranquilo, como un vestigio de aquellos momentos en que mi vida ten¨ªa unas reglas. Cinco idiomas, una carrera, un m¨¢ster europeo... Parec¨ªa suficiente para encontrar trabajo. M¨¢s teniendo en cuenta que la promesa que nos hicieron de peque?os hablaba solo de aprender ingl¨¦s y tener una carrera para recoger los frutos en el futuro (un buen trabajo, una casa y, ?por qu¨¦ no?, la felicidad). Resulta que hemos llegado al futuro y ni rastro, al parecer los frutos se los est¨¢n comiendo otros... Ha llegado la hora de poner en marcha nuestro despertador y quiz¨¢ as¨ª hallemos la manera de reencontrarnos con nuestro futuro robado.- Ra¨²l Mart¨ªnez. Valencia
Y quien dice Alemania dice Reino Unido, Dinamarca, Dubai o donde haga falta. Para m¨ª en estos momentos emigrar (s¨ª, como hizo mi Tata en los a?os 60, con el chorizo en la maleta pero cambiando la precariedad del tren de madera por Ryan Air) es la ¨²nica soluci¨®n que veo a nuestro problema. Tienes estudios, muchos estudios, much¨ªsimos estudios. En toda tu familia no hay primo con m¨¢s m¨¢steres e idiomas que t¨². Pero, espejito, espejito, ?cu¨¢l es la m¨¢s parada de todos los primos? "T¨², Rosal¨ªa, t¨²".- Rosal¨ªa Bay¨®n.
"Hija, ?has mandado el curr¨ªculo?"
"?Has mandado el curr¨ªculo?". Parece mentira, pero mi madre insiste en hacerme la misma pregunta cada vez que hablamos por tel¨¦fono. Y ella sabe que lo he mandado hasta la saciedad a todas las productoras, televisiones y un largo etc¨¦tera. Pero es su manera de motivarme a no cesar en mi empe?o de encontrar un empleo digno. Ya no hablo de un empleo acorde a mi formaci¨®n. S¨¦ que esa es la loter¨ªa de mi generaci¨®n.
A mis 27 a?os, con un MBA y una licenciatura en Comunicaci¨®n Audiovisual, recuerdo cuando en 2005 termin¨¦ mi carrera como Premio Extraordinario de Licenciatura, y los padres de algunos compa?eros les dec¨ªan a los m¨ªos: "No sab¨¦is la suerte que es terminar la n¨²mero uno. No le va a faltar el trabajo".
Y he trabajado, pero me cost¨® m¨¢s de siete meses incorporarme al mercado laboral. Sin contrato y m¨¢s horas que un reloj, por 600 euros. Gracias a una inspecci¨®n de trabajo me hicieron contrato y me subieron a 800 euros, por aquello de dignificar. Compartes con amigos los mismos problemas, los mismos miedos, las mismas frustraciones, y ves que todos tenemos la misma tristeza. Y a¨²n as¨ª sigues estudiando, y haces el esfuerzo y estudias un m¨¢ster (que nadie se olvide de que la formaci¨®n en este pa¨ªs se paga) y tienes que escuchar con recochineo las declaraciones de quienes te representan, diciendo que "una persona cuando est¨¢ form¨¢ndose est¨¢ trabajando para un pa¨ªs". La realidad es distinta. La generaci¨®n perdida, como nos han bautizado, somos los m¨¢s preparados de la historia de nuestro pa¨ªs y nuestra esperanza se desesperanza entre ofertas de becarios y pr¨¢cticas.- Almudena Fern¨¢ndez.
"Eleg¨ª estar lejos de todo lo que quiero, pero con trabajo"
Recuerdo de muy joven a mi abuelo jugando al domin¨® en el bar. Me present¨® a sus compa?eros de juego, uno de los cuales hab¨ªa sido trabajador de la vendimia en Francia. Fue la primera vez en mi vida que escuch¨¦ la palabra "expatriado". Y cuando me preguntaron c¨®mo ser¨ªa mi vida, respond¨ª que a los 25 estar¨ªa casado y tendr¨ªa muchos hijos. Qu¨¦ equivocado estaba.
Nacido en el 80, viv¨ª mi infancia como cualquier chico de pueblo en una regi¨®n de Valencia. A partir de 6¡ã de EGB, empec¨¦ a destacar, m¨¢s que nada, porque sacaba los cursos f¨¢cilmente, y en la universidad eleg¨ª Administraci¨®n y Direcci¨®n de Empresas, sal¨ª del pueblo y fui a Valencia.
Los primeros comentarios de los universitarios trataban sobre el poco dinero (si es que pagaban) al realizar las primeras practicas. Intent¨¦ anteponerme al problema, meti¨¦ndome en cursillos de banca que me dieron acceso a suplencias temporales. Ya hab¨ªa ganado un escal¨®n: experiencia laboral cualificada sin terminar los estudios. En esa ¨¦poca volv¨ª a ver el significado de la palabra expatriado en cada pensionista que ven¨ªa a cobrar "la pensi¨®n de Francia o Alemania".
Al finalizar mi quinto a?o, tanteando el mercado de trabajo, me di cuenta de que mi experiencia laboral no me ayudaba. La mayor¨ªa de candidatos me ganaba en edad y experiencia. Escog¨ª una beca Leonardo en Alemania. Algo valiente si consider¨¢is que no ten¨ªa ni idea de alem¨¢n. Tras a?o y medio, volv¨ª a Espa?a a por un trabajo y a asentarme, pero la situaci¨®n segu¨ªa sin dar buenas alternativas. El que m¨¢s, me ofrec¨ªa 1.200 euros, trabajando los s¨¢bados. Me di cuenta de la cantidad de trabajos que te dicen en la universidad que puedes alcanzar y que en el mercado espa?ol NO existen.
As¨ª que con otra beca me march¨¦ a trabajar... a Mosc¨². Y tras un a?o, decid¨ª intentarlo de nuevo en Espa?a. No tard¨¦ en encontrar trabajo en una empresa internacional, en Valencia. Pero llega una crisis, y da igual lo que hayas hecho laboralmente... No me renovaron el contrato.
Durante meses estuve buscando trabajo, contabilizo cerca de 300 entrevistas. Todas las ma?anas me levantaba con el traje y me iba a la ciudad, a buscar. Cada vez que hac¨ªa una entrevista, los salarios eran m¨ªnimos, las condiciones p¨¦simas, y el estr¨¦s iba en aumento.
Por las noches paseaba con mi padre, intentando descubrir qu¨¦ estaba haciendo mal. Cuando uno se da cuenta de que aunque la crisis sea mundial, Espa?a es la m¨¢s tocada, tiene que abrir sus miras. Ech¨¦ curr¨ªculos en Jap¨®n, Australia, Estados Unidos... Finalmente, me ofrecieron un puesto en Baviera, Alemania. As¨ª que tuve que coger mi maleta y, a principios del a?o 2009, part¨ª a la regi¨®n de la cerveza.
Mucha gente dir¨¢ que he tenido suerte, que tengo trabajo. Hoy, a mis 30 a?os, vivo fuera de mi pa¨ªs siendo un amante de Espa?a. Echo un mont¨®n de menos a mis padres y a mi hermano y no puedo ni pararme a pensar en tener hijos. Mi crisis fue elegir entre estar en casa parado, o lejos de todo lo que quiero pero con trabajo. Ahora entiendo a ese abuelo que me contaba la historia de un expatriado.- Fernando Figu Lluch Iborra. Augsburgo (Alemania)



Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.