El hada del arpa

Apareci¨® de repente, en 2004, un arpa, una voz infantil, y un disco de debut tan sorprendente como ¨¢spero. Se llamaba Joanna Newsom, ten¨ªa 22 a?os, era de California, y pertenec¨ªa a una escena, el psych folk, que se articulaba alrededor de Devendra Banhart y la revista Arthur, un compendio de neohippismo de una candidez sorprendente para el c¨ªnico mundo pos-11-S. Cuando public¨® su segundo ¨¢lbum, Ys, en 2006, ya era una estrella en ciernes. Los arreglos de cuerda de aquel ¨¢lbum los firmaba Van Dyke Parks; Steve Albini se encarg¨® de grabar la voz y el arpa; Jim O'Rourke de las mezclas finales y entre las colaboraciones destac¨® la de Bill Callaham, el atormentado cantautor y entonces su pareja.

Aquello era el dream team del art rock. El 90% de los grupos con ¨ªnfulas intelectuales hubieran vendido a sus padres por contar con esos nombres. Y, para rematar, el disco era magn¨ªfico. Una indefinible mezcla de folk pop y vanguardia. Convertida ya en intocable, en 2010 edit¨® Have one on me, una obra enorme en todos los sentidos. Un triple CD con 18 canciones que superan las dos horas. Est¨¢ en ese punto en que es amada u odiada. Quien la quiere, que, de momento, son mayor¨ªa, llenar¨¢ el jueves el teatro Lara y ven en ella una sensibilidad extrema, una sutileza casi espiritual. Algunos dicen que hasta curativa.