Ren¨¦ Andioc, maestro franc¨¦s de los estudios hisp¨¢nicos
El eminente hispanista franc¨¦s Ren¨¦ Andioc (Cerb¨¨re, 1930), inici¨® su carrera universitaria en el Instituto de Estudios Ib¨¦ricos e Iberoamericanos de la Universidad de Burdeos y la prosigui¨® en la Escuela de Altos Estudios Hisp¨¢nicos de la Casa de Vel¨¢zquez de Madrid. En 1969 present¨® su tesis doctoral sobre Leandro Fern¨¢ndez de Morat¨ªn en la Universidad de Toulouse, publicada en Francia en 1970 y en Espa?a en 1976 con el t¨ªtulo de Teatro y sociedad en el Madrid del siglo XVIII.
Fue catedr¨¢tico, entre 1970 y 1979, en la Universidad de Pau, donde fund¨® el Centro de Investigaciones Hisp¨¢nicas. De 1979 a 1990 lo fue en la de Perpi?¨¢n, y all¨ª permaneci¨® hasta 2008 como catedr¨¢tico em¨¦rito y honorario, dedicado exclusivamente a la investigaci¨®n. Le debemos otra obra imprescindible: los dos vol¨²menes de la Cartelera teatral madrile?a del siglo XVIII, publicados en 1996 en colaboraci¨®n con Mireille Coulon y con segunda edici¨®n en 2008. Sus dos ¨²ltimas obras fueron Del siglo XVIII al XIX. Estudios hist¨®rico-literarios (2005), y Goya. Letra y figuras (2008).
Ilumin¨® un siglo, el XVIII, que sol¨ªa considerarse un yermo
Ren¨¦ Andioc, fallecido el pasado 14 de marzo en Mirepoix-sur-Tarn, ha sido uno de los m¨¢s brillantes ejemplos de la mejor tradici¨®n de la Universidad francesa. En ella, el estatus profesoral ha estado necesariamente unido a la posesi¨®n de reconocidos y cuantiosos m¨¦ritos cient¨ªficos, y de ah¨ª que en nuestro crep¨²sculo universitario actual a¨²n resuene, como eco manrique?o de un pasado mejor, el concepto de tesis a la francesa. Significaba un trabajo de investigaci¨®n de primera mano, larga y milim¨¦tricamente realizado, generador de obras que se convert¨ªan ipso facto en piedras miliares de permanente vigencia. En ese orden de cosas, Andioc fue un relevante pionero en la reivindicaci¨®n del siglo XVIII espa?ol, una ¨¦poca tradicionalmente considerada un desierto en el que, a lo sumo, cab¨ªa tener en cuenta a unos pocos padres del yermo, como Feijoo o Jovellanos, a excepci¨®n de los cuales pod¨ªa saltarse impunemente desde Calder¨®n a Mart¨ªnez de la Rosa.
El m¨¦todo de trabajo de Ren¨¦ Andioc descansaba en un dogma que ha sido siempre el mejor y m¨¢s inteligente legado de un positivismo que no significa desconocer los valores literarios, pero que niega la consideraci¨®n de la serie cultural como un rosario de creadores individuales aislados en su genialidad singular. Lo mismo que la arqueolog¨ªa no se limita ya a colocar en urnas de museo los objetos preciosos, sino que aspira a reconstruir el entorno material, social y espiritual de la civilizaci¨®n que los produjo, la ciencia cultural y literaria bien entendida no se limita a la veneraci¨®n del monumento, sino que junto a ¨¦l sit¨²a el marco de los documentos con los que convivi¨® y de los que depende, en ¨²ltima instancia, su alcance y su sentido. Atendiendo a los autores mayores, a los menores y hasta a los mediocres, Andioc nos abri¨® los ojos sobre el siglo XVIII en el terreno del g¨¦nero literario que, por ser accesible incluso a los analfabetos, refleja mejor la ideolog¨ªa, las actitudes y las mentalidades de su tiempo: el teatro.
La ¨²ltima vez que vi a Ren¨¦ fue en Madrid, en 2008, en la presentaci¨®n de su reciente y monumental volumen sobre Goya. Poco despu¨¦s tuve la satisfacci¨®n de proponerlo a la Universidad de Salamanca para el Premio Nebrija, que reconoce la labor de los hispanistas que m¨¢s y mejor han dilucidado y difundido nuestra cultura. Todos los estudiosos del siglo XVIII han tenido un maestro en Ren¨¦ Andioc, y algunos el privilegio de recibir de ¨¦l la generosidad y el afecto que solo conceden los mejores.
Guillermo Carnero es poeta y catedr¨¢tico de Literatura Espa?ola en la Universidad de Alicante.

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