Los indignados son los novatos
Rondan los 20 a?os, pr¨¢cticamente acaban de salir del instituto, pero han liderado la primera manifestaci¨®n juvenil que se rebela contra un futuro incierto
Fabio Cortese, mochila al hombro, llega tarde a la cita porque el profesor ha alargado a ¨²ltima hora la clase. Las paredes de la Complutense est¨¢n estos d¨ªas llenas de carteles de los aspirantes a rector, unos sonrientes, otros como si caminaran casualmente por el campus. Cortese, de 19 a?os y padre italiano, es una de las cabezas visibles de la primera protesta, llevada a cabo esta semana, de una generaci¨®n que intenta sacudirse el sobrenombre de ni-ni: ni estudia, ni trabaja. La mayor¨ªa de los organizadores de la marcha espa?ola rondan la veintena. Acaban de salir pr¨¢cticamente del instituto. "Es el momento. Hay un descontento general en la juventud. Nosotros canalizamos ese sentimiento", reflexiona este estudiante de derecho.
"Tengo la sensaci¨®n de que se han anticipado a lo que est¨¢ por venir", destaca un profesor de la Complutense
Fabio Cortese, uno de los l¨ªderes de los j¨®venes, se?ala que canalizan el descontento de una generaci¨®n sin futuro
Cocinada en el campus, apoyada por decenas de profesores e intelectuales, la indignaci¨®n que sienten los estudiantes por la crisis les hizo echarse a la calle, como ya hab¨ªan hecho en otros pa¨ªses millares de j¨®venes desencantados. La marcha la han encabezado principalmente estudiantes de los primeros cursos de la carrera, los que viven en primera persona la implantaci¨®n del plan Bolonia, el proyecto para unificar estudios universitarios en toda Europa. Consideran que es hora de hacerse o¨ªr, de acallar a los que les acusan de inmovilismo, pese a contar con una tasa de paro que supera el 40%. El director del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Khan, les califica como la "generaci¨®n perdida". Ellos se resisten.
"Es cierto que podemos llegar tarde, que en otros pa¨ªses se han movilizado antes que nosotros, pero ahora es nuestro momento", intercede Cortese, que se mueve por la facultad con la hechura de los de ¨²ltimo curso. Se cruza y comenta la iniciativa con estudiantes barbudos, algunos de pelo cano, pero son los de su generaci¨®n, los de los primeros cursos, los que han tomado el mando esta vez.
El referente de estos j¨®venes tiene 93 a?os y se llama St¨¦phane Hessel. Perteneci¨® a la Resistencia francesa y sobrevivi¨® al campo de concentraci¨®n de Buchenwald (Alemania). En esa ¨¦poca el enemigo era claro; ahora ¨¦l arenga a los j¨®venes para que luchen contra la apat¨ªa existente y que lo hagan de forma pac¨ªfica. "La peor actitud es la indiferencia", escribe en su libro Indignaos.
Hessel resalta la interconectividad de un mundo complejo en el que es dif¨ªcil encontrar culpables de la situaci¨®n. Los estudiantes han aprovechado esta corriente para propagar un mensaje que ha tenido m¨¢s eco en las redes sociales (su p¨¢gina de Facebook cuenta con 11.000 seguidores) que a pie de calle. La polic¨ªa cifr¨® en un millar los asistentes, mientras que los organizadores lo elevaron a 5.000. Sea una u otra cifra, quedaron por debajo de las de sus vecinos europeos.
Sin embargo, Luis Alegre, profesor de filosof¨ªa de la Complutense, considera que este peque?o grupo de estudiantes sin influencia ha dado en el clavo. A diferencia de otras iniciativas con menos ¨¦xito a nivel de comunicaci¨®n, esta pandilla ha sabido "conectar con un malestar muy profundo, soterrado, que indudablemente existe". "Son los de 18 y 19 a?os los que est¨¢n tirando del carro, los que han sabido canalizar la indignaci¨®n y ve esta primera movilizaci¨®n, llamativa s¨ª, pero con poca afluencia, como el punto de partida de una generaci¨®n "olvidada" que quiere hacerse notar. "Tengo la sensaci¨®n de que se han anticipado a algo que est¨¢ por venir".
El movimiento lleva tiempo alojado en Internet. Ahora toca sacarlo a la tierra. Silvia Chic¨®n, una malague?a de 25 a?os, y Carlota Fern¨¢ndez, asturiana de 26, han dirigido una serie de cortometrajes (Asqueadas.com) sobre los problemas juveniles, contados a trav¨¦s de la vida de tres compa?eras de piso. "Parece que por fin demostramos que no estamos ni tan dormidos como dicen, ni tan perdidos", resalta Chic¨®n.
Los estudiantes han recibido el respaldo de gente del mundo de la cultura. El poeta Luis Garc¨ªa Montero tiene una hija adolescente en el instituto, que fue quien le pidi¨® que firmase el manifiesto, en el que resaltaba una frase: "La juventud m¨¢s preparada de nuestra historia vivir¨¢ peor que sus padres". "Y tienen raz¨®n", agrega el escritor. "Est¨¢n viendo c¨®mo pierden derechos, no saben si van a poder encontrar trabajo o si van a cotizar los a?os suficientes para tener una pensi¨®n. Su futuro es muy incierto".
Isabel Casanova es otro de los muchos rostros que ha encabezado la protesta. Tiene 19 a?os, estudia lenguas modernas. Apenas lleva medio a?o en la facultad pero igualmente ha tomado las riendas. Destaca que han contado y mucho con la experiencia de los alumnos de los ¨²ltimos cursos ("su experiencia ha sido vital"). "El acceso a un trabajo digno es una quimera", lamenta. En la marcha se le vio con un pa?uelo azul recogi¨¦ndole el pelo. Fue una de las que durante la marcha dirigi¨®, subida a un cami¨®n, las consignas a gritar. Se desga?itaba.
Los j¨®venes, aglutinados en la plataforma Juventud sin futuro, clamaron contra los banqueros, el presidente, el l¨ªder de la oposici¨®n, la reforma de las pensiones o la reforma laboral. ?Riesgo de que el mensaje se diluyera? "No, la idea de la indignaci¨®n contra el sistema resalta sobre todas las dem¨¢s". La plataforma baraja el 15 de mayo, en com¨²n con otras asociaciones y organizaciones, como fecha para la siguiente protesta.
Si la protesta espa?ola se ha incubado en la universidad, la indignaci¨®n portuguesa surgi¨® en un cafet¨ªn. Paula Gil, de 26 a?os, becaria en una ONG, es una de los cuatro j¨®venes que estuvieron tras la manifestaci¨®n masiva convocada en Lisboa el 12 de marzo. La idea surgi¨® cuando empezaron a discutir sobre la inestabilidad que afecta a su grupo de amigos. "Hab¨ªa que hacer algo, era el momento. Sab¨ªamos que la precariedad era una situaci¨®n transversal, que en realidad no solo perjudica a los j¨®venes", a?ade. La genera?ao ¨¤ rasca (generaci¨®n en apuros) portuguesa consigui¨® movilizar a 300.000 personas. "No protestamos contra otras generaciones, pedimos una soluci¨®n y queremos ser parte de ella", dec¨ªa uno de los fragmentos de su manifiesto. Paula Gil apoya el movimiento en Espa?a: "La precariedad es un problema que afecta a toda la UE y hay que echarse a la calle". De seguir as¨ª, est¨¢ convencida de que su generaci¨®n est¨¢ condenada a sobrevivir m¨¢s que a disfrutar de la vida.
El primer paso, concienciar e intentar movilizar a una generaci¨®n asociada al botell¨®n y la inmadurez, creen los estudiantes espa?oles que ya est¨¢ dado.
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