Marruecos busca a los terroristas

Tres d¨ªas despu¨¦s del atentado de Marraquech, Marruecos se pregunta angustiado por qu¨¦ ahora que se adentraba sin grandes sobresaltos por la senda de las reformas democr¨¢ticas ha sufrido su mayor ataque terrorista desde hace ocho a?os. La pregunta, que se hacen todos los actores pol¨ªticos, a¨²n no tiene respuesta porque ninguna pista conocida conduce a los autores de la tragedia.

"Nos preguntamos sobre el momento elegido para este vil acto", indica el comunicado del Foro Verdad y Justicia, una ONG de expresos pol¨ªticos de izquierdas, que resume las dudas obsesivas que asaltan a la sociedad marroqu¨ª. Hoy, 1 de mayo, sus militantes, los de otras ONG y los j¨®venes que desde hace m¨¢s de dos meses exigen en las calles, con un cierto ¨¦xito, un cambio de sistema pol¨ªtico volver¨¢n a manifestarse.

El ministro de Interior sostiene que el ataque lleva el sello de Al Qaeda

Unir¨¢n sus fuerzas a los sindicatos, que acaban de arrancar al Gobierno unos aumentos sin precedentes de sueldos de los funcionarios y de las pensiones m¨¢s modestas. A sus reivindicaciones tradicionales se a?adir¨¢ ahora un no rotundo al terrorismo expresado ya a trav¨¦s de m¨²ltiples concentraciones espont¨¢neas.

Con una carga explosiva activada a distancia, un terrorista vol¨® el jueves el caf¨¦ Argana, en la c¨¦lebre plaza Yemaa el Fna de Marraquech. Caus¨® la muerte de 16 personas, en su mayor¨ªa extranjeros, e hiri¨® a otras 25, a las que el rey Mohamed VI visit¨® ayer en los hospitales. Antes recorri¨® el edificio semiderruido del caf¨¦ Argana. Desde la terraza salud¨® a una muchedumbre que le aclamaba, en un gesto con el que quiso infundir seguridad a su pueblo.

La mayor¨ªa de las v¨ªctimas mortales son de nacionalidad francesa -una de ellas, una ni?a de 10 a?os- porque de esa nacionalidad son la mayor¨ªa de los turistas que visitan Marruecos. Pero entre ellas tambi¨¦n hay camareros marroqu¨ªes, dos canadienses, un holand¨¦s y el escritor brit¨¢nico Peter Moss, de 59 a?os, autor de libros de viaje.

Tambi¨¦n figuran entre los fallecidos una mujer israel¨ª embarazada, Mijal Weizman, de 30 a?os, y su marido jud¨ªo, de 32, pero cuya nacionalidad no ha sido divulgada. Despu¨¦s de que lo hiciera el ministro del Interior marroqu¨ª, Taieb Cherkaoui, su hom¨®logo franc¨¦s, Claude Gu¨¦ant, tambi¨¦n desminti¨® ayer que el atentado fuese obra de un suicida. "Alguien coloc¨® una mochila en el suelo del local y la hizo estallar de lejos", declar¨® al semanario Journal du Dimanche.

Pero Gu¨¦ant fue menos contundente que Cherkaoui cuando se le pregunt¨® sobre la autor¨ªa de la rama magreb¨ª de Al Qaeda: "Hay que esperar a la reivindicaci¨®n", que tres d¨ªas despu¨¦s sigue sin llegar. El ministro marroqu¨ª afirm¨®, en cambio, que el atentado era "del estilo de Al Qaeda". Par¨ªs ha enviado a Marraquech a diez agentes de su brigada antiterrorista, que se a?aden a los investigadores espa?oles y estadounidenses que trabajan codo con codo con la polic¨ªa marroqu¨ª.

A la ausencia de reivindicaci¨®n, a la inexistencia del kamikaze, a la reprobaci¨®n de la m¨²sica por los barbudos, se a?ade otro dato que resta fuerza a la hip¨®tesis de la autor¨ªa islamista sin invalidarla. La represi¨®n policial y el rechazo de la sociedad habr¨ªan acabado en Marruecos con las redes del islamismo violento, cuyo ¨²ltimo zarpazo, hace cuatro a?os en Casablanca, fue un fracaso.

Hasta los integristas m¨¢s radicales parecen aborrecer ahora el atentado. Una quincena de presos islamistas condenados por terrorismo lograron concentrarse el viernes en una celda de la c¨¢rcel de Sal¨¦, grabar un v¨ªdeo y difundirlo a trav¨¦s de Internet. En ¨¦l rechazan el atentado.

El 14 de abril el monarca excarcel¨® a un centenar de presos islamistas y se esperaba que, con motivo de la Fiesta del Trono, en julio, muchos otros iban a ser liberados. A¨²n permanecen unos 500 integristas detr¨¢s de los barrotes, seg¨²n Anassir, la asociaci¨®n que re¨²ne a sus familiares. Casi ninguno tiene las manos manchadas de sangre, aunque muchos profesan ideas radicales.

Vestido con un polo verde y con un tocado de peregrino musulm¨¢n, el islamista que lee el texto ante la c¨¢mara acaba comparando la explosi¨®n de Marrakech con la que sacudi¨®, el pasado 1 de enero, una iglesia copta de Alejandr¨ªa, causando 21 muertos.

"Las fuerzas que se resisten al cambio luchan por sobrevivir", dice Ahmed Benseddik, un intelectual de Casablanca. "Intentan abortar la din¨¢mica puesta en marcha por los j¨®venes y, sobre todo, asustar a los ciudadanos, al rey y a Occidente", advierte.