El delta del N¨ªger
Nigeria no es una fuente evidente de buen asesoramiento financiero, pero como parte de una limpieza poscrisis, el Banco Central del pa¨ªs m¨¢s poblado de ?frica ha despedido a los jefes de las empresas financieras que se debaten en la crisis. Si los funcionarios occidentales hablasen y actuasen de forma tan directa, los reformistas financieros podr¨ªan animarse. Muchos de los que critican a los bancos del mundo desarrollado aprobar¨ªan la estrategia de Nigeria. Warren Buffett dijo el fin de semana que cualquier empresa que necesitara un rescate del Gobierno deber¨ªa acabar "sin blanca". Pero eso no ha sucedido en EE UU o, por ejemplo, en Reino Unido. Pero s¨ª sucedi¨®, m¨¢s o menos, en Nigeria.
Puede que a quienes conozcan las infames estafas nigerianas por correo electr¨®nico la comparaci¨®n les parezca graciosa. Pero en contra de las expectativas, las autoridades nigerianas consiguieron que las elecciones del mes pasado fueran las m¨¢s justas en a?os, seg¨²n los observadores. Eso otorga alguna credibilidad a los esfuerzos por limpiar el sector financiero.
Lamido Sanusi, el gobernador del Banco Central, identific¨® primero los cinco bancos que estaban en apuros. "Estoy convencido de que estas cinco instituciones se encuentran en una grave situaci¨®n y que su direcci¨®n ha obrado de forma perjudicial para los intereses de sus depositantes y de sus acreedores", afirmaba en un discurso de agosto de 2009 que es de lectura obligatoria para los empollones de la pol¨ªtica financiera en Washington y en cualquier otro lugar. Despidi¨® a los peces gordos de los bancos.
No est¨¢ claro si los esfuerzos de Sanusi, de entonces y posteriores, entre los que se incluyen el despido de los jefes de tres bancos m¨¢s o los rescates con duras condiciones, acabar¨¢n cuajando. Despu¨¦s de todo, empez¨® con un buen l¨ªo. En uno de los casos, un banco pidi¨® prestado dinero y compr¨® aviones privados que puso a nombre del hijo del consejero delegado. En otro, los jefes crearon un instrumento con el dinero de los clientes para comprar acciones cuando el banco cotizara en Bolsa, lo que provoc¨® unas p¨¦rdidas enormes para los depositantes con la crisis.
Por eso sorprende todav¨ªa m¨¢s que Sanusi y sus compa?eros se esfuercen tanto en arreglar el sistema. Sus objetivos parecen sensatos, exhaustivos y expresados sin rodeos, unas caracter¨ªsticas aplicables a muy pocas de las reformas llevadas a cabo en los mercados financieros m¨¢s importantes. Todo eso demuestra que las ideas reformistas procedentes de Abuja merecen por lo menos tanta atenci¨®n como las de Washington y Wall Street.
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