Constituci¨®n y transparencia
Tengo el convencimiento de que la valoraci¨®n que los ciudadanos har¨¢n de la etapa de Gobierno de Rodriguez Zapatero dentro de 15 a?os ser¨¢ positiva, como sucede con Felipe Gonz¨¢lez, tan denostado en 1996 y hoy muy estimado. Esto no quiere decir que no reconozca los errores y los defectos del presidente, que no voy a resaltar. Pero, como decimos los gallegos, parvo non ¨¦. Y como no es parvo, conoc¨ªa perfectamente el coste personal y pol¨ªtico para su partido ("me cueste lo que me cueste"), que la decisi¨®n de modificar la Constituci¨®n le iba a suponer, nos puede suponer.
?Por qu¨¦ entonces tom¨® esa decisi¨®n? Es evidente que por razones de alta pol¨ªtica, que tienen que ver con la gobernanza econ¨®mica europea y con la situaci¨®n concreta de Espa?a, y sabiendo adem¨¢s que no es cierto que la introducci¨®n de un techo de gasto impida la realizaci¨®n de pol¨ªticas progresistas. Es precisamente el gasto lo que las determina, y eso pasa por las prioridades que cada Gobierno y Parlamento establezca en sus presupuestos. Afirmar lo contrario no deja de ser teolog¨ªa. Creadores de opini¨®n de diverso tipo exigen que se expliquen a la ciudadan¨ªa las razones, exigen total transparencia, como si esta fuese exigible sin reparar en las consecuencias del desnudo integral. No hay ning¨²n individuo, ninguna familia, ning¨²n Estado que pueda vivir como si de El show de Truman se tratara.
Celebrar un refer¨¦dum generar¨ªa incertidumbre y solo lograr¨ªa que nos subiesen los intereses
Hay que recurrir a los cl¨¢sicos para entender ciertas cosas. Zapatero, al tomar esta decisi¨®n, se ha movido en el ¨¢mbito que le es propio al "pol¨ªtico profesional", como nos explica Max Weber en su conocido escrito La pol¨ªtica como profesi¨®n. Como mucha gente sabe, Weber dice que "la pol¨ªtica se hace con la cabeza", aunque no solo con la cabeza, y divide la ¨¦tica en ¨¦tica de las convicciones o de los principios, y ¨¦tica de las responsabilidades. Y afirma que quien act¨²e siguiendo las convicciones sin tomar en consideraci¨®n los resultados de sus acciones no est¨¢ tolerando, en realidad, la irracionalidad del mundo. El mundo es irracional desde el punto de vista moral, del bien ha salido el mal, del mal el bien, y la historia est¨¢ llena de ejemplos. La sabidur¨ªa popular tambi¨¦n lo afirma: "De buenas intenciones est¨¢ empedrado el camino del infierno".
El presidente Zapatero se ha movido pues en el campo ¨¦tico que le es propio, en la ¨¦tica de las responsabilidades. Lo otro, como el propio Weber dice, es la pol¨ªtica del Serm¨®n de la Monta?a. Como dej¨® escrito Churchill, "un estadista debe tratar de hacer siempre lo que cree que es mejor a la larga para su pa¨ªs, y no debe abstenerse de ello por la constancia de tener que divorciarse de un cuerpo de doctrina del que antes fue sinceramente adepto". Y a?ade: "Aquellos, sin embargo, que se ven forzados a estas desagradables opciones deben considerar su situaci¨®n a este respecto como desgraciada".
Hay un sector importante de la opini¨®n p¨²blica, de los sindicatos, de la izquierda parlamentaria minoritaria, que reclama un refer¨¦ndum para modificar la Constituci¨®n. En mi opini¨®n no es necesario ni conveniente. Desde luego no lo consider¨® necesario el constituyente, que solo fij¨® como obligatorio el refer¨¦ndum para la modificaci¨®n de la Constituci¨®n en su totalidad, del T¨ªtulo preliminar o de aquellos que afectan a los derechos fundamentales y las libertades p¨²blicas y a la Corona. No es conveniente porque, si de lo que se trata es de asegurar que somos un pa¨ªs serio que va a controlar su d¨¦ficit para poder pagar un inter¨¦s m¨¢s bajo por el dinero que necesitamos pedir -o sea, crear certidumbre-, someter esto al albur de un refer¨¦ndum lo que conseguir¨ªa, con toda probabilidad, ser¨ªa que nos subiesen el inter¨¦s que pagamos, al generar justamente lo contrario, incertidumbre.
Y en tercer lugar, en el plano m¨¢s te¨®rico, nos encontramos ante el problema del control de los representantes del pueblo por el propio pueblo, en la democracia representativa y deliberativa. Si bien el pueblo debe tener el control ¨²ltimo, "le preocupa tanto a Stuart Mill como a Tocqueville que el control se puede convertir en un modo de interferir la acci¨®n de gobierno, haciendo de los representantes (los legisladores) simples delegados" (Fernando M¨²gica. John Stuart Mill, lector de Tocqueville. El futuro de la democracia), "con lo que no tendr¨ªa sentido la deliberaci¨®n" (Roger Sherman, en el primer Congreso de los Estados Unidos, citado por M¨²gica).
Un moderno tan de moda como Tony Judt, en su multicitado y excelente libro Algo va mal, nos cuenta "las consecuencias perversas de los referendos locales en California, donde unas iniciativas legislativas populares bien financiadas han destruido la base fiscal de la s¨¦ptima econom¨ªa mundial". Creo que hay, pues, m¨²ltiples razones para no hacer un refer¨¦ndum en esta ocasi¨®n.
Francisco Cervi?o es diputado gallego del PSdeG
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