"Aqu¨ª acarre¨® votos todo el mundo"
Jos¨¦ Luis Baltar asegura que nunca "pidi¨® nada" a cambio de sus favores
Suenan las campanadas de las nueve de la noche del martes en la iglesia de Santa Eufemia, en el mismo centro de Ourense. Acaba el funeral que el PP ha organizado para honrar a su presidente fundador. Dos mujeres con visones y l¨¢grimas en los ojos sujetan libros de memorias: Fraga en Am¨¦rica. Una tercera se queja del trato del ala nacionalista del Ayuntamiento que "no da subvenciones si no tienes carn¨¦ del Bloque". Pero todos los corrillos desembocan en lo mismo. "Querr¨¢ descansar". "Dijeron que por salud no es, que el presidente aguanta". Por fin sale Jos¨¦ Luis Baltar y el medio centenar de incondicionales improvisa una ovaci¨®n a las puertas del templo. Entre el coro de fieles, el diputado Miguel Santalices y Rosendo Fern¨¢ndez, candidato fallido en la capital y el elegido para calentar la silla de la Diputaci¨®n mientras el hijo del bar¨®n, Jos¨¦ Manuel, mide tiempos y fuerzas para planear el relevo. Hay quien intenta alzar al v¨¢stago en brazos como para proclamarlo. Baltar j¨²nior se resiste: "Hoy es el d¨ªa de Baltar Pumar, ma?ana ya se ver¨¢".
"Ech¨¦ pulsos incluso a Fraga pero siempre para luchar por Ourense"
"Cui?a dio a esta provincia un plus que hoy no tiene, fue la mejor ¨¦poca"
"No me faltaron enemigos internos pero tuvieron que esperar desde 1968"
"Mi amargura es no haber logrado que este territorio despegase"
En un aparte, a la intemperie bajo los soportales de la plaza, su padre admite la "¨²ltima entrevista" antes de pasar a la reserva y perderse como "militante an¨®nimo". Baltar cuenta que a las 8. 15 de la ma?ana dio a su esposa, Alicia, la alegr¨ªa que llevaba a?os esperando. Que fue la primera en saber de su retirada. Que luego march¨® a la Diputaci¨®n, donde mand¨® como cada ma?ana desde hace 22 a?os hasta el mediod¨ªa, que anunci¨® su marcha a los diputados provinciales en una comida. Tambi¨¦n habl¨® por tel¨¦fono con el presidente Feij¨®o, con quien hab¨ªa pactado su marcha una semana atr¨¢s, seg¨²n su relato sin tratar nada sobre el d¨ªa despu¨¦s de su marcha. Sobre las cuatro de la tarde hizo convocar la rueda de prensa de su adi¨®s en la que habl¨® de "veletas" y "fieles" para distinguir entre la direcci¨®n del partido y los militantes, y confes¨® que tanta dedicaci¨®n pol¨ªtica nunca merece la pena.
Ya relajado, al final de la jornada, asegura que eso fue lo que le recomend¨® a su hijo cuando este decidi¨® pelear por la presidencia del partido hace dos a?os. "No te metas en esto, fue el consejo de padre que le di. No me hizo caso. Ahora que est¨¢ dentro, yo lo animo, le prest¨¦ toda la ayuda y lo seguir¨¦ haciendo, pero debe ser su decisi¨®n". Un apoyo "personal", se apura a rectificar, porque de la vida org¨¢nica del PP pretende borrarse y la sucesi¨®n "la deben decidir la direcci¨®n provincial [que encabeza su v¨¢stago] y los diputados" que ¨¦l mismo meti¨® en las listas.
Cuando se le plantea si puede haber otro recambio, dice que en el PP "sobra cantera" y recuerda que tras la marcha de Victorino N¨²?ez, hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, ya se auguraban cismas que luego no tuvieron lugar. En medio de la respuesta, le ha dado tiempo a saludar a dos militantes -"me alegro, me alegro", repite al estrechar sus manos- sin perder el hilo de la conversaci¨®n.
A la hora de mirar por el retrovisor, rememora "su decisi¨®n m¨¢s importante", la integraci¨®n de Centristas de Galicia en el PP a principios de los noventa, fruto de su alianza con el fallecido Xos¨¦ Cui?a. De aquella entente nacieron los "mayores logros que conoci¨® la provincia y su capital con el auditorio, las autov¨ªas y el puente del milenio". "Eran otros tiempos, hab¨ªa cuartos pero Cui?a merece un homenaje y aquella fue la mejor ¨¦poca", concluye. A?ora aquellos tiempos en que Ourense ten¨ªa "un plus que hoy no tiene" y reconoce la "amargura de no haber logrado que la provincia despegara".
Su discurso destila pesimismo salvo cuando recuerda "el apoyo de la gente". Y ah¨ª se enreda a explicar lo del cacique bueno, "el pol¨ªtico que soluciona los problemas de la gente sin pedirle absolutamente nada a cambio porque lo contrario son mercaderes de la pol¨ªtica". Y "el carrexo" de votantes. "Aqu¨ª carrexan todos menos los partidos que no conocen a la gente. Se hizo siempre, pero antes el voto hay que ganarlo, cierto que hay muchos que prefieren votar en libertad e independencia o no aparecer marcados. Pero aqu¨ª carretan todos los partidos".
Si le cost¨® m¨¢s entenderse con Feij¨®o o con Fraga, se lo guarda para s¨ª. Aunque avisa que todas sus batallas fueron "por Ourense". "Fue f¨¢cil con los dos, le ech¨¦ pulsos a Fraga en su momento y a los dos d¨ªas est¨¢bamos bien. Por los intereses de Ourense soy capaz de echar un pulso a cualquiera. Tiene raz¨®n Feij¨®o en que esta ciudad necesita impulsos m¨¢s que pulsos, pero el que le quiere a su tierra hace por ella lo que sea".
Se lleva la decepci¨®n del congreso de 2010, en el que la direcci¨®n del PP auspici¨® una candidatura alternativa a la de su hijo. "Tengo que decirlo, me decepcion¨® mucha gente, me molestaron muchas actitudes, pero a partir de hoy prefiero olvidar cualquier rencor pol¨ªtico, en lo personal nunca lo tuve, pero ya me olvido de esas personas, estoy encantado con todo el mundo". Evita citar nombres y apellidos que est¨¢n en la cabeza de todos, recuerda que esta misma tarde Feij¨®o le ha tendido la mano para seguir y garantizado que no est¨¢ "detr¨¢s de ninguna operaci¨®n" para derrocarle". "Me voy cuando quiero, no me echan las urnas, ni los rivales pol¨ªticos, ni los enemigos internos que no me faltaron pero tuvieron que esperar desde 1968 a que marchase".
Luego abrocha el ¨²ltimo bot¨®n del abrigo y se sube al coche junto a Suso, su ch¨®fer, jefe de seguridad de la Diputaci¨®n y no se sabe cu¨¢ntas cosas m¨¢s, y su esposa, Alicia Blanco, la mujer que, seg¨²n todas las fuentes, decant¨® el final de 24 a?os de trayectoria pol¨ªtica. Expira el martes en que Batlar dej¨® de ser eterno.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.