Universidades disruptivas, as¨ª se ense?a fuera de lo convencional
Contenidos que se renuevan diariamente y proyectos con empresas reales en lugar de ex¨¢menes, entre las claves


Hay universidades que admiten no tener la clave para que sus alumnos encuentren un trabajo en el futuro. Seg¨²n su planteamiento, ning¨²n experto es capaz de predecir cu¨¢les son los conocimientos necesarios para afrontar profesiones que a¨²n no existen. Estos centros reconocen que por primera vez profesores y alumnos est¨¢n igualados en un aspecto: nadie sabe cu¨¢les ser¨¢n las reglas del mercado laboral en una d¨¦cada.
Kaospilot (Dinamarca), Hyper Island (Suecia) o Minerva (Estados Unidos) son algunas de las universidades que est¨¢n transformando el m¨¦todo de ense?anza tradicional y enterrando las clases magistrales. Su m¨¦todo consiste en el aprendizaje basado en la prueba-error y en la propia experiencia de los alumnos. El precio de matr¨ªcula ronda los 10.000 euros al a?o.
¡°Cada vez m¨¢s familias aceptan programas no oficiales para sus hijos¡±, asegura Antonio Rodr¨ªguez de las Heras, profesor de la Universidad Carlos III. El modelo actual de ense?anza superior en Espa?a es, en su opini¨®n, dif¨ªcilmente sostenible porque no responde a los ¡°profundos¡± cambios sociales. Considera que el mundo digital ha roto la forma de empaquetar el conocimiento en grados de cuatro a?os con un n¨²mero determinado de horas y de cr¨¦ditos. ¡°En cuatro a?os cambian las demandas del mercado y surgen las frustraciones de los graduados, que no encajan en los nuevos perfiles¡±.
Dise?ar programas universitarios m¨¢s modulares, como piezas de Lego, es la soluci¨®n que propone Rodr¨ªguez de las Heras. ¡°El alumno tiene que poder construir su perfil en funci¨®n de los contenidos que m¨¢s le interesan; el curr¨ªculum de bolet¨ªn oficial ya no sirve¡±. La Carlos III ya est¨¢ buscando f¨®rmulas y colaboradores externos para poner en marcha posgrados de ese tipo.
Estas son algunas de las universidades m¨¢s innovadoras:
Minerva (San Francisco)
Detr¨¢s de la reinvenci¨®n pedag¨®gica que propone Minerva, est¨¢ el antiguo decano de la Universidad de Harvard Stephen M. Kosslyn. Sus investigaciones sobre las herramientas de aprendizaje m¨¢s eficaces, que inici¨® en el d¨¦cada de los setenta, sit¨²an las clases magistrales como muy poco efectivas al considerar poco probable que los estudiantes interioricen conceptos solo escuchando a un profesor. En su lugar, el psic¨®logo M. Kosslyn propone debatir sobre una materia, aplicarla en trabajos pr¨¢cticos, explicar los puntos de vista a otros compa?eros y someterse a cuestionarios que se corrigen autom¨¢ticamente.
Eso es lo que hacen los estudiantes de Minerva, una universidad que basa su aprendizaje en una plataforma online dise?ada para multiplicar la interacci¨®n entre profesores y alumnos. Con una peculiaridad: los estudiantes viven juntos en una residencia en San Francisco durante el primer a?o. El segundo lo pasan en Buenos Aires y Berl¨ªn, el tercero en Bangalore y Se¨²l y el cuarto en Estambul y Londres. El coste de matr¨ªcula es de 8.800 euros por curso, que a partir del segundo a?o, a?adiendo los costes de los viajes, asciende a unos 24.000.

Fundada por el emprendedor Ben Nelson, antiguo CEO de Snapfish, una app de fotograf¨ªa, la tasa de admisi¨®n de Minerva es del 2,8%. El pasado verano recibieron m¨¢s de 11.000 solicitudes de diferentes partes del mundo. A diferencia de otras universidades, no tienen cerrado el n¨²mero de alumnos por curso, entran todos aquellos ¡°con potencial¡± para la creatividad.
Alberto Martinez de Arenaza, madrile?o de 20 a?os, es el ¨²nico espa?ol en la residencia de San Francisco. Junto a otros 109 estudiantes, la media de edad ronda los 22 a?os, forma parte de la segunda promoci¨®n de Minerva. ¡°Es un riesgo, puede que esta universidad desaparezca. No s¨¦ d¨®nde estar¨¦ dentro de cuatro a?os y eso es lo que me llev¨® a matricularme¡±, cuenta. El proceso de preparaci¨®n de Selectividad no fue un incentivo para quedarse a estudiar en Espa?a. ¡°Pasamos un a?o memorizando y despu¨¦s de una semana se me hab¨ªa olvidado todo. Me apetec¨ªa probar otras experiencias educativas¡±.
El proceso de selecci¨®n, que consiste en una serie de cuestionarios online, mide la creatividad del candidato con preguntas c¨®mo cu¨¢ntos usos se le podr¨ªan dar a una cuchara. En el caso de Alberto, ya contaba con experiencias en el extranjero; primero de Bachillerato en un instituto de Boston y primero de Sociolog¨ªa en la Universidad de Glasgow. ¡°Aprendemos a pensar y a encontrar por nuestra cuenta herramientas creativas para solucionar cualquier problema¡±. El programa incluye en el primer a?o las cuatro materias obligatorias para alumnos de primero en Estados Unidos: metodolog¨ªa cient¨ªfica, oratoria y ret¨®rica.
A los estudiantes se les eval¨²a con proyectos pr¨¢cticos. El reto que les plante¨® uno de los profesores la semana pasada consist¨ªa en crear una forma de comunicaci¨®n persuasiva. Alberto se ech¨® a la calle con su bici, instal¨® una GoPro en el manillar y grab¨® un recorrido de media horas para denunciar el mal estado de las carreteras para los ciclistas. ¡°En cada uno de los trabajos se mide la utilizaci¨®n de 120 indicadores que aprendemos durante el curso, como programaci¨®n, estad¨ªstica, matem¨¢ticas¡ es todo muy pr¨¢ctico¡±.
Kaospilot (Aarhus, Dinamarca)
En 2007, la revista Businessweek consider¨® a Kaospilot como una de las mejores escuelas de dise?o a escala global. En 2011 le lleg¨® el reconocimiento de Fast Company, que la incluy¨® entre las 10 mejores escuelas del mundo dentro del ecosistema de las startups, empresas emergentes de base tecnol¨®gica. Inaugurada en 1991 en Aarhus, Dinamarca, Kaospilot se define como un h¨ªbrido entre una escuela de dise?o y negocios, con una metodolog¨ªa orientada a explotar el liderazgo y el emprendimiento.
¡°En los a?os 90 hubo una crisis en los pa¨ªses n¨®rdicos que increment¨® el paro juvenil y dej¨® a muchos chicos sin un hueco. Esta escuela se cre¨® para ayudarles a crear sus propios empleos¡±, cuenta Ricard Ruiz, antiguo profesor del centro. Kaospilot ofrece un ¨²nico programa en ingl¨¦s de tres a?os de duraci¨®n por un coste total de 20.000 euros. Cada a?o, 35 estudiantes de todo el mundo son seleccionados para acceder a un centro de estudios en el que en lugar de ex¨¢menes hay fechas de entrega de proyectos y en el que no existe la teor¨ªa, sino el contacto con empresas para solucionar problemas en tiempo real.

La edad m¨ªnima para solicitar plaza son 21 a?os. ¡°Aqu¨ª la educaci¨®n es muy exigente. Buscamos a gente que tenga algo que ense?ar a los dem¨¢s. No miramos las notas, sino los valores y las expectativas del estudiante¡±, explica Christer Windelov, m¨¢ximo responsable de Kaospilot. ¡°Lo que nos diferencia de las universidades convencionales es nuestra pedagog¨ªa; para nosotros primero va la praxis, luego la reflexi¨®n y por ¨²ltimo la teor¨ªa¡±.
Guillermo V¨¢zquez, de 25 a?os, es el ¨²nico estudiante espa?ol de Kaospilot. Alumno del sistema p¨²blico en Madrid, se gradu¨® en dise?o gr¨¢fico por la ECAL de la Universidad de Lausana, Suiza, donde el Gobierno cubre gran parte de las matr¨ªculas universitarias. Consigui¨® trabajo en Reikiavik como director creativo de una empresa de software, pero not¨® que fallaba en algo. ¡°No ten¨ªa herramientas para ser creativo, me sent¨ªa estancado¡±, cuenta. Se inscribi¨® en Kaospilot y fue seleccionado. ¡°No existe la jerarqu¨ªa profesor alumno, t¨² eliges tu itinerario y aprendes a buscarte la vida¡±.
Durante las pruebas de selecci¨®n para el pr¨®ximo curso, los 72 aspirantes de m¨¢s de 14 pa¨ªses, entre ellos Jap¨®n, Australia o Sud¨¢frica, han tenido que trabajar en equipo para resolver el requerimiento de una empresa: presentar los mejores argumentos para conseguir que Aarhus se convierta en la capital europea de la cultura en 2017.
Hyper Island (isla de Stumholmen, Suecia)
Hace 20 a?os, dos profesionales de la publicidad y un experto en educaci¨®n se dieron cuenta de c¨®mo todo cambiaba en un par de a?os. Analizaron el gran hueco entre las demandas del mercado y la preparaci¨®n de los j¨®venes. Se asociaron con psic¨®logos y pidieron la colaboraci¨®n de algunas industrias digitales para dise?ar un nuevo concepto de escuela. Como escenario escogieron una antigua prisi¨®n en la isla sueca de Stumholmen. La edad de los alumnos oscila entre los 19 y los 60 a?os. ¡°Les preparamos para innovar, hacer frente a la incertidumbre y pilotar situaciones desconocidas emocional y profesionalmente¡±, explica In¨¦s L¨®pez, la ¨²nica coordinadora espa?ola de contenidos de Hyper Island.
La comunicaci¨®n y el dise?o digital son la columna vertebral del aprendizaje. Director de arte para medios interactivos, creativo de tecnolog¨ªa m¨®vil, o experto en empresa digital son algunos de los programas que se pueden cursar en su centro de Estocolmo y est¨¢n avalados por el Gobierno sueco. Todos son en ingl¨¦s y el precio ronda los 15.000 euros por a?o. Los profesores, a los que llaman facilitadores porque ayudan a los estudiantes a resolver sus retos, son profesionales en activo de empresas l¨ªderes en tendencias emergentes, como es el caso de Spotify. Los contenidos est¨¢n en continua transformaci¨®n, todo avanza al ritmo de la industria. ¡°Ponemos el foco en el trabajo en equipo en lugar de en el esfuerzo personal, as¨ª funciona el mundo real¡±, indica In¨¦s L¨®pez.

¡°No se puede partir de la base de que los profesores saben m¨¢s que los alumnos. La clave de Hyper Island es que el profesional comparte sus experiencias y el alumno las puede cuestionar. Ah¨ª sucede el aprendizaje¡±, asegura I?aki Escudero, uno de los facilitadores.
Los mecanismos reguladores de la ense?anza superior en Espa?a, como es el caso de la Agencia Nacional de Evaluaci¨®n de la Calidad y Acreditaci¨®n (ANECA), no permiten ense?ar tecnolog¨ªa puntera porque su ritmo de trabajo es demasiado lento, considera Eduardo J¨¢uregui, otro de los colaboradores de Hyper Island. ¡°Es necesario huir de los programas encorsetados que requieren la supervisi¨®n de un organismo externo para actualizarse¡±, opina.
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