El eterno retorno de la fragilidad financiera
Hace una d¨¦cada vivimos un tr¨¢gico 'momento Minsky' que nos llev¨® a la crisis. Pero no hemos aprendido la lecci¨®n
Los prop¨®sitos enunciados por Sarkozy para ¡°refundar¡± el capitalismo se quedaron en humo. Al contrario, la pol¨ªtica econ¨®mica se ha afanado en apuntalar los pilares del neoliberalismo: la libre movilidad de capitales contin¨²a siendo el sancta sanctorum, la liquidez de los mercados financieros sigue resultando excesiva y permanece la opacidad de los t¨ªtulos derivados. Tampoco se ha desarrollado una regulaci¨®n efectiva para embridar la expansi¨®n del cr¨¦dito.
Cierto es que la pol¨ªtica de expansi¨®n cuantitativa de los bancos centrales fren¨® un desplome financiero a¨²n mayor, pero a costa de una fuerte expansi¨®n de la liquidez y de la sobrevaloraci¨®n de activos de renta fija y variable. El potencial desestabilizador que se ha acumulado es notable.
La situaci¨®n hoy ser¨ªa muy distinta si, aprovechando el margen que daba esta pol¨ªtica monetaria, se hubiesen aplicado medidas en la direcci¨®n se?alada por Reinhart y Rogoff, profesores de Harvard. Se trataba de controlar los ciclos crediticios y de propiciar un intenso desendeudamiento global a trav¨¦s de reestructuraciones de deuda, inflaci¨®n moderada y ¡°represi¨®n financiera¡±.
Sin embargo, la crisis de 2007 no produjo los cambios que sobrevinieron a la crisis de 1929. No hubo cambio de paradigma intelectual, y la orientaci¨®n liberal de la pol¨ªtica econ¨®mica ha seguido imponi¨¦ndose. Como consecuencia, hemos dejado que sea el propio mercado quien haga la digesti¨®n de las pesadas deudas contra¨ªdas, cargando todo el ajuste sobre los deudores. Cuando el Estado ha intervenido ha sido para socializar las p¨¦rdidas de las entidades financieras y quedarse con los activos t¨®xicos que el mercado no quer¨ªa, salvando a los acreedores de sus operaciones fallidas.
Esta suerte de ¡°liberalismo oportunista¡± no solo es injusto. Es adem¨¢s ineficaz: nos devuelve nuevamente ante posibles episodios de fragilidad financiera, pues la retirada de los est¨ªmulos monetarios ¡ªdependiendo su ritmo e intensidad¡ª podr¨ªa conllevar un fuerte impacto en aquellas econom¨ªas m¨¢s endeudadas.
En Espa?a, dicho riesgo es evidente. Los elevados niveles de endeudamiento de 2007 no se han reabsorbido, se han transformado. Los hogares y empresas han reducido su deuda en m¨¢s de 50 puntos porcentuales del PIB, pero la deuda p¨²blica ha aumentado en 60. En este contexto, una subida de tipos de inter¨¦s no solo incrementar¨ªa la carga financiera de empresas y hogares; elevar¨ªa preocupantemente el servicio de la deuda p¨²blica, constri?endo la pol¨ªtica fiscal.
Hemos trasladado el problema del endeudamiento al futuro, sin abordarlo de manera decisiva. Y el futuro se acerca. Peter Praet, economista jefe del BCE, dijo en una ocasi¨®n que ¡°cuando acabe el quantitative easing, los Gobiernos ser¨¢n responsables de su deuda¡±. Ser¨¢n responsables tambi¨¦n de otras dos cosas: de no haber tomado medidas para reestructurar y reabsorber dichas deudas, evitando con ello la fragilidad sist¨¦mica, y de no haber sustituido un modelo de crecimiento basado en el cr¨¦dito por otro m¨¢s sostenible construido, por ejemplo, sobre un crecimiento suficiente de los salarios.
Nacho ?lvarez es secretario de Econom¨ªa de Podemos y profesor de Estructura Econ¨®mica de la UAM.
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