Feminismo, pensiones y financiaci¨®n auton¨®mica
No parece ni justo, ni eficiente, ni siquiera barato o sostenible acometer una ruptura de la caja ¨²nica de la Seguridad Social
El cl¨¢sico contempor¨¢neo cuando hablamos de Hacienda P¨²blica es Richard Musgrave, sin olvidar ni menospreciar a Peggy, su mujer (que no su hermana, como alguno pensaba). Ambos se influenciaron mutuamente y firmaron numerosos art¨ªculos y libros ¡ªjuntos o por separado¡ª que siguen siendo referencia ineludible en el ¨¢mbito de la Econom¨ªa P¨²blica. Sirva como ejemplo evidente su manual m¨¢s conocido, citado y reeditado, con el que muchos nos acercamos por primera vez a la disciplina y que a¨²n hoy lo seguimos teniendo en la estanter¨ªa para consulta obligada. Este matrimonio de economistas es uno de los m¨¢s famosos, pero c¨®mo no citar en este momento a otra pareja, bastante anterior en el tiempo, pero pionera en cuestiones feministas, relativas a la participaci¨®n igualitaria de la mujer en la vida pol¨ªtica, econ¨®mica y social. Me refiero a Harriet y John Stuart Mill, como suele ser habitual, much¨ªsimo m¨¢s conocido ¨¦l que ella.
Pues bien, volviendo al centro de la reflexi¨®n, cabe recordar lo que el matrimonio Musgrave escrib¨ªa sobre hacienda multijurisdiccional, proscribiendo en general una descentralizaci¨®n radical de la funci¨®n de redistribuci¨®n, ya que la "votaci¨®n con los pies" podr¨ªa acabar arruinando la eficacia de esta pol¨ªtica, por efecto de una movilidad en busca del ¡°paquete fiscal¡± m¨¢s atractivo para cada contribuyente-ciudadano. Bien es sabido que esto admite muchos matices te¨®ricos y pr¨¢cticos, pero si hay un campo concreto donde se sigue esencialmente el enfoque musgraviano es el de las pensiones p¨²blicas. Por eso no parece ni justo, ni eficiente, ni siquiera barato o sostenible acometer una ruptura de la caja ¨²nica de la Seguridad Social.
Hay muchas razones de eficiencia, econom¨ªa y equidad, pero bastar¨ªa rese?ar una contundente: muchas comunidades aut¨®nomas simplemente no ser¨ªan solventes y dejar¨ªan sin pensi¨®n ¡ªo cerca de la miseria¡ª a millones de personas residentes en sus respectivos territorios. Como escenario contrafactual, podr¨ªamos pensar en dotar una suerte de fondo de solidaridad para cubrir esas lagunas con el super¨¢vit de los territorios con mayor renta per c¨¢pita, pero al final estar¨ªamos desvistiendo un santo para seguidamente volver a vestirlo con peores ropajes. Los experimentos, mejor con gaseosa.
Con todo, no podemos dejar de pensar en que existen argumentos leg¨ªtimos para que una comunidad aut¨®noma reclame la competencia sobre pensiones de la Seguridad Social. Al menos, se me ocurren dos: autogobierno y suficiencia. El primero (como el Pa¨ªs Vasco ha venido reclamando hist¨®ricamente), para reforzar las esferas de poder aut¨®nomo, hasta el estadio de acercarse mucho a la independencia de facto (o de iure). Claro est¨¢ que entonces ya no hablar¨ªamos de federalismo, sino de confederalismo o de relaciones internacionales, preferencias que siguen siendo minoritarias para la poblaci¨®n espa?ola en su conjunto.
El argumento de la suficiencia, adem¨¢s de leg¨ªtimo (faltar¨ªa m¨¢s), s¨ª que resulta mucho m¨¢s potente y sugestivo, ante un panorama donde las pensiones presentes son objetivamente bajas (salvo las conocidas excepciones) y, a¨²n peor, decrecientes en t¨¦rminos de poder adquisitivo. Es entonces cuando algunos gobiernos auton¨®micosnuevamente donde la renta per c¨¢pita es m¨¢s alta alzan su voz para reclamar la descentralizaci¨®n de las pensiones, tratando de vender una supuesta mejora en la gesti¨®n y una mayor generosidad en las prestaciones. Suena bien, pero ?se puede comprometer la caja ¨²nica por una mera hip¨®tesis? Quiz¨¢s es demasiado riesgo, nunca mejor dicho, cuando hablamos del mundo financiero de las personas, no de los casinos globales que a veces son ciertos mercados.
Al respecto, el exministro de Econom¨ªa, Industria y Competitividad acaba de admitir que en 2012 la "obsesi¨®n" (sic) del Gobierno de Espa?a era evitar el rescate, sobre todo porque podr¨ªa implicar "un recorte de las pensiones del 10%". Sea por un argumento altruista y bienintencionado del gestor, sea porque los pensionistas movilizan millones de votos en las elecciones,?es evidente que esas declaraciones presentan elevados visos de verosimilitud. Esto lo hemos apuntado en el Informe de la Comisi¨®n de expertos para la revisi¨®n del modelo de financiaci¨®n auton¨®mica, constatando en primer lugar que, mientras los recortes del gasto auton¨®mico durante la crisis han sido notables, el crecimiento del gasto en pensiones (centralizado) ha sido sostenido, hasta el punto de que el Fondo de Reserva de la Seguridad Social ya se ha agotado y el d¨¦ficit anual del sistema supera los 18.000 millones de euros. ?Podr¨ªa haber sido de otra forma? Es evidente que s¨ª, ya que en la base ha estado una decisi¨®n pol¨ªtica que eligi¨® ¡ªo m¨¢s bien impuso¡ª un modelo de recorte orientado a los servicios p¨²blicos de salud, educaci¨®n, servicios sociales y atenci¨®n a la dependencia, todos ellos, en manos de las comunidades aut¨®nomas.
En su literalidad, el Informe propone que "cuando Espa?a se enfrente a asuntos de calado sobre la configuraci¨®n de su Estado de Bienestar [¡], sin perjuicio de las competencias que tenga cada administraci¨®n, las decisiones deber¨ªan adoptarse utilizando mecanismos pol¨ªticos que contemplen la participaci¨®n de todas las administraciones, puesto que sus efectos conciernen a todas". Y a?ade: "esos mecanismos institucionales deber¨ªan permitir evaluar si las respuestas puede darlas la administraci¨®n directamente afectada mediante el uso de su capacidad fiscal o es m¨¢s conveniente una actuaci¨®n conjunta, contemplando en su caso una reasignaci¨®n de los ingresos tributarios a compartir". M¨¢s adelante, se remata la recomendaci¨®n: "en per¨ªodos de dificultad, las distintas partidas de gasto de esta naturaleza [fundamental] deber¨¢n recibir un tratamiento similar con independencia de la administraci¨®n que las gestione".
En definitiva, si de servicios p¨²blicos fundamentales estamos hablando ¡ªy las pensiones lo son, obviamente, junto a los otros citados¡ª no se puede prescindir de la estructura pol¨ªtica del Estado, negando o cercenado debates en aras de un consenso toledano que no llega. A¨²n menos se debe prescindir de las instancias implicadas, por supuesto, el gobierno central, pero tambi¨¦n las comunidades aut¨®nomas. Por eso, las respectivas reformas de la financiaci¨®n auton¨®mica y de las pensiones, bajo ese sustrato federal y de lealtad institucional, no deben estar basadas solo en frentismos e individualismos, menos a¨²n cuando se deben adoptar decisiones poco agradables. Algunos seguimos echando de menos una visi¨®n de conjunto.
Roberto Fern¨¢ndez Llera. Profesor de Econom¨ªa en la Universidad de Oviedo. Miembro de la Comisi¨®n de expertos para la reforma de la financiaci¨®n auton¨®mica
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