¡°La sociedad no perdonar¨ªa a los bancos que ahora no sean la soluci¨®n a la crisis¡±

¡°Los bancos tenemos que ser parte de la soluci¨®n y no del problema, como sucedi¨® en la crisis de 2012. La sociedad no nos perdonar¨ªa que ahora que ha llegado este golpe tan duro no apoy¨¢ramos a pymes, empresas y aut¨®nomos¡­, despu¨¦s de todo lo que ha pasado¡±. Con esta claridad se expresa Nieves Vallesp¨ªn, empleada del Santander en Moratalaz, un barrio de Madrid. Y algo parecido cree Enma Moreno, directora de una sucursal de Bankia en el barrio de Cartuja, e...

¡°Los bancos tenemos que ser parte de la soluci¨®n y no del problema, como sucedi¨® en la crisis de 2012. La sociedad no nos perdonar¨ªa que ahora que ha llegado este golpe tan duro no apoy¨¢ramos a pymes, empresas y aut¨®nomos¡­, despu¨¦s de todo lo que ha pasado¡±. Con esta claridad se expresa Nieves Vallesp¨ªn, empleada del Santander en Moratalaz, un barrio de Madrid. Y algo parecido cree Enma Moreno, directora de una sucursal de Bankia en el barrio de Cartuja, en Granada, y Laura L. P., que trabaja en una oficina del BBVA en Las Palmas. ¡°Veo al banco decidido a apoyar a los clientes con dificultades, no es una pose. Creo que quiere facilitar la moratoria hipotecaria o los cr¨¦ditos con avales. Existe una convicci¨®n de que la situaci¨®n es complicada y tenemos que empujar para salir adelante¡±, comenta por tel¨¦fono Laura.

La mala fama de los bancos, protagonistas de una crisis que puede costar m¨¢s de 55.000 millones a los espa?oles, recae habitualmente sobre los empleados; ellos dan la cara cuando se colocan productos inadecuados o se cobran comisiones dif¨ªciles de justificar. Ahora ha llegado una situaci¨®n de emergencia sanitaria y econ¨®mica y los bancos creen que puede cambiar su papel; de hecho los sindicatos se lo est¨¢n exigiendo a las c¨²pulas de las grandes entidades. El 80% de las plantillas bancarias est¨¢n en la calle, unos 150.000 trabajadores, seg¨²n Joan Sierra, responsable del sector financiero de CC OO, aunque ahora la mayor parte de ellos, seg¨²n la CECA y la AEB, est¨¢n teletrabajando y son minor¨ªa los est¨¢n dando la cara en plena crisis.

Desde el Banco de Espa?a se pilot¨® la operaci¨®n para que una parte de las oficinas bancarias y la pr¨¢ctica totalidad de los cajeros autom¨¢ticos estuvieran abiertos durante el estado de alarma para prestar los servicios financieros b¨¢sicos. Los bancos asumieron su labor de servicio p¨²blico y colaboraron en la tarea, a pesar de que las plantillas no han contado con todas las medidas de protecci¨®n. Han pasado los primeros 15 d¨ªas y la impresi¨®n es buena: se han conseguido repartir las pensiones de los m¨¢s mayores, que era un punto clave por su riesgo de contagio y la dificultad que presentan porque no utilizan medios digitales y prefieren el efectivo. Enma Moreno cuenta desde Granada que una de sus principales tareas ha sido llamar a los pensionistas y confirmarles que su dinero est¨¢ ingresado y que no era necesario que fueran al banco a comprobarlo. ¡°Agradecen la llamada y se quedan tranquilos¡±, dice Moreno.

Lo peor, el temor al contagio

Los que est¨¢n en primera l¨ªnea atendiendo a los clientes acabaron este viernes su turno de 15 d¨ªas; el lunes pasar¨¢n a teletrabajar mientras llegar¨¢ otro ret¨¦n para atender en las oficinas. ¡°Hemos pasado miedo. El d¨ªa que me dijeron que empezaba en la oficina, no dorm¨ª por la noche. Es temor al contagio por un descuido m¨ªo, porque no sabemos si los clientes tienen el virus y porque tampoco las medidas de protecci¨®n son las mejores. Lo peor es pensar que puedes traer el virus a casa, aunque tomamos muchas medidas de protecci¨®n y se desinfecta la oficina¡±, comenta Laura, desde Las Palmas.

¡°El banco ha intentado por todos los medios que tuvi¨¦ramos pantallas de metacrilato, pero no ha sido posible porque todo el mundo las ha pedido a la vez¡±, a?ade Laura. A Enma Moreno, la obsesi¨®n por no transmitir el virus en casa le llev¨® a ir directamente a la ducha y lavar toda la ropa cada vez que volv¨ªa de la oficina.

Nieves Vallesp¨ªn, que s¨ª ha contado con pantalla de metacrilato, coincide en que ha habido tensi¨®n y explica que su situaci¨®n ha sido similar a la de las cajeras de los supermercados, que han expresado su temor. Cuenta que en el Santander, al igual que en la mayor¨ªa de los bancos, los clientes no pod¨ªan hacer cola dentro de la sucursal y esperaban en la calle. ¡°Solo entran los que podemos atender; creo que lo han entendido, es por el bien de todos¡±, apunta. Los empleados de banca han intentado derivar a los cajeros muchas de las operaciones de los clientes, pero no siempre han podido sustituir el trato personal.

El hecho de que la banca espa?ola est¨¢ entre las m¨¢s digitalizadas, no ha impedido que algunos clientes hayan encontrado motivos para acudir a las oficinas. Algunos precisamente han ido a las sucursales para pedir tarjetas para empezar a operar a distancia, otros para el reintegro o para los cobros de los primeros ERTE, as¨ª como para ofrecer efectivo a las farmacias o supermercados o pedir informaci¨®n sobre los fondos de inversi¨®n y sobre los avales p¨²blicos lanzados por el Gobierno, apuntan desde Abanca y otras entidades.

La oficina, el tel¨¦fono de la esperanza

No obstante, la operativa en oficinas ¡°ha ca¨ªda dr¨¢sticamente, algo l¨®gico por el par¨®n en la actividad econ¨®mica. Los reintegros en oficinas, por ejemplo, se han reducido en la ¨²ltima semana un 35% y las transferencias en las sucursales, m¨¢s de la mitad. La disposici¨®n de efectivo de los cajeros ha ca¨ªdo un 60%¡±, apuntan desde el Sabadell.

Pero no siempre son asuntos financieros lo que llevan a los clientes hasta las oficinas. ¡°Somos el tel¨¦fono de la esperanza estos d¨ªas, muchos pensionistas est¨¢n muy solicos y aprovechan nuestra llamada para contarnos sus cosas¡±, apunta Enma Moreno, de Bankia. Tel¨¦fono de la esperanza y sucursal bancaria pocas veces habr¨¢n coincidido en una misma frase, pero ha llegado en este tiempo de incertidumbre.

Desde UGT, su responsable de servicios financieros, Roberto Tornamira, recuerda que este es un excelente momento para acordarse de la importancia del sector financiero, ¡°algo que saben bien en los muchos pueblos donde se han quedado sin ¨¦l¡±. Su foco de preocupaci¨®n, una vez que las entidades han dado las instrucciones sanitarias oportunas a sus empleados, son los cajeros autom¨¢ticos. ¡°Los est¨¢n limpiando los propios empleados y no deber¨ªan ser ellos quienes lo hagan¡±.

Sierra, de CC OO, dirige su preocupaci¨®n a que no haya ERTE ni ERE ¡°y por ahora lo est¨¢n cumpliendo¡±. Este representante sindical recuerda que si hoy d¨ªa las sucursales bancarias cumplen un papel fundamental, en el periodo postcoronavirus recobrar¨¢n, si cabe, m¨¢s importancia. ¡°Ser¨¢ en estas oficinas donde se canalizar¨¢ el futuro de numerosas pymes y aut¨®nomos. Son los directores de sucursal quienes conocen bien al tejido productivo micro y la red bancaria ser¨¢ muy importante¡± para las ayudas y necesidades de estas empresas.

¡°Se junt¨® el p¨¢nico por la ca¨ªda de Bolsa, el virus y la econom¨ªa hundida¡±

Los empleados de banca saben de psicolog¨ªa, tanto si lo han estudiado en la universidad o porque lo han aprendido en su oficio. Y esos conocimientos les sirvieron para pasar la primera semana del estado de alarma, que fue la m¨¢s dura. ¡°Fue un poco ca¨®tico y de muchos nervios. La gente ven¨ªa preocupada porque se estaba hundiendo la Bolsa, el virus parec¨ªa descontrolado y la econom¨ªa se paraliz¨®¡­ Era como tener tres crisis a la vez¡±, se?ala Nieves Vallesp¨ªn, empleada del Santander en Madrid.

Ante esta situaci¨®n, las tres trabajadoras de banca consultadas para este reportaje coinciden en que su estrategia fue transmitir calma a sus clientes. ¡°Es el peor momento para vender las posiciones de Bolsa, salvo que te haga falta el dinero para comer. En todo caso, es un momento para entrar¡±, apunta Laura L. P., empleada del BBVA en Las Palmas, y en un sentido similar se expresa Enma Moreno, de Bankia. Las tres han cedido el testigo, la siguiente quincena llegar¨¢n otros que tratar¨¢n de ayudar a sus clientes, saben que se juegan el prestigio.

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