Atrapados por la reforma de la casa
La paralizaci¨®n de la construcci¨®n dej¨® las peque?as obras a medias y, seg¨²n los afectados, las ¨²ltimas ¨®rdenes del Gobierno han cambiado poco la situaci¨®n
Cocinando en el pasillo, en casa de los padres o gastando ahorros en un alquiler que se prolonga sine die. Cientos de familias que se encontraban reformando sus viviendas cuando lleg¨® la epidemia se las apa?an como pueden. Se han confinado como todos, pero no en la casa que quer¨ªan. Y siguen sin tener claro cu¨¢ndo podr¨¢n estrenar unas obras paralizadas por el estado de alarma, lo que ha llevado tambi¨¦n al l¨ªmite a muchos aut¨®nomos y peque?as empresas del sector. Este pide mayor concreci¨®n en las ¨²ltimas medidas del Gobierno, ...
Cocinando en el pasillo, en casa de los padres o gastando ahorros en un alquiler que se prolonga sine die. Cientos de familias que se encontraban reformando sus viviendas cuando lleg¨® la epidemia se las apa?an como pueden. Se han confinado como todos, pero no en la casa que quer¨ªan. Y siguen sin tener claro cu¨¢ndo podr¨¢n estrenar unas obras paralizadas por el estado de alarma, lo que ha llevado tambi¨¦n al l¨ªmite a muchos aut¨®nomos y peque?as empresas del sector. Este pide mayor concreci¨®n en las ¨²ltimas medidas del Gobierno, que permiten las reformas de casas deshabitadas bajo ciertas condiciones, para retomar los trabajos con seguridad jur¨ªdica.
¡°Yo te digo que desde que empez¨® esto he envejecido¡±, afirma J. E.., de 45 a?os. Hace ya m¨¢s de un mes que en el unifamiliar donde vive con su mujer y sus dos hijos no hay cocina. La orden que prohib¨ªa las reformas en edificios habitados el 12 de abril, el d¨ªa que acababan las dos semanas de m¨¢ximo confinamiento, dej¨® empantanados los trabajos. Lo peor, dice, es que le falta un gran ventanal donde temporalmente ha puesto tablones. ¡°Da a la parte de atr¨¢s, pero imag¨ªnate el acojone todas las noches por si alguien te entra¡±.
Ampar¨¢ndose en la excepci¨®n que permit¨ªa trabajos de urgencia, J. E. intent¨® que al menos fueran el fontanero y el carpintero para dejar la cocina operativa. Pero los vecinos de la urbanizaci¨®n se quejaron y el administrador llam¨® ¡°con un tono bastante beligerante¡±. La familia se apa?a con un peque?o ba?o y con la antigua vitrocer¨¢mica conectada en el pasillo. ¡°Para los platos tenemos un lavadero abajo, en el garaje, con lo cual tienes que estar subiendo y bajando¡±, lamenta, ¡°se sobrevive, pero con unas condiciones de vida que no son ideales¡±.
Una ¡°lucha cotidiana¡±
¡°Nos encontramos en una situaci¨®n de intentar calmar al cliente, pero sin poder darle una soluci¨®n¡±, describe Laura S¨¢nchez, directora t¨¦cnica de Consorcio Opera Real Estate. Los cuatro proyectos de reforma que ten¨ªa activos est¨¢n paralizados. Y la intermediaci¨®n inmobiliaria, otra de las funciones de su empresa, tampoco marcha: ¡°Las facturas desde el 14 de marzo hasta la fecha son cero¡±, se?ala la arquitecta t¨¦cnica. Tras la ¨²ltima modificaci¨®n legal, buscan la manera de reanudar alguna obra, sin ¨¦xito hasta ahora. ¡°No podemos intentarlo con una orden que no impide que vaya la polic¨ªa, nos pare y nos multe¡±, explica.
La queja es com¨²n entre los afectados. El BOE del 3 de mayo autoriz¨® reformas en edificios habitados si no hay ¡°interferencia alguna con las personas no relacionadas con la actividad¡±. Y apuntaba a la sectorizaci¨®n del inmueble o la limitaci¨®n de horarios de entrada y salida de trabajadores para lograrlo. Pero concret¨® poco m¨¢s. Una circular de la Confederaci¨®n Nacional de la Construcci¨®n intent¨® rellenar lagunas recomendando llevar las herramientas en fundas de pl¨¢stico o limpiar las zonas comunes por las que pasen obreros o materiales. Pero el presidente de esa patronal, Juan Lazcano, admite que es ¡°una lucha cotidiana¡± evitar que haya una extralimitaci¨®n en la interpretaci¨®n de la norma por parte de algunas autoridades. Por eso, como paso inicial, se recomienda comunicar las medidas propuestas al administrador del edificio.
¡°Hemos mandado una carta a los administradores de tres de las reformas que est¨¢n en curso y a¨²n no nos han dicho nada¡±, relata la arquitecta Ana Cabellos. ¡°Con la anterior orden lo intentamos en dos obras y las comunidades se echaron encima. Hay miedo, aunque al final que los obreros entren a una hora y salgan a otra parece menos peligroso que un repartidor a domicilio que pasa el d¨ªa en la calle¡±, reflexiona. El estudio que comparte con otro socio, Unseisyuncuatro, surgi¨® de la anterior crisis, cuando tantos arquitectos fueron al paro y vieron en las reformas un peque?o bal¨®n de ox¨ªgeno. ¡°Estuvimos muchos a?os con el flotador intentando no ahogarnos, y ahora que parec¨ªa que la cosa iba adelante¡¡±, dice apenada. Siete de sus ocho proyectos en marcha se han parado, pero en general los clientes han sido comprensivos ante inconvenientes como ¡°el de pasar dos meses m¨¢s en casa de los suegros¡±.
Ese es exactamente el caso de Miguel ?ngel P¨¦rez y su pareja. Tras seis a?os viviendo en Madrid, planificaron volverse a M¨¢laga este a?o. El pasado febrero compraron un piso en el barrio de Huelin, su primera casa en propiedad. ¡°Solo he ido un d¨ªa, cuando firm¨¦, y poco m¨¢s¡±, cuenta. Se mudaron con los padres de P¨¦rez, a la espera de una peque?a reforma de ba?os y carpinter¨ªa que hab¨ªan apalabrado. Pero las cajas se acumulan hace semanas en su hogar temporal y todav¨ªa no tienen una fecha segura para empezar las obras. A falta de ver el piso para hacer un presupuesto y firmar el contrato, el alba?il teme ser multado si se acerca a la vivienda.
Pendientes de los vecinos
Tampoco ha podido estrenar su casa nueva la abogada Cristina de la Rosa, de 57 a?os. El 4 de abril tendr¨ªa que haber dejado el ¨¢tico donde vive de alquiler con su marido, pero en la vivienda que adquirieron el a?o pasado los trabajos se fueron retrasando por diversos motivos y, cuando lleg¨® la epidemia, el suelo segu¨ªa por poner. As¨ª que De la Rosa habl¨® con su arrendador ¨C¡°es una buena persona¡±- y sigue pagando el alquiler a la vez que la hipoteca y los gastos de dos viviendas. De momento puede sostenerlo, pero no le hace gracia: ¡°Estoy tirando dinero y puede llegar un momento en que s¨ª tenga problemas¡±, se queja. Como el resto de afectados, conf¨ªa en que sus futuros vecinos no pongan trabas para retomar la reforma.
Mientras tanto, se encuentra a la espera como Carlos Madrid, quien gestiona una carpinter¨ªa familiar con 10 empleados en Cebolla (Toledo). ¡°Ya antes del estado de alarma, las juntas de vecinos nos pon¨ªan problemas¡±, recuerda. As¨ª que tras la ¨²ltima orden ministerial, consult¨® con organizaciones sectoriales y abogados. ¡°Me han dicho que espere unos d¨ªas¡±, resume, ¡°?qu¨¦ ciencia jur¨ªdica hay de que no vaya a tener un problema? ?qui¨¦n decide si cumplo la orden, el polic¨ªa que vaya? Estamos en el aire¡±. En su caso, volver a trabajar supondr¨ªa intentar salvar aproximadamente una cuarta parte de la facturaci¨®n anual, ahora comprometida. Y tambi¨¦n rescatar a algunos de los ocho empleados a los que tuvo que aplicar un ERTE (expediente de regulaci¨®n temporal de empleo).
En Espa?a hay alrededor de 100.000 empresas de construcci¨®n con menos de 10 trabajadores, seg¨²n el Observatorio de la Fundaci¨®n Laboral de la Construcci¨®n. Un tercio de los casi 1,3 millones de empleos directos del sector se dedican a obras de rehabilitaci¨®n y reforma. ¡°Estamos de acuerdo en que se vaya abriendo la actividad, pero el primer escal¨®n es la salud de los trabajadores y en este caso tambi¨¦n de los terceros¡±, indica Daniel Barrag¨¢n, secretario de Acci¨®n Sindical de CC OO de Construcci¨®n y Servicios. El sindicato apuesta por ¡°un plan que concrete c¨®mo tiene que ser la interacci¨®n¡± entre operarios y residentes en edificios habitados. Para ello, cree que ser¨¢ necesario ¡°un anexo o una orden que ampl¨ªe la anterior¡±. As¨ª que, de momento, los afectados tendr¨¢n que mantener lo que, afirma la arquitecta Ana Cabellos, se ha convertido en una nueva rutina: ¡°Estamos todo el d¨ªa mirando el BOE¡±.
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