La recuperaci¨®n no reflotar¨¢ todos los barcos
Tenemos que pensar en qu¨¦ momento es conveniente dejar de apoyar el mantenimiento de empleos que no son sostenibles para pasar a apoyar a las personas en la b¨²squeda de otros empleos con futuro
No es habitual encontrarse con una econom¨ªa de tipo pand¨¦mico, pero conocemos algunos rasgos de su comportamiento. Un primer elemento es que, a diferencia de una econom¨ªa convencional, cuyas crisis se producen por alg¨²n fallo interno de la propia econom¨ªa ¡ªinflaci¨®n, d¨¦ficit exterior, desequilibrio de las cuentas p¨²blicas¡ª, una crisis econ¨®mica pand¨¦mica aparece cuando un evento externo impacta de forma inesperada en su funcionamiento. Puede ser un virus, como sucede ahora con la covid-19, o una gran guerra, como ocurri¨® con las dos Guerras Mundiales.
Otro rasgo es que mientras las cris...
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No es habitual encontrarse con una econom¨ªa de tipo pand¨¦mico, pero conocemos algunos rasgos de su comportamiento. Un primer elemento es que, a diferencia de una econom¨ªa convencional, cuyas crisis se producen por alg¨²n fallo interno de la propia econom¨ªa ¡ªinflaci¨®n, d¨¦ficit exterior, desequilibrio de las cuentas p¨²blicas¡ª, una crisis econ¨®mica pand¨¦mica aparece cuando un evento externo impacta de forma inesperada en su funcionamiento. Puede ser un virus, como sucede ahora con la covid-19, o una gran guerra, como ocurri¨® con las dos Guerras Mundiales.
Otro rasgo es que mientras las crisis de una econom¨ªa convencional pueden anticiparse ¡ªaunque en ocasiones no las queramos ver, como en la de 2008¡ª las crisis econ¨®micas pand¨¦micas responden a la observaci¨®n de John Maynard Keynes cuando, en los a?os veinte del siglo pasado, se?al¨® que ¡°cuando esperas que ocurra lo inevitable, sucede lo impensado¡±.
Es lo que ha ocurrido con el coronavirus. Esper¨¢bamos la inevitabilidad de los efectos del cambio tecnol¨®gico, del calentamiento global o de la crisis clim¨¢tica, pero lo que lleg¨® fue lo impensado: una pandemia de salud global que ha puesto patas arriba a todas las econom¨ªas.
Las consecuencias a largo plazo ser¨¢n intensas y variadas, muchas de ellas a¨²n desconocidas. Pero hay tres que son seguras. Asistiremos a un reequilibrio entre mercados y Estados, en favor de estos ¨²ltimos. Veremos un reequilibrio entre la hiperglobalizaci¨®n y las pol¨ªticas nacionales, tambi¨¦n en favor de estas ¨²ltimas. Tendremos tambi¨¦n una agudizaci¨®n dram¨¢tica de la rivalidad geopol¨ªtica, impulsada por la p¨¦rdida de liderazgo de EE UU y por la creciente asertividad de China. Por cierto, una variante de esta rivalidad ser¨¢ el retorno de la batalla de ideas para demostrar la superioridad de un sistema sobre otro. De momento, el modelo autoritario chino parece tomar ventaja sobre el modelo liberal occidental.
Pero lo que ahora me interesa es comentar un rasgo del comportamiento de una econom¨ªa pand¨¦mica que es importante para las pol¨ªticas. La recuperaci¨®n pand¨¦mica es asim¨¦trica y lenta. Una met¨¢fora marinera puede sernos ¨²til para comprender este rasgo.
Como saben, la bajada de la marea deja varados a los barcos que estaban en la orilla. Cuando vuelve a subir, la pleamar eleva por igual a todos los barcos, ya sean de pesca o de recreo, grandes o peque?os. Esto es lo que ocurre tambi¨¦n en la recuperaci¨®n de una econom¨ªa convencional: eleva por igual a todos los sectores y empresas.
Pero no ocurre lo mismo con la recuperaci¨®n pand¨¦mica. Los que primero se elevan son los sectores relacionados con la producci¨®n de bienes. Por el contrario, el sector de servicios a los consumidores ¡ªhoteles, restauraci¨®n, comercio, ocio, turismo¡ª se retrasa por estar m¨¢s afectado por las medidas restrictivas de movilidad y relaci¨®n social. Eso hace que el sector servicios vaya a tardar en recuperarse, y que muchas empresas de estos sectores puedan permanecer varadas indefinidamente.
Los excelentes datos sobre la evoluci¨®n del empleo en el mes de septiembre pasado pueden leerse desde esta perspectiva: aumenta el empleo en el sector de producci¨®n de bienes, tanto en la manufactura como en el sector agrario, pero sigue en retroceso o estancado en el sector de servicios. Esa pauta se mantendr¨¢ en los pr¨®ximos meses.
Esta asimetr¨ªa de la recuperaci¨®n pand¨¦mica tiene implicaciones importantes para las pol¨ªticas. Aunque debamos seguir ayudando a las empresas varadas y a sus empleados, el riesgo es que muchas de esas muchas empresas y sus empleos acaben convirti¨¦ndose en ¡°muertos vivientes¡±, ¡°zombis¡±, sin perspectiva de valerse por s¨ª mismas en la fase postpand¨¦mica.
Los ERTE han sido una innovaci¨®n social extraordinaria del Gobierno de coalici¨®n de Pedro S¨¢nchez. Pero tenemos que pensar en qu¨¦ momento es conveniente dejar de apoyar el mantenimiento de empleos que no son sostenibles para pasar a apoyar a las personas en la b¨²squeda de otros empleos con futuro. Tambi¨¦n hemos de comenzar a sustituir la actual pol¨ªtica de pr¨¦stamos y avales a las empresas, que puede condicionar su viabilidad y la morosidad bancaria, por una pol¨ªtica de inyecci¨®n de capital p¨²blico (¡°bailot ut¡±) en aquellas que por tama?o y/o car¨¢cter estrat¨¦gico tienen m¨¢s capacidad de convertirse en motores de crecimiento sostenible en la postpandemia. La continuidad, sin m¨¢s, del actual sistema de ayudas puede contribuir a potenciar el liliputismo empresarial y no a ayudar a su crecimiento. Son decisiones pol¨ªticamente dif¨ªciles, pero es necesario abordarlas porque la recesi¨®n pand¨¦mica no reflotar¨¢ a todos los barcos que ahora est¨¢n varados.