El divorcio sin fin de la City y Bruselas
Con acuerdo o sin ¨¦l, Reino Unido y la UE pasar¨¢n a?os negociando el Brexit en servicios financieros
Pase lo que pase al final en las negociaciones sobre un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre el Reino Unido y la Uni¨®n Europea, las dos partes est¨¢n condenadas a negociar durante a?os el Brexit en Servicios Financieros. Eso se debe a que un TLC solo puede ser modificado por mutuo acuerdo, pero no es as¨ª en Servicios Financieros, donde las dos partes creen tener la sart¨¦n por el mango, han renunciado a un acuerdo integ...
Pase lo que pase al final en las negociaciones sobre un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre el Reino Unido y la Uni¨®n Europea, las dos partes est¨¢n condenadas a negociar durante a?os el Brexit en Servicios Financieros. Eso se debe a que un TLC solo puede ser modificado por mutuo acuerdo, pero no es as¨ª en Servicios Financieros, donde las dos partes creen tener la sart¨¦n por el mango, han renunciado a un acuerdo integral y se han reservado la capacidad de modificar unilateralmente cualquier acuerdo parcial en funci¨®n de sus intereses. Ser¨¢ una batalla permanente, un divorcio sin fin.
La distinci¨®n clave es que, a diferencia de lo que ocurre con el comercio, tanto Londres como Bruselas mantendr¨¢n su capacidad normativa en Finanzas. Los brit¨¢nicos han impuesto la posici¨®n ideol¨®gica m¨¢s extrema del Brexit: la soberan¨ªa est¨¢ por encima del inter¨¦s econ¨®mico. ?Por qu¨¦? Porque creen que la City puede andar sola por varias razones. Una, porque los europeos necesitan m¨¢s a la industria financiera brit¨¢nica que viceversa (Londres controla el 40% de los activos europeos bajo gesti¨®n, el 60% de los mercados de capitales, el 78% de los mercados de cambio y el 74% de derivados). Dos, porque el negocio de la City est¨¢ muy disperso geogr¨¢ficamente y espera recuperar a nivel global lo que pueda perder a nivel europeo. Y, tres, porque cuando Londres modifique una regulaci¨®n, su impacto se notar¨¢ en toda la UE y no solo en una zona concreta como puede ocurrir, por ejemplo, en un hipot¨¦tico conflicto sobre el aceite de oliva.
Tambi¨¦n Bruselas ha hecho hincapi¨¦ en la soberan¨ªa, en este caso por desconfianza: por temor a que el Reino Unido acabe utiliz¨¢ndola para promover una desregulaci¨®n financiera a su medida.
Todo eso se ha traducido en la decisi¨®n de ambas partes de renunciar al sistema de pasaporte que ahora existe y que garantiza que cualquier empresa financiera autorizada a operar en un Estado miembro puede hacerlo en todo el territorio comunitario. Bruselas porque lo ve como una forma de que la City siga en el Mercado Interior pese a haber abandonado la UE. Londres, porque el pasaporte le obliga a acatar al 100% cualquier modificaci¨®n del marco regulatorio europeo.
Bruselas ha optado por las llamadas equivalencias, que le permiten autorizar a subsectores concretos de la industria financiera de un pa¨ªs tercero a operar en territorio comunitario si considera que su legislaci¨®n, aunque distinta de la europea, tiene en la pr¨¢ctica efectos similares (equivalentes) a las reglas europeas.
Los brit¨¢nicos recelan porque deja el poder en manos de Bruselas (que puede retirarla simplemente con un mes de preaviso) pero la aceptan como apa?o transitorio. Las equivalencias son un sistema muy complejo que se aplica a 49 subsectores distintos y que permite a Bruselas modular la m¨¢xima gen¨¦rica de que ¡°a m¨¢s divergencia regulatoria, menos partenariado¡±. Si Londres modifica su regulaci¨®n, Bruselas puede impedir que la nueva norma se aplique en la UE. Pero Londres puede no estar pensando en Europa a la hora de modificar sus regulaciones financieras¡
Estando as¨ª las cosas, ?hay que esperar un caos financiero cuando se abran los mercados el 4 de enero de 2021? No parece. ¡°No creo que vaya a haber ninguna perturbaci¨®n repentina porque la industria financiera ya ha puesto en marcha planes de contingencia y porque muchos Gobiernos ya est¨¢n actuando como si no fuera a haber acuerdo y otorgar¨¢n equivalencia para las operaciones transfronterizas que consideren necesarias¡±, opina John Springford, director adjunto del centro de estudios Centre for European Reform.
¡°Yo no infravalorar¨ªa los riesgos¡±, advierte William Wright, fundador y presidente de New Financial, otro centro de estudios. ¡°La mitad del negocio de la industria brit¨¢nica de banca y servicios financieros es dom¨¦stico, una cuarta parte procede de la UE y la otra cuarta procede del resto del mundo. Creemos que entre un tercio y la mitad de los ingresos relacionados con la UE tendr¨¢n que trasladarse. Eso significa entre el 10% y el 15% de la actividad de la industria financiera brit¨¢nica, que es una cifra de negocio enorme¡±, explica. El patr¨®n de un banco estadounidense en la City lo sintetiz¨® as¨ª: ¡°Es mucho, es significativo, pero no nos va a cambiar la vida¡±.
Mudanza de empresas
Un estudio de New Financial de hace un a?o estimaba que 330 empresas se han recolocado en territorio comunitario ¡°y seguro que ahora son much¨ªsimas m¨¢s¡±, se?ala Wrigh. Y explica que Barclays ya ha trasladado m¨¢s del 15% de su balance de Londres a Dubl¨ªn (¡°es ahora el mayor banco de Irlanda¡±) y que JP Morgan anunci¨® el traslado a Frankfurt de activos por 200.000 millones de d¨®lares.
Quiz¨¢s lo m¨¢s significativo de estos traslados es que han ido a cinco centros financieros distintos, dependiendo de cada subsector. ¡°Vamos hacia un modelo multipolar y especializado¡±, subraya William Wright, que enfatiza que cada uno de los centros financieros ha acaparado empresas de un subsector excepto Par¨ªs, adonde ha ido ¡°un poco de todo¡±. La ciudad m¨¢s beneficiada es Dubl¨ªn, que ha captado un tercio de los traslados, en especial gestores de activos. Los fondos buitre y las empresas de capital privado han elegido Luxemburgo. Los brokers se han decantado por ?msterdam. Y la banca se ha refugiado en Frankfurt.
David Blake, profesor de Finanzas de la Cass Business School, dependiente de la City University of London, resta importancia a estos movimiento. ¡°Al d¨ªa siguiente del Brexit nos dijeron que la City trasladar¨ªa a 100.000 empleados de Londres al continente. Se han ido, sobre todo a Dubl¨ªn, 7.500 sobre un total de un mill¨®n de personas empleadas en los servicios financieros en este pa¨ªs¡±, proclama este furibundo defensor del Brexit.
¡°No creo que la City tenga que estar preocupada en absoluto. Haces negocios con la gente que quiere hacer negocios, no con la gente que quiere poner barreras. No estamos preocupados por Mil¨¢n, Frankfurt o Par¨ªs. Estamos preocupados por Shanghai y Nueva York. Tendr¨ªamos que estar llegando a acuerdos con Singapur porque ah¨ª es donde estar¨¢ nuestro negocio en el futuro. El centro de gravedad global se est¨¢ moviendo hacia Asia. Europa est¨¢ en declive. ?Tenemos que estar preocupados acerca de la equivalencia? ?Acerca de Barnier? ?No!¡±, concluye con una rotundidad en el fondo y una vehemencia en las formas m¨¢s propias de un mediterr¨¢neo que de un flem¨¢tico ingl¨¦s.
¡°Los europeos, y mucha gente en este pa¨ªs, siguen pensando que el Brexit fue un error y creen que si nos lo ponen dif¨ªcil acabaremos mendigando la reincorporaci¨®n. Est¨¢n resentidos¡±, opina Blake. ¡°Obviamente estamos ante un proceso pol¨ªtico¡±, apunta John Springford con m¨¢s temple. ¡°La Comisi¨®n Europea cree que si no hay un acuerdo comercial antes de enero, el Reino Unido volver¨¢ m¨¢s adelante a la mesa de negociaciones y quiere tener en sus manos la mayor ventaja posible. Si no hay acuerdo comercial no va a otorgar equivalencias en servicios financieros aparte de en aquellos sectores que pueden afectar a la estabilidad financiera de la propia UE¡±. De hecho, Bruselas ha concedido equivalencia por 18 meses a las c¨¢maras de compensaci¨®n de la City, aunque, en sentido contrario, los bancos de inversiones tendr¨¢n que operar desde dentro del territorio comunitario.
En el seno de la UE hay un debate que se desarrolla en sordina para no afectar la posici¨®n unitaria de los Estados miembros mientras negocian con Londres. Unos, con Francia a la cabeza, creen que la UE ha de tener el objetivo a largo plazo de repatriar la actividad que ahora se materializa en la City de Londres. Otros, con Holanda y los escandinavos a la cabeza, ¡°creen que la UE deber¨ªa ser muy prudente a la hora de divergir de las reglas que rigen en los mercados de capitales y deber¨ªa ser lo m¨¢s abierta posible en lugar de tener unas normas espec¨ªficas para la UE¡±, explica Springford.
Es decir, el Brexit financiero no es solo una batalla entre Bruselas y Londres, es tambi¨¦n un conflicto de modelos sobre si es mejor que Europa siga en la City, o que la City se traslade a Europa.