Filomena congel¨® el reloj del Banco de Espa?a, que no detuvo ni la Guerra Civil
El temporal congela y detiene por primera vez la maquinaria del reloj del Banco de Espa?a que ya tiene 130 a?os
En enero de 1891 se coloc¨® y comenz¨® a funcionar el gran reloj de hierro fundido, bronce dorado y madera del Banco de Espa?a. Est¨¢ bajo una torre, coronada por una gran bola dorada, que luce en el chafl¨¢n del imponente edificio que da a la madrile?a Plaza de la Cibeles.
Seg¨²n los datos de la Divisi¨®n de Conservadur¨ªa del Banco de Espa?a, nunca se hab¨ªa parado....
En enero de 1891 se coloc¨® y comenz¨® a funcionar el gran reloj de hierro fundido, bronce dorado y madera del Banco de Espa?a. Est¨¢ bajo una torre, coronada por una gran bola dorada, que luce en el chafl¨¢n del imponente edificio que da a la madrile?a Plaza de la Cibeles.
Seg¨²n los datos de la Divisi¨®n de Conservadur¨ªa del Banco de Espa?a, nunca se hab¨ªa parado. Ni siquiera bajo los bombardeos de la Guerra Civil, pese a ser una zona muy castigada por la aviaci¨®n sublevada, ya que la estaci¨®n de metro que est¨¢ a sus pies fue refugio antia¨¦reo. Tampoco en la gran nevada de 1971, cuando Madrid estuvo cubierto por medio metro de nieve.
Sin embargo, Filomena le hel¨® la maquinaria. El s¨¢bado 9 de enero a las 11.35 horas de la ma?ana se detuvo. Y as¨ª ha estado tres d¨ªas, hasta que este martes al mediod¨ªa, el experto relojero, que tambi¨¦n cuida del reloj de la Puerta del Sol, consigui¨® ponerlo en marcha.
La operaci¨®n no ha sido sencilla. El acceso a la torre del reloj es compleja por la estrechez del habit¨¢culo. En esa ocasi¨®n la operaci¨®n se complic¨® porque toda la terraza del edificio, tambi¨¦n inaugurado en 1891 y que da la espalda al Madrid antiguo, estaba completamente helada.
Congelaci¨®n de los engranajes
¡°Debido a la nevada y la bajada dr¨¢stica de temperaturas de estos d¨ªas se ha producido una congelaci¨®n focalizada en los engranajes de las agujas, que ha provocado que estas dejasen de moverse¡±, apuntan en la Divisi¨®n de Conservadur¨ªa.
En su opini¨®n no ha sido una reparaci¨®n compleja; ¡°ni siquiera ha sido propiamente una reparaci¨®n. Al deshacerse el hielo, el mecanismo se ha liberado de forma natural. Sin embargo, ha sido preciso realizar una limpieza y engrasado del interior para minimizar los efectos de las pr¨®ximas heladas y ser¨¢ necesaria una exhaustiva supervisi¨®n del funcionamiento en los pr¨®ximos d¨ªas¡±, a?aden.
La maquinaria inglesa, creada por David Glasgow en 1889, ha demostrado ser de gran calidad y resistencia, (incluso literalmente a pruebas de bombas). En los ¨²ltimos a?os el reloj solo ha precisado dos paradas t¨¦cnicas para solventar incidencias puntuales de la maquinaria. En los archivos no consta ninguna referencia a otro tipo de paradas que no fueran relacionadas con su mantenimiento.
Este reloj, que como edificio de Banco de Espa?a forma parte del patrimonio hist¨®rico de Madrid, apenas ha precisado piezas nuevas pese a su antig¨¹edad. ¡°Pr¨¢cticamente toda la maquinaria es original. La principal actualizaci¨®n fue la incorporaci¨®n de unos mecanismos que permitieron reducir el recorrido vertical de las pesas¡±, apunta desde el banco central espa?ol.
El reloj que marcaba la hora en Madrid
Una de las razones por las que la Comisi¨®n de Obras del Banco de Espa?a decidi¨® en 1889 colocar un reloj en su fachada principal fue acabar con el desajuste que provocaba que otros relojes de Madrid no dieran la hora en momentos diferentes. Su llegada fue la instauraci¨®n del tiempo oficial en la capital, apuntan los archivos consultados.
Tras una larga vida, sigue siendo de fiar. ¡°La supervisi¨®n del funcionamiento por parte del relojero es diaria. Semanalmente se corrige la variaci¨®n de alrededor de 5 a 10 segundos que pueda existir, lo cual es habitual en este tipo de relojes. De hecho, es algo que ya estaba previsto por el constructor ingl¨¦s y lo indic¨® en su propuesta original¡±. Glasgow gan¨® un concurso en el que compitieron otras tres casas europeas.
Al final, el reloj con soner¨ªa sobre tres campanas que combina los golpes de horas, medias y cuartos tuvo un coste de 386 libras (9.650 pesetas de entonces), adem¨¢s de las 5.000 pesetas que se pagaron al maestro Bernardo Asins por la armadura de hierro que lo protege y por su encaje, as¨ª como las 204 pesetas pagadas por los 28 n¨²meros romanos hechos en lat¨®n.
Glasgow lo hizo a medida para el campanil donde ahora se encuentra y deb¨ªa estar preparado para que funcionara sobre una esfera de piedra, que no se iluminar¨ªa por la noche, seg¨²n constaba en el pliego de las condiciones.
Similar al de la Puerta del Sol
Este reloj es similar al de la Puerta del Sol. ¡°Ambos comparten una tipolog¨ªa de maquinaria de escuela inglesa; son muy especiales, de la misma ¨¦poca y de una calidad excepcional. Adem¨¢s, ambos relojes cuentan con un mantenimiento y cuidado de gran esmero por lo que se conservan y funcionen perfectamente¡±, comentan en el Banco de Espa?a.
No hay muchos relojes como estos en el mundo, seg¨²n los especialistas. Tienen ¡°el carisma y alma de la artesan¨ªa relojera del siglo XIX, imposible de reproducir hoy¡±. Desde luego, pocos tendr¨¢n un lugar tan privilegiado desde donde ver el devenir de miles de personas que pasan apresuradas a diario por esa plaza. Y ese carisma le ha dado fuerza para ser puntual durante 130 a?os, hasta que Filomena le detuvo, temporalmente.