Los eurobonos (de Draghi) son la clave
El ¨¦xito de las tesis del ¡®Informe sobre el futuro de la competitividad europea¡¯ dependen de los instrumentos que se activen para movilizarlas
La finalidad compartida es aupar Europa al tren de la revoluci¨®n digital, que se escapa. Y las opciones y dilemas, claros. Culminar el mercado ¨²nico. Armonizar inversi¨®n tecnol¨®gica y ritmo de la descarbonizaci¨®n. Proteger la industria sin proteccionismo autoflagelador (la UE es la econom¨ªa m¨¢s abierta del mundo, perdedora segura en una subasta arancelaria a muerte). Y conjugar un mayor tama?o de las empresas europeas par...
La finalidad compartida es aupar Europa al tren de la revoluci¨®n digital, que se escapa. Y las opciones y dilemas, claros. Culminar el mercado ¨²nico. Armonizar inversi¨®n tecnol¨®gica y ritmo de la descarbonizaci¨®n. Proteger la industria sin proteccionismo autoflagelador (la UE es la econom¨ªa m¨¢s abierta del mundo, perdedora segura en una subasta arancelaria a muerte). Y conjugar un mayor tama?o de las empresas europeas para competir fuera con una pol¨ªtica de competencia seria: sin ella muere el mercado y florece el oligopolio. Apostar a la carrera por la innovaci¨®n, los sectores tecnol¨®gicos punteros, la IA. Si no, llegar¨¢ la agon¨ªa. Lenta, inexorable.
Estas tesis se abordan en el brillante Informe Draghi (¡°El futuro de la competitividad europea¡±). Pero la clave de su ¨¦xito son los instrumentos que se activen para movilizarlas. Una ingente financiaci¨®n por medio de un reforzado mercado de capitales privados (no solo bancos); y por capital p¨²blico mancomunado en bonos, pues ning¨²n pa¨ªs por s¨ª solo abarcar¨¢ lo necesario (al menos 800.000 millones de euros anuales adicionales), subrayaba esta semana su autor, en Bruegel. ?Una herramienta vale tanto como el dise?o de la obra que labra?
Pues s¨ª. Sin dinero no hay siquiera opci¨®n a equivocarse en alg¨²n objetivo sectorial, pues no habr¨¢ acci¨®n. Y adem¨¢s, Europa suele acertar en sus planes productivo-comerciales. Pero a veces tarde y con poca potencia, por financiaci¨®n rala. Recuerden 1993: el libro blanco de Jacques Delors postul¨® auparse a la ¡°sociedad de la informaci¨®n¡±, el despegue de la revoluci¨®n digital. Contaba con palancas empresariales (Nokia, Ericsson) y clamores por infraestructuras. Se crearon redes energ¨¦ticas y de transporte, que ¨Clentas¨C, han fraguado. Fracas¨® la r¨¦volution num¨¦rique , que entonces a¨²n hablaba algo de franc¨¦s. La yugularon los ministros de Econom¨ªa, aferrados al dogma austeritario. Negaron los recursos, el primer gran plan de bonos mancomunados. Resultado: ninguna mega plataforma tecnol¨®gica actual es europea.
Y sin en la Gran Recesi¨®n de 2008 la UE fracas¨® por torpe reglamentismo fiscal restrictivo; en la fase de la deuda soberana (2011/12) la salv¨® la pol¨ªtica expansiva monetaria del BCE encabezado por Draghi. Y super¨® la crisis pand¨¦mica de 2020 gracias al programa inversor Next Generation financiado con eurobonos¡ como en EEUU.
Ciertos cr¨ªticos objetan que ya hay dinero privado, pero se escapa a Wall Street en vez de invertir en el mercado de eurobonos, por min¨²sculo. Otros, que deben primar las ¡°reformas estructurales¡±, como sin¨®nimo de atornillar al factor trabajo, pero Alemania ya hizo esa reforma laboral y sigue deshojando la espiral par¨¢lisis/recesi¨®n, porque no invierte en carreteras, canales y talento tecnol¨®gico. Los m¨¢s listos inquieren si habr¨¢ suficientes proyectos de inversi¨®n: buen interrogante, de sesgo pesimista. Pero si no los hay, apaga el doble tomo de Draghi y v¨¢monos a la hamaca.