?Qu¨¦ significa ser una empresa tras la crisis sanitaria?
Los ciudadanos exigir¨¢n a las corporaciones mayor implicaci¨®n en los desaf¨ªos sociales a cambio de su confianza, al tiempo que el mundo del dinero les pedir¨¢ un compromiso real para respaldar su cotizaci¨®n
Quiz¨¢ sea un mito. Quiz¨¢ sea cierto. Pero un visitante de la Universidad de Cambridge qued¨® impresionado por el cuidado extraordinario del campus. El c¨¦sped cortado como a navaja de barbero, el agua cristalina, la respetuosa poda de los arbustos¡
¡ª ?C¨®mo lo consiguen?¡ª, pregunt¨® el visitante.
¡ª Muy sencillo¡ª, contest¨® su interlocutor. No tiene ning¨²n secreto: basta regarlo todos los d¨ªas. Eso s¨ª, durante 700 a?os.
El tiempo es la materia con la que est¨¢n construidos el hombre y sus actos. Pero en agosto de 2019 sucedi¨® algo inimaginable.
La organizaci¨®n Business Roundtable, que re¨²ne a las 181 compa?¨ªas (unos siete billones de d¨®lares, entonces, de ingresos) m¨¢s poderosas de Estados Unidos, lanz¨® un anunci¨® hist¨®rico. Rompiendo un m¨¢xima que hab¨ªan defendido durante dos d¨¦cadas declararon que el sentido primordial de una empresa ya no era maximizar el beneficio del accionista sino favorecer lo que los expertos llaman grupos de inter¨¦s. Empleados, proveedores, clientes; las comunidades que le dan sentido. Y de repente, al igual que en el poema, la noche. Lleg¨® ese cisne negro. La covid-19. La mayor pandemia de la ¨²ltima centuria. Unos lo vieron como una fractura, un lugar por donde se cuela la luz y la esperanza, otros un cambio para llegar a un callej¨®n oscuro. Las opiniones se dividieron. El mismo efecto que produce un haz de sol a trav¨¦s de un prisma. ¡°No creo que la pandemia cambie en absoluto la naturaleza fundamental de las compa?¨ªas. Pero s¨ª cambiar¨¢n lo que hacen y c¨®mo lo hacen. Sobre todo, en el mundo online¡±, reflexiona Martin Wolf, quiz¨¢ el analista econ¨®mico m¨¢s prestigioso del planeta.
La crisis sanitaria es tan joven que tal vez todav¨ªa falta esa relaci¨®n entre la distancia y la velocidad. El tiempo. Sin embargo, ya surgen lecturas entre el pesimismo de Wolf y la esperanza. ¡°Tras la crisis sanitaria la mejor manera que tienen las grandes organizaciones de materializar su prop¨®sito es trabajar con todos los grupos de inter¨¦s para asegurar una recuperaci¨®n verde, resiliente y que no deje nadie atr¨¢s¡±, desgrana Toni Ballabriga, director de negocio responsable de BBVA. Este prisma refleja diferentes planos. Debe ser inclusiva, incorporar en sus decisiones el impacto en la vida de las personas, transparente y un motor del cambio social. ¡°Cambia, todo cambia¡±, desgarraba con su profunda voz de cenote Mercedes Sosa (1935-2009).
El capitalismo financiero instaurado en los 80 est¨¢ en extinci¨®n. Los clientes y accionistas exigen compromisosJos¨¦ Carlos D¨ªez, economista
Ser una empresa tras la pandemia es un camino de una sola direcci¨®n. El cient¨ªfico clim¨¢tico estadounidense Bill McKibben defiende que si estamos rescatando a las empresas ellas deber¨ªan rescatar el planeta. El sol se alza sobre un mundo nuevo y otro declina. ¡°El capitalismo financiero instaurado como paradigma en los a?os ochenta est¨¢ en extinci¨®n¡±, observa el economista Jos¨¦ Carlos D¨ªez. Y a?ade: ¡°Los clientes de las empresas, accionistas, bancos y financiadores exigen compromisos ambientales, sociales y de gobierno corporativo [ESG, por sus siglas inglesas]¡±.
Tal vez el sistema econ¨®mico ha cambiado, pero contin¨²a necesitando dinero. Y mucho. La firma de servicios KPMG ha puesto encima de la mesa 1.200 millones de euros durante los pr¨®ximos tres a?os para impulsar esa trasformaci¨®n ESG en el mundo. Y ficha anualmente, solo en Espa?a, a 800 nuevos empleados, sobre todo j¨®venes. Mientras, los profetas escriben sus salmos sobre ensayos y papers (en terminolog¨ªa universitaria). ¡°Las compa?¨ªas con prop¨®sito, como dice Colin Mayer¡± [miembro de la Academia Brit¨¢nica y exdecano de la escuela de negocios de la Universidad de Oxford], ¡°son aquellas que ganan dinero contribuyendo a solucionar los problemas de las personas y del planeta en lugar de ganarlo generando problemas a las personas y al planeta¡±, defiende Ram¨®n Pueyo, socio responsable de KPMG Impact y Transformaci¨®n Sostenible. El prop¨®sito debe sentarse en el Consejo y la alta direcci¨®n.
Sin embargo, la naturaleza humana, al fin y al cabo la noche del alma que lleva siglos definiendo el prop¨®sito de una organizaci¨®n, tiene rincones oscuros y de plomo. En noviembre, el peri¨®dico The Guardian revelaba que empresas carbon¨ªferas e inversores en petr¨®leo est¨¢n denunciando a los Gobiernos por miles de millones de euros ampar¨¢ndose en sus ¡°p¨¦rdidas¡±, debido a los cambios en la pol¨ªtica energ¨¦tica europea. Por ejemplo, la compa?¨ªa alemana RWE llevar¨¢ a los tribunales a Holanda y le exigir¨¢ 1.400 millones para ¡°compensar¡± sus planes de desmantelar las plantas de carb¨®n; mientras, Rockhopper Exploration, con sede en el Reino Unido, demandar¨¢ a la Administraci¨®n italiana al prohibirles perforar cerca de sus costas.
Algunos expertos ¡ªcomo la analista energ¨¦tica de la OpenExp en Par¨ªs, Yamina Saheb¡ª calculan que los inversores for¨¢neos podr¨ªan exigir 1,3 billones de euros hasta 2050 en compensaciones, tras el cierre anticipado de las plantas de carb¨®n, gas y petr¨®leo. Una suma que supera lo que la Uni¨®n Europea prev¨¦ gastar en su plan verde la pr¨®xima d¨¦cada. La codicia carece de excusa. Solo se pueden justificar algunos comportamientos. ¡°La implantaci¨®n del prop¨®sito no resulta un proceso binario: de s¨ª o no. Es gradual, es posible tenerlo m¨¢s o menos implantado¡±, matiza ?lvaro Lle¨®, profesor de la Facultad de Econ¨®micas y Empresariales de la Universidad de Navarra. Y a?ade: ¡°La clave radica en pasar de ser una compa?¨ªa con prop¨®sito a otra que lo vive, y lo tiene incorporado en su d¨ªa a d¨ªa¡±. Una vez m¨¢s, la importancia del tiempo. O esos versos de T.S Eliot: ¡°Porque no tengo esperanza de volver otra vez / Porque no tengo esperanza/¡±. Una vida, un tiempo; una responsabiliad. ¡°Es un proceso largo y habr¨¢ muchas contradicciones e inconsistencias¡±, estima Oriol Iglesias, profesor de Marketing de la escuela de negocios Esade. ¡°Y la RSC no tendr¨¢ futuro porque resulta tangencial al negocio y debe estar en el coraz¨®n¡±, remata. O cambiamos, ?o qu¨¦ quedar¨¢ cuando no quede nada? ¡°Un informe reciente de la gestora Fidelity recoge, sin citarlo, la visi¨®n de un analista del sector energ¨¦tico estadounidense: ¡°Las empresas no est¨¢n fijando objetivos de reducci¨®n de emisiones voluntariamente, lo hacen porque Wall Street lo demanda¡±.
Si lo pide el mundo del dinero no resulta tan mala se?al. El presidente estadounidense Joe Biden prev¨¦ subir el tipo marginal a los m¨¢s ricos al 45% y recaudar en una d¨¦cada 230.000 millones de d¨®lares destinados, sobre todo, a su programa social. Adem¨¢s de fijar un m¨ªnimo del 15% en sociedades tal y como se acord¨® en el G-20. Este verano, un reportaje demoledor de la agencia ProPublica, revel¨® que alguno de los americanos m¨¢s ricos, incluido Jeff Bezos, no hab¨ªan pagado durante a?os ning¨²n impuesto federal. Un nuevo viento restriega su lomo sobre los cristales de las ventanas de los bancos de inversi¨®n y las grandes tecnol¨®gicas. Tramontana de cambio. ¡°Lo que tienen que hacer los gigantes empresariales es pagar al menos ese 15% y dejarse de operaciones de greenwashing [maquillaje de la imagen de la compa?¨ªa]¡±, condensa Carlos Mart¨ªn, responsable del Gabinete Econ¨®mico de CC OO.
La emergencia clim¨¢tica, la gran inversi¨®n
Todo es igual y tú lo sabes. Con la misma cadencia rutinaria que se van descontando los días de un almanaque. “La pandemia no ha tenido ningún impacto transformador relevante en las empresas”, admite Fabrizio Ferraro, profesor y responsable de Dirección Estratégica de IESE Business School. La Business Roundtable ha regresado a una posición, tener en cuenta a la sociedad y no solo el beneficio de los accionistas, que ya había mantenido en los años 70. Aunque quizá, analiza el docente, sí aparecen dos factores de transformación: todo el universo de la inversión ESG (compromiso medioambiental y social) y el cambio climático.
“Ahí es donde se han centrado los grandes inversores. Lo que les preocupa ya desde hace tiempo”, apunta. El problema de la inversión ESG es que, pese a que existen auditorías de sostenibilidad, faltan métricas comunes y se convierte en un cajón de sastre. De todas formas, “la consecución de esos objetivos ESG empiezan a indexarse en las retribuciones de algunos ejecutivos”, subraya Adriana Scozzafava, directora de la Fundación AFI (Analistas Financieros Internacionales). Cambios. Pese a todo, la gran preocupación de las empresas es el riesgo climático. Las inundaciones, los incendios, el frío aullante. ¿Quién habla, por ejemplo, ya estos días de los trabajadores esenciales? ¿Recuerdan sus reivindicaciones? La memoria es un reloj blando. Dalí tenía razón.
Quiz¨¢ esa empresa pospand¨¦mica est¨¦ llegando antes a Europa que al mundo anglosaj¨®n (una vez que el Reino Unido se ha desenchufado con el Brexit). Quiz¨¢ porque en Espa?a la desigualdad se tolera bastante menos que en Estados Unidos. El Grupo Mutua Madrile?a destina, especifica Lorenzo Cooklin ¡ªsubdirector general de Comunicaci¨®n, Relaciones Institucionales y RSC¡ª, un 4% de su beneficio despu¨¦s de impuestos al apoyo a la investigaci¨®n m¨¦dica, ayudar a colectivos desfavorecidos, difundir la cultura y promover la seguridad vial. Y su producto, Mutuafondo Compromiso Social, no cobra comisi¨®n de gesti¨®n. Adem¨¢s, distribuye todo lo captado entre distintos fines sociales.
Muy cerca de La Mutua (Madrid) ocupa su sede central Bankinter. El bell¨ªsimo edificio lo firma Rafael Moneo y est¨¢ decorado por Pablo Palazuelo (1916-2007). En el exterior, unos peque?os ladrillos anaranjados construyen dos vol¨²menes. Un edificio ¡°moderno¡± y, reflejado sobre ¨¦l, un peque?o palacete. De los que antes se alineaban en la Castellana y que el franquismo, sin ning¨²n sentido del valor del patrimonio hist¨®rico, destruy¨®. La entidad tiene su hoja de ruta tras la crisis sanitaria. Una estrategia de cambio clim¨¢tico (con el objetivo de descarbonizar las carteras crediticias en 2050); la inclusi¨®n f¨ªsica, digital y cognitiva a trav¨¦s de ¡°Un banco para todos¡± y el aumento de la oferta de productos (hipotecas verdes, fondos de inversi¨®n, planes de pensiones) sostenibles.
Las compa?¨ªas con prop¨®sito son aquellas que ganan dinero contribuyendo a solucionar los problemas del planeta en lugar de ganarlo generando problemas al planetaRam¨®n Pueyo, socio responsable de KPMG Impact y Transformaci¨®n Sostenible
El pa¨ªs est¨¢ cambiando. Sus empresas est¨¢n cambiando. Los famosos 140.000 millones de euros europeos tienen ese destino. Una oportunidad hist¨®rica. Pero todo est¨¢ tan centrado en el an¨¢lisis de datos, algoritmos, sofisticada ¨¢lgebra que olvidamos las palabras. Y resultan esenciales o ¡°vendr¨¢n¡± ¡ªcomo vaticin¨® Rafael S¨¢nchez Ferlosio (1927-2019)¡ª ¡°m¨¢s a?os malos y nos har¨¢n m¨¢s ciegos¡±. ¡°Hay que transformar la realidad social de Espa?a, hacia un modelo m¨¢s equitativo en el que nadie se quede excluido. Esto es algo que abordamos desde la Fundaci¨®n KPMG, dirigidos a mejorar la educaci¨®n y formaci¨®n de los j¨®venes, combatir la exclusi¨®n y apoyar la empleabilidad de los colectivos que lo tienen m¨¢s dif¨ªcil¡±, describe Pedro Le¨®n y Francia, responsable de la Fundaci¨®n.
Es una tarea complicada. Tampoco es ninguna novedad en la historia humana. William Bradford (1590-1657) ¡ªrecord¨® el expresidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy en su discurso de 1962 sobre por qu¨¦ deb¨ªa el Hombre viajar a la Luna¡ª explic¨® al hablar de la fundaci¨®n de la colonia de la bah¨ªa de Plymouth en 1630, que todas las acciones grandes y honorables van acompa?adas de enormes dificultades, y que ambas deben ser emprendidas y superadas con un coraje responsable. Dejar huella. ¡°No solo en los aspectos econ¨®micos sino tambi¨¦n, especialmente, en los relacionados con la sostenibilidad¡±, comentan en Minsait (filial de Indra). Y a su lado, un sin¨®nimo que se olvida demasiadas veces. ¡°Hacen falta 20 a?os para construir una buena reputaci¨®n y cinco minutos para perderla. Si lo tienes en cuenta actuar¨¢s de otra manera¡±, ense?a el inversor y fil¨¢ntropo Warren Buffett.
Cambiar la mirada
Nunca antes en la historia hab¨ªa sido ser tan exigente llamarse empresa, compa?¨ªa, organizaci¨®n. Es como si varios Jinetes del Apocalipsis hubieran coincidiendo a la vez en la misma pradera. La pandemia, la inequidad, la emergencia clim¨¢tica. Algunos son problemas desconocidos para la Humanidad. El presidente de Acciona, Jos¨¦ Manuel Entrecanales, afirm¨® en la Cop26 que ¡°si pudimos afrontar la pandemia con ciencia, tecnolog¨ªa y medidas regulatorias urgentes, tambi¨¦n lo podremos hacer en la lucha contra el cambio clim¨¢tico¡±. Pues, las infraestructuras de energ¨ªa y transporte y los edificios son responsables del 79% de las emisiones globales.
Hay que transformar la realidad social de espa?a hacia un modelo que sea m¨¢s equitativo y en el que nadie se quede excluidoPedro Le¨®n y Francia, director de la Fundaci¨®n KPMG
Tal vez el mundo est¨¢ atravesando una de las mayores crisis de su vida como traviesas de tren. Es un viaje nuevo. ¡°Por ejemplo, el t¨¦rmino Responsabilidad Social Corporativa (RSC) no est¨¢ de moda¡±, indica Adriana Scozzafava, directora de la Fundaci¨®n AFI (Analistas Financieros Internacionales). ¡°Otras nomenclaturas, pensemos en Total Societal Impact (TSI) parecen m¨¢s ajustadas a la realidad¡±. O sea, el beneficio global para la sociedad de los productos, servicios, operaciones, capacidades b¨¢sicas y actividades de una compa?¨ªa. Todas las generaciones que nos han precedido han sentido la alegr¨ªa de que son ellas las llamadas a heredar la Tierra. Pero si nos fijamos en muchas caras actuales son un mapa en relieve de la infelicidad. El sentido de la ¡°nueva empresa¡± es admitir la obligaci¨®n del cambiar esa orograf¨ªa de la mirada.
La multimillonaria aguja de Pfizer
Solo la historia es capaz de introducir la aguja debajo de la epidermis e ir más allá de lo aparente. En este caso: “tener o no tener recursos”. “La respuesta de Europa a la peste negra fue un pánico generalizado, superstición y caos, y se caracterizó por una devastación tal que todavía resuena a través de los siglos y persigue a la sociedad contemporánea”, explica el doctor Osman Dar, consultor de salud global del Sistema Público de Inglaterra. “En cambio, la misma peste afectó a Asia Central y a Oriente Medio y, aunque causó muertes y una destrucción generalizadas, la sociedad más ordenada de la época en esos lugares, las protecciones sociales, como la alimentación, la asistencia sanitaria y la vivienda, ofrecidas por unas instituciones más fuertes y una respuesta más cohesionada, hicieron que, en general, esas zonas se vieran menos afectadas”. Ahora nos enfrentamos a otro “tener o no tener”.
La farmacéutica Pfizer podría volver a conseguir beneficios récord el año que viene con su vacuna. Este ejercicio, espera ganar la ingente cantidad —acorde con The New York Times— de 36.000 millones de dólares (31.100 millones de euros). Y tiene acuerdos por 29.000 millones para proporcionar 1.700 millones de inyecciones en 2022. La empresa asegura que a los países en vías en desarrollo y pobres les vende la vacuna con descuento. Pero muchos no pueden comprar esas dosis directamente y dependen de Estados Unidos, otros países ricos o del programa Covax de las Naciones Unidas. ¿Esto significa ser una compañía en el siglo XXI? “Mientras no esté vacunada la totalidad de la población del mundo, la crisis económica seguirá activa”, alerta Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI). ¿Un drama? “En España, la gente ha aceptado con bastante tranquilidad los efectos económicos de la pandemia”, defiende el eminente jurista Antonio Garrigues Walker. Pero España no es el mundo... pobre.