?Suspenderemos Econom¨ªa en tiempo de pandemia?
EE UU est¨¢ dominado por una ideolog¨ªa contraria a lo p¨²blico que nos ha dejado poco preparados para esta crisis
Hace solo un mes, Donald Trump segu¨ªa insistiendo en que la Covid-19 era una cuesti¨®n de poca importancia, en comparaci¨®n con la ¡°gripe com¨²n¡±. Y restaba importancia a las preocupaciones econ¨®micas; al fin y al cabo, durante la temporada de gripe, ¡°nada se cierra, la vida y la econom¨ªa siguen adelante¡±.
Pero las pandemias atacan con rapidez. Desde que Trump desestim¨® alegremente el problema, ...
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Hace solo un mes, Donald Trump segu¨ªa insistiendo en que la Covid-19 era una cuesti¨®n de poca importancia, en comparaci¨®n con la ¡°gripe com¨²n¡±. Y restaba importancia a las preocupaciones econ¨®micas; al fin y al cabo, durante la temporada de gripe, ¡°nada se cierra, la vida y la econom¨ªa siguen adelante¡±.
Pero las pandemias atacan con rapidez. Desde que Trump desestim¨® alegremente el problema, unos 15 millones de estadounidenses han perdido su puesto de trabajo; la implosi¨®n econ¨®mica se est¨¢ produciendo a tal velocidad que es imposible mantener actualizadas las estad¨ªsticas oficiales.
En nuestra anterior crisis financiera, la econom¨ªa cay¨® en torno a un 6% respecto a su tendencia a largo plazo, y la tasa de desempleo aument¨® en cerca de cinco puntos porcentuales. Calculo que lo que se perfila ahora es una ca¨ªda entre tres y cinco veces mayor.
Se trata de una ca¨ªda fuera de lo normal no solo desde el punto de vista cuantitativo, sino tambi¨¦n desde el cualitativo, porque es distinta a todo lo que hemos visto antes. Las recesiones normales se producen cuando las personas deciden recortar el gasto, con la consecuencia involuntaria de destruir empleo. Hasta el momento, esta recesi¨®n refleja principalmente el cierre deliberado y necesario de actividades que aumentan la tasa de infecci¨®n.
Como ya he dicho, es el equivalente econ¨®mico a un coma inducido m¨¦dicamente, en el que se paralizan temporalmente algunas funciones cerebrales para dar al paciente la oportunidad de curarse.
Aunque es imposible evitar una recesi¨®n profunda, unas pol¨ªticas acertadas podr¨ªan, no obstante, contribuir en gran medida a reducir considerablemente las dificultades que experimentar¨¢n los estadounidenses. El problema es que el panorama pol¨ªtico del pa¨ªs est¨¢ dominado desde hace tiempo por una ideolog¨ªa contraria a lo p¨²blico que nos ha dejado poco preparados, intelectual e institucionalmente, para esta crisis.
?Qu¨¦ deber¨ªamos estar haciendo? Ya existe una cierta unanimidad entre los economistas serios acerca de cu¨¢l ser¨ªa la respuesta pol¨ªtica adecuada para una pandemia. Partimos de la base de que esta no es una recesi¨®n convencional, que exige un est¨ªmulo econ¨®mico amplio. La misi¨®n inmediata, m¨¢s all¨¢ de un esfuerzo a gran escala para contener la pandemia en s¨ª, deber¨ªa ser m¨¢s bien ser una ayuda en casos de desastre: subvenciones generosas para quienes han sufrido una p¨¦rdida repentina de ingresos debido al cierre de emergencia de la econom¨ªa.
Es verdad que podr¨ªamos sufrir una segunda ronda de p¨¦rdida de empleo si las v¨ªctimas del cierre de emergencia recortan el gasto en otros bienes y servicios. Pero una ayuda adecuada para compensar la cat¨¢strofe abordar¨ªa tambi¨¦n este problema, ayudando a sostener la demanda.
De modo que todo es cuesti¨®n de ayudar a las v¨ªctimas econ¨®micas del cierre por coronavirus. ?Qu¨¦ tal lo estamos haciendo?
La buena noticia es que, gracias a la presi¨®n dem¨®crata, la ley CARES, que fue aprobada menos de tres semanas despu¨¦s de que Trump rechazase la idea de que la Covid-19 pudiera suponer un problema econ¨®mico, y que establece ayudas por m¨¢s de 2 billones de d¨®lares, no consiste en un est¨ªmulo, sino que se centra principalmente en las cosas en las que se tiene que centrar. Las disposiciones fundamentales de esta ley son las ayudas a los hospitales, a los desempleados y a las peque?as empresas que mantienen sus plantillas de trabajadores; son exactamente el tipo de cosas que deber¨ªamos estar haciendo.
Lo que resulta especialmente curioso es que se hayan promulgado leyes en su mayor parte sensatas, a pesar de las tonter¨ªas que dec¨ªa el presidente, quien propon¨ªa ¨Cc¨®mo no¨C rebajas de impuestos como soluci¨®n para los problemas de la econom¨ªa. De hecho, no se me ocurre ning¨²n otro ejemplo reciente en el que los republicanos hayan aprobado una importante legislaci¨®n fiscal con el objetivo principal de aumentar el gasto para beneficiar a los necesitados, sin ninguna rebaja de impuestos para los ricos.
La mala noticia se presenta en dos partes.
En primer lugar, la ley se queda muy corta respecto a lo que se necesita en un aspecto crucial: la ayuda a las Administraciones p¨²blicas estatales, que est¨¢n en la primera l¨ªnea de la batalla contra la pandemia. A diferencia de la Administraci¨®n federal, los Estados tienen que equilibrar sus presupuestos cada a?o. Ahora afrontan un aumento repentino del gasto y enormes p¨¦rdidas de ingresos; a no ser que reciban mucha m¨¢s ayuda, se ver¨¢n obligados a recortar dr¨¢sticamente el gasto, lo que debilitar¨¢ directamente los servicios esenciales y acelerar¨¢ indirectamente la recesi¨®n general.
Y no est¨¢ claro cu¨¢ndo se solucionar¨¢ esa laguna, o si se solucionar¨¢ siquiera. Los republicanos del Senado se muestran reacios a aprobar otro paquete de rescate; supuestamente, las autoridades de la Casa Blanca siguen hablando de rebajar impuestos.
En segundo lugar, d¨¦cadas de hostilidad a la Administraci¨®n p¨²blica nos han dejado en muy mala posici¨®n para proporcionar siquiera la ayuda que el Congreso ha aprobado. Las oficinas de empleo de los Estados llevan a?os privadas de fondos, y los Estados republicanos han dificultado deliberadamente la solicitud de prestaciones. De modo que el repentino aumento del paro est¨¢ sobrepasando al sistema de prestaciones; puede que el Congreso haya votado a favor de las ayudas para paliar la cat¨¢strofe, pero el dinero no circula.
El programa de los pr¨¦stamos a peque?as empresas ha tenido tambi¨¦n, a decir de todos, un comienzo ca¨®tico. ?Y qu¨¦ hay de esos cheques de 1.200 d¨®lares que supuestamente va a recibir todo el mundo? A muchos estadounidenses tardar¨¢n en llegarles semanas o meses.
No tiene por qu¨¦ ser as¨ª. Canad¨¢ ya ha creado un portal de Internet y un sistema telef¨®nico especiales para conceder prestaciones por desempleo urgentes. Los alemanes est¨¢n agradablemente sorprendidos por la rapidez con la que fluye la ayuda a los trabajadores aut¨®nomos y a las peque?as empresas.
Pero d¨¦cadas de ataques conservadores a la idea de que la Administraci¨®n p¨²blica pueda hacer algo bien han dejado a Estados Unidos con un caso ¨²nico de impotencia aprendida. Y a esto se le suma una completa falta de liderazgo en la cima.
Sabemos qu¨¦ deber¨ªamos estar haciendo en materia de pol¨ªtica econ¨®mica y el Congreso ha aprobado una ley de socorro que, a pesar de los fallos, es mejor de lo que yo me esperaba. Pero ahora mismo, tiene pinta de que nuestra respuesta a la emergencia econ¨®mica va a quedarse muy corta.
Traducci¨®n de News Clips.