La guerra republicana contra las virtudes c¨ªvicas
Los conservadores consideran que las muertes a tiros son un precio aceptable por seguir defendiendo su ideolog¨ªa
Es dif¨ªcil decir cu¨¢l de las reacciones republicanas a la ¨²ltima masacre con arma de fuego ha sido m¨¢s reprobable. El invariablemente horroroso senador Ted Cruz atrajo una atenci¨®n considerable al insistir en que la respuesta es poner guardias armados en las escuelas, sin tener en cuenta que el sistema escolar de Uvalde tiene su propia fuerza policial y que, al parecer, hab¨ªa agentes en el lugar poco despu¨¦s de que llegara el tirador.
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Es dif¨ªcil decir cu¨¢l de las reacciones republicanas a la ¨²ltima masacre con arma de fuego ha sido m¨¢s reprobable. El invariablemente horroroso senador Ted Cruz atrajo una atenci¨®n considerable al insistir en que la respuesta es poner guardias armados en las escuelas, sin tener en cuenta que el sistema escolar de Uvalde tiene su propia fuerza policial y que, al parecer, hab¨ªa agentes en el lugar poco despu¨¦s de que llegara el tirador.
Y el supermercado de B¨²falo que fue escena de una matanza a tiros solo 10 d¨ªas antes tambi¨¦n ten¨ªa un guarda de seguridad armado, que fue asesinado porque su arma no era rival para el chaleco antibalas del agresor. Pero si me preguntan a m¨ª, la peor y m¨¢s escalofriante reacci¨®n fue la de Dan Patrick, vicegobernador de Texas. Lo que tenemos que hacer, declaraba, es ¡°blindar esos objetivos para que nadie pueda entrar, nunca, excepto quiz¨¢s por una entrada¡±.
Esta restricci¨®n tendr¨ªa interesantes consecuencias si se declarara un incendio. En cualquier caso, pensemos en el lenguaje de Patrick: en un pa¨ªs supuestamente en paz, deber¨ªamos tratar las escuelas como ¡°objetivos¡± que hay que ¡°blindar¡±. ?Qu¨¦ significar¨ªa esto para la educaci¨®n p¨²blica, que durante generaciones ha sido una de las experiencias definitorias de crecer en Estados Unidos? No se preocupen, dice la Sociedad Federalista, las familias pueden mantener a salvo a sus hijos recurriendo a la educaci¨®n en casa.
De hecho, si las propuestas de Cruz, Patrick y otros se toman al pie de la letra, equivalen a un llamamiento a convertir la tierra de la libertad en un gigantesco campamento armado. En Estados Unidos hay alrededor de 130.000 escuelas de primaria y secundaria y casi 40.000 supermercados, adem¨¢s de muchos otros lugares que podr¨ªan ser atacados por asesinos en masa. De modo que proteger todos esos espacios p¨²blicos al estilo republicano exigir¨ªa crear una fuerza de defensa nacional, militar a todos los efectos y fuertemente armada, ya que se enfrentar¨ªa a asaltantes con chalecos antibalas y armas semiautom¨¢ticas, como m¨ªnimo del tama?o de la Infanter¨ªa de Marina.
?Por qu¨¦ ser¨ªa necesario algo as¨ª? Fuera de Estados Unidos, los tiroteos masivos ocurren muy raramente. ?Por qu¨¦ son tan frecuentes ah¨ª? Seg¨²n la derecha estadounidense, no es porque sea un pa¨ªs en el que un joven de 18 a?os perturbado pueda comprar f¨¢cilmente armas militares y un chaleco antibalas. No, sostiene Patrick. Es porque ¡°somos una sociedad ruda¡±.
Ya s¨¦ que decirlo es un esfuerzo in¨²til, pero imag¨ªnense la reacci¨®n si un destacado pol¨ªtico liberal declarara que la raz¨®n por la cual Estados Unidos tiene un grave problema social inexistente en otros sitios es que los estadounidenses somos malas personas. Los comentarios no tendr¨ªan fin. Pero cuando es un republicano quien lo afirma, apenas levanta un murmullo.
Supongo que tengo que decir, para que conste, que personalmente no creo que los estadounidenses, tomados de uno en uno, sean peores que nadie. Si acaso, lo que siempre me ha llamado la atenci¨®n al volver de viajes al extranjero es que, por t¨¦rmino medio, son (o eran) excepcionalmente amables y agradables de tratar. Lo que nos distingue es que a las personas que no son amables les resulta muy f¨¢cil armarse hasta los dientes.
Vale, creo que todo el mundo se da cuenta de que nada de lo que dicen los republicanos sobre c¨®mo responder a los tiroteos masivos se traducir¨¢ en verdaderas propuestas pol¨ªticas. Ni siquiera intentan darles una explicaci¨®n. Al contrario, se limitan a hacer ruido para sofocar el debate racional hasta que la ¨²ltima atrocidad desaparece del ciclo informativo. Lo cierto es que los conservadores consideran que las matanzas a tiros y, de hecho, la tasa asombrosamente alta de muertes por arma de fuego en EE UU, son un precio aceptable por seguir defendiendo su ideolog¨ªa.
?Pero qu¨¦ ideolog¨ªa es esa? Yo dir¨ªa que, si bien hablar de la singular cultura de las armas estadounidense no es del todo err¨®neo, resulta demasiado limitado. A lo que realmente estamos asistiendo es a una agresi¨®n a gran escala a la idea misma del deber c¨ªvico, de que la gente debe seguir ciertas reglas, aceptar algunas restricciones a su comportamiento, para proteger las vidas de sus conciudadanos.
En otras palabras, deber¨ªamos considerar la vehemente oposici¨®n a la regulaci¨®n de las armas como un fen¨®meno estrechamente relacionado con la vehemente (y muy partidista) oposici¨®n a la obligatoriedad de las mascarillas y a las vacunas ante una pandemia mortal, as¨ª como a las normas ambientales como la prohibici¨®n de los fosfatos en los detergentes, entre otras cosas.
?De d¨®nde viene este odio a la idea del deber c¨ªvico? No cabe duda de que, en parte, como casi todo en la pol¨ªtica estadounidense, tiene que ver con la raza. Sin embargo, algo que no refleja es nuestra tradici¨®n nacional. Cuando oiga hablar de la educaci¨®n en casa, recuerde que EE UU pr¨¢cticamente invent¨® la educaci¨®n p¨²blica universal. Antes, la protecci¨®n del medio ambiente no era un asunto partidista: la Ley de Aire Limpio de 1970 fue aprobada por el Senado sin un solo voto en contra. Y dejando a un lado la mitolog¨ªa de Hollywood, la mayor¨ªa de las ciudades del Viejo Oeste impon¨ªan l¨ªmites m¨¢s estrictos a la posesi¨®n de armas de fuego que los del gobernador de Texas Greg Abbott.
Como ya he indicado, no acabo de entender de d¨®nde viene esta aversi¨®n a las normas b¨¢sicas de una sociedad civilizada. Ahora bien, lo que est¨¢ claro es que las mismas personas que m¨¢s levantan la voz hablando de ¡°libertad¡± est¨¢n haciendo todo lo posible para convertir a EE UU en una pesadilla dist¨®pica al estilo de Los juegos del hambre, con puestos de control por todas partes vigilados por hombres armados.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. ? The New York Times, 2022. Traducci¨®n de News Clips.