Los herederos renuncian a serlo, prefieren su tiempo libre
Peque?os pero pr¨®speros negocios se ven abocados a echar el cierre por falta de relevo generacional. Los hijos no quieren ocuparse de ellos
Carlos Mart¨ªnez, Miguel Tapia, Alejandro Abad y Julia Sainz de la Maza tienen algo en com¨²n: son herederos del boyante negocio que han levantado sus predecesores. Bien preparados y universitarios (Julia har¨¢ Medicina), ninguno se plantea, sin embargo, continuar con la empresa familiar. Coinciden en que no les importa renunciar a los ¡°buenos ingresos¡± con los que se han criado, a cambio de una vida ¡°con tiempo libre¡±. Y saben de lo que hablan. ¡°Hemos convivido poco o nada con nuestros padres, estresados y siempre pendientes del negocio¡±. ¡°Es un colectivo que, sin ser rico, ha visto sufrir a sus padres para pagar n¨®minas, impuestos e incluso arriesgar su patrimonio por una l¨ªnea de cr¨¦dito y no les compensa el esfuerzo¡±, apunta Mireia Las Heras, profesora de liderazgo de IESE Business School.
Ning¨²n sector se libra de tal desencanto entre el talento joven, algo que acrecienta la falta de relevo generacional. El ¨²ltimo estudio de Adecco e Infoempleo estima que el 60% de los peque?os negocios cerrar¨¢ de seguir a este ritmo. La m¨¢s afectada es la empresa familiar, que agrupa dos millones de sociedades (el 90% del tejido empresarial, seg¨²n el Instituto de Empresa Familiar), genera el 67% del empleo privado y aporta una riqueza del 60% al PIB. Una foto que se completa con los sectores en los que opera sobre todo: industria, 35%; comercio 21,7% y construcci¨®n 13%. A este ¨²ltimo pertenece la firma Buserma, cuya segunda generaci¨®n, la del empresario Vicente Mart¨ªnez, la ha llevado a otro nivel. Factura dos millones de euros y emplea a 17 trabajadores. Habla de ¡°mucho esfuerzo, sacrificio y renuncia¡±. Se inici¨® a los 14 a?os, ¡°cuando mi padre me baj¨® a la obra. Observ¨¦ y aprend¨ª, y aunque estudi¨¦ Derecho, me gust¨® el oficio¡±, sostiene.
Eso y que siempre ten¨ªa presentes las palabras de su abuela Luc¨ªa: ¡°Ni?o, ded¨ªcate a la obra que se gana mucho dinero¡±, recuerda. Y era cierto, solo que a un precio alto. Sin horario, s¨¢bados, muchos festivos y una semana de vacaciones, porque al trabajar tambi¨¦n para la Administraci¨®n, la Zarzuela o El Pardo, las obras se hac¨ªan en verano¡±. Un sector donde la mente no descansa. ¡°Todo son problemas: licencias que se retrasan; escasez de buenos profesionales; informalidad y demasiada presi¨®n fiscal¡±, relata Mart¨ªnez. Una profesi¨®n que no ha convencido a sus hijos. ¡°Les ofrec¨ª la empresa pero han preferido estudiar otras carreras¡±. Y a?ade: ¡°Se tienen pocos hijos y quiz¨¢ los protegemos en exceso¡±. Reconoce que no ha insistido ¡°porque la construcci¨®n entra?a riesgo y estr¨¦s end¨¦micos. Echar¨¦ el cerrojo a mi jubilaci¨®n¡±. Uno de sus hijos, Carlos Mart¨ªnez, licenciado en Derecho, lo admite: ¡°Nunca me ha llamado la construcci¨®n¡±. Entiende que hay que empezar muy pronto ¡°para que nada te pille a traici¨®n¡±.
Aut¨®nomos
Pero el ejemplo paterno no cae en saco roto, por lo que no descarta emprender como aut¨®nomo en el ramo jur¨ªdico: ¡°El fruto de mi esfuerzo ser¨¢ para m¨ª¡±.
Con id¨¦ntica teor¨ªa decidi¨® independizarse empresarialmente Miguel Tapia, fundador de la inmobiliaria Aude Real State. Ha renunciado as¨ª a continuar con el emblem¨¢tico restaurante La Serrata, ubicado en el pueblo segoviano de San Rafael (2.477 habitantes). ¡°De jovencito trabaj¨¦ unos a?os en cocina. Lo suficiente para darme cuenta de que no me pondr¨ªa al frente de un negocio hostelero, sin horarios, tiempo de ocio o posibilidad de viajar¡±, manifiesta rotundo. Su padre, Enrique Tapia, segunda generaci¨®n, ha bajado la persiana ¡°con inmenso dolor¡±. Asume que ¡°los hijos tienen derecho a buscar su propio camino¡± y a?ade: ¡°Esto tiene que gustar porque te dejas la vida¡±. Su esposa, Nuria Garc¨ªa, asiente: ¡°Me met¨ª en cocina para poder ver al novio y 30 a?os despu¨¦s he seguido cocinando, adem¨¢s de organizar, comprar o coordinar empleados. Mucho estr¨¦s mental los 365 d¨ªas del a?o¡±.
En pie desde finales de los a?os 50 como bar de tapas, cierra ahora como reconocido restaurante con una plantilla de ocho empleados y una facturaci¨®n de 160.000 euros. ¡°Tuvimos grandes ingresos, que nos han permitido dar carrera a los hijos. Pero la gesti¨®n se ha complicado mucho y no les compensa el sacrificio que exige¡±, dice Tapia. Sobre esta renuncia, su esposa destaca: ¡°Valoran su tiempo libre y tener calidad de vida¡±. Y asume responsabilidad: ¡°Tambi¨¦n se lo hemos dado todo hecho¡±. Para el hostelero, ¡°la pena es que esto se muere. En la carretera que atraviesa el pueblo apenas quedan restaurantes abiertos y de los bares ni hablamos¡±. Una lacra, la del relevo, que en Castilla y Le¨®n se ha cobrado 3.000 bares en los ¨²ltimos diez a?os. ¡°En Espa?a se cierran al a?o 11.000 bares, de los que 3.000 se pierden y 8.000 abren bajo otro modelo de negocio¡±, indica Jos¨¦ Luis Yzuel, presidente de la Confederaci¨®n Empresarial de Hosteler¨ªa de Espa?a
Algo parecido a lo que ya vaticina la directora general de Fedepesca, Mar¨ªa Luisa ?lvarez Blanco, un sector envejecido que factura 2.600 millones de euros. ¡°Sin sucesi¨®n, desaparecer¨¢ la pescader¨ªa tradicional¡±. Los datos la secundan. De 2007 a 2022 se ha perdido un 33,75% del personal en el comercio al por menor de pescados y mariscos en establecimientos especializados, pasando de 26.237 a 17.380 profesionales. Tambi¨¦n han cerrado un 30% de estas pescader¨ªas: ¡°Ya no llegamos ni a 10.000 en toda Espa?a. Sin reemplazo, en diez a?os el sector se quedar¨¢ sin fuerza de venta¡±, augura. Algo que lamenta igualmente el presidente de Fedepesca, Francisco Abad, propietario de la pescader¨ªa que lleva su nombre. Un negocio con cinco empleados con el que factura 1,1 milones de euros.
¡°Es un trabajo muy duro que salvamos con los inmigrantes¡±. Y relata su d¨ªa a d¨ªa: ¡°A las tres de la ma?ana bajo a Mercamadrid, busco, compro, pido albaranes. A las seis en la pescader¨ªa, meto en las balanzas los precios de las 60 referencias y atiendo los pedidos. Mis hijos quieren otra vida y lo entiendo¡±. Reconoce que le gusta el oficio y que el trato con su clientela es su vida. ¡°Pero es inviable para la juventud actual¡±. Alejandro, su hijo lo corrobora. ¡°Colaborar en Navidades, cuando el trabajo desborda, me ayud¨® a tomar la decisi¨®n de que este oficio no es para m¨ª, como tampoco lo es la atenci¨®n al p¨²blico¡±. Asegura que no le importa renunciar a mejores ingresos a cambio de un empleo h¨ªbrido como dise?ador gr¨¢fico, ¡°con tiempo para m¨ª¡±. Y a?ade: ¡°Quiero estar en la vida de mis hijos, cuando los tenga, hacer deporte y disfrutar de mis amigos¡±.
Ricos, sobre todo ingleses, suizos y holandeses, que coleccionan coches o aficionados con coche cl¨¢sico (m¨¢s de 30 a?os) para los que organiza viajes por Europa. Este es el perfil de cliente de la empresa Classics on the Road que fund¨® Diego Sainz de la Maza. Factura 600.000 euros y cuenta con cuatro empleados. ¡°Este sector requiere sangre comercial y no fallar en el acompa?amiento a los clientes¡±. Un mundo que a su hija Julia no le atrae. ¡°Har¨¦ Medicina. Siempre he querido dedicarme a algo que ayude a la gente¡±. De la Maza planta cara al futuro incierto: ¡°Buscar¨¦ y formar¨¦ a un empleado. Me niego a bajar la persiana¡±, concluye.