El glaucoma universitario
Espa?a deber¨ªa seleccionar unos cuantos sectores productivos en los que sobresalga y concentrar en ellos los esfuerzos de financiaci¨®n para los centros de educaci¨®n superior
Han sido numerosas las opiniones que aparecieron ¨²ltimamente en torno a la situaci¨®n de la Universidad espa?ola, aunque son muy pocas las que presentan soluciones realistas. Son ampliamente debatidos los temas de falta de financiaci¨®n, la endogamia, la precariedad, la atracci¨®n de talento, etc¨¦tera. Estando de acuerdo con muchos de estos an¨¢lisis, creo que son indicadores secundarios que no se resuelven por s¨ª solos sin antes hacer unos cambios en profundidad.
Los medios se felicitan por la mejora de nuestras universidades en los rankings internacionales. Es cierto que ¨²ltimament...
Han sido numerosas las opiniones que aparecieron ¨²ltimamente en torno a la situaci¨®n de la Universidad espa?ola, aunque son muy pocas las que presentan soluciones realistas. Son ampliamente debatidos los temas de falta de financiaci¨®n, la endogamia, la precariedad, la atracci¨®n de talento, etc¨¦tera. Estando de acuerdo con muchos de estos an¨¢lisis, creo que son indicadores secundarios que no se resuelven por s¨ª solos sin antes hacer unos cambios en profundidad.
Los medios se felicitan por la mejora de nuestras universidades en los rankings internacionales. Es cierto que ¨²ltimamente hemos subido en los mejores: ARWU, QS, THE, etc¨¦tera. Pero tambi¨¦n es cierto que nuestra posici¨®n no corresponde a nuestro desarrollo econ¨®mico. Espa?a, con un PIB de 1,24 billones de euros, se encuentra muy por debajo de pa¨ªses con riqueza similar como Canad¨¢, Corea del Sur, Australia, Pa¨ªses Bajos. Espa?a, seg¨²n ARWU 2019, solo cuenta con una universidad entre las 151-200 mejores del mundo, mientras Canad¨¢ tiene nueve, Corea del Sur dos, Australia ocho y Pa¨ªses Bajos nueve.
Este retraso se debe fundamentalmente a que no competimos en igualdad de condiciones con las universidades de nuestro entorno. En el caso de las universidades t¨¦cnicas espa?olas, la Polit¨¦cnica de Madrid (35.291 alumnos) y la Polit¨¦cnica de Catalu?a (33.031) tienen unos presupuestos de 354,9 millones de euros y de 295 millones, respectivamente, mientras la Universidad T¨¦cnica de Eindhoven cuenta con un presupuesto similar, de 329,5 millones, pero para solo un tercio de alumnos (11.295); el Instituto de Tecnolog¨ªa de Estocolmo (KTH) cuenta con 507,3 millones para 13.500 alumnos; y Instituto de Tecnolog¨ªa de Karlsruhe (KIT) tiene 844 millones para 24.778 alumnos.
Est¨¢ claro que la financiaci¨®n de nuestras universidades esta entre tres y seis veces por debajo de las similares en Europa. Imag¨ªnense el salto que podr¨ªamos dar si de repente las universidades espa?olas multiplicar¨¢n por dos o tres sus presupuestos. Pero creo que todos tenemos claro que esto es imposible a corto y medio plazo. Por tanto, ?qu¨¦ podemos hacer para competir en igualdad de condiciones con las mejores universidades?
Recuerdo las palabras que nos dirigi¨® en 2001 Jong-Yong Yoon, CEO de Samsung Electronics. Lo que nos vino a presentar es que la compa?¨ªa abandonaba todos los negocios tradicionales, incluidos algunos rentables, para centrarse en la fabricaci¨®n de pantallas planas. El objetivo era, con una colaboraci¨®n p¨²blico-privada, ser l¨ªderes en ese sector. Hoy en d¨ªa, la mitad de todas las ventas de televisores en el mundo corresponden a dos empresas surcoreanas.
Volviendo a la cuesti¨®n que nos ocupa, est¨¢ claro que, con incrementos anuales, aunque sean generosos, el problema de la competitividad de nuestras universidades no se resolver¨¢ a medio plazo. Parece que la ¨²nica soluci¨®n, aprendiendo de Alemania, Francia, Suecia, es concentrar los esfuerzos. Debemos abandonar la pol¨ªtica de ¡°caf¨¦ para todos¡±. Las universidades no pueden seguir financi¨¢ndose fundamentalmente por el n¨²mero de alumnos y los planes de I+D no pueden priorizar todas las ¨¢reas de conocimiento.
En este sentido, tuvimos ejemplos en el pasado con buenas intenciones, pero con nefastos resultados. La iniciativa de Campus Internacional de Excelencia (CEI) puesta en marcha en 2009 persegu¨ªa apoyar a las mejores universidades, pero al final, por presiones de toda ¨ªndole, la inmensa mayor¨ªa de universidades de este pa¨ªs fueron CEI, es decir, internacionales y excelentes. Y adem¨¢s con exiguos incrementos del orden del 1%-2% y fundamentalmente en ladrillo.
Espa?a, con su nivel econ¨®mico medio (puesto 13 del mundo en el PIB), no puede apostar por todas las ¨¢reas. Espa?a deber¨ªa seleccionar, vali¨¦ndose de criterios objetivos, unos cuantos sectores productivos en los que tenemos una posici¨®n puntera (aeron¨¢utica, autom¨®vil, ferroviario, banca, por se?alar meros ejemplos) y las ¨¢reas cient¨ªfico-tecnol¨®gicas en las que somos fuertes (materiales, robots inteligentes, trasplante de ¨®rganos, comunicaciones...) y focalizar la financiaci¨®n de las universidades y de los planes de investigaci¨®n y desarrollo con incrementos sostenibles en el tiempo, del orden de 10%-20% anual.
Solo concentrando los esfuerzos en sectores y ¨¢reas estrat¨¦gicas Espa?a podr¨¢ tener unas universidades realmente competitivas y de vanguardia. De seguir como estamos tendremos el ¡°caf¨¦ para todos¡± y seguiremos lament¨¢ndonos de la ceguera universitaria espa?ola con una visi¨®n borrosa de los problemas y soluciones. Por ello, es hora de mirar hacia delante y luchar contra nuestro glaucoma universitario con una cirug¨ªa valiente, moderna y precisa.
Carlos Balaguer es catedr¨¢tico de la Universidad Carlos III de Madrid